El día que me quieras

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Juliana entró a la sala y al voltear vio a Valentina, esta corrió emocionada se puso en cuclillas frente a la vitrola y colocó un disco de vinilo de los que había bajado Juliana. En segundos se escuchó la voz de Carlos Gardel interpretando el día que me quieras.

Valentina se incorporó, se dirigió a Juliana y le preguntó: me concede esta pieza señorita? Mientras le tomaba de la cintura. Y en segundos se desplazaban en el salón, era increíble como esta chica tan joven disfrutaba el tango y como dominaba el baile. Guiaba a Juliana, y está se sentía como que daba pasos en las nubes.

En un momento, sus miradas se cruzaron, apretaron el abrazo y en segundos sus bocas se juntaron en un beso interminable. Ninguna había sentido eso antes. La excitacion aumentó, sin dejar de besarse caminaron al dormitorio, no necesitaron abrir los ojos o separarse, era como que ya habían recorrido ese trayecto. Al llegar al borde de la cama, se sentaron y continuaron con su beso. Juliana sentía la necesidad de más y le preguntó a Valentina: seguimos? Esta asintió con la cabeza. Juliana quitó la bata blanca de Valentina y pudo apreciar sus pechos perfectamente formados. Bajó sus besos al cuello y luego a uno de sus pechos mientras con la otra mano acariciaba el otro pecho. Luego de succionar ambos pechos continuó su recorrido al sur, los gemidos de Valentina la estimulaban a continuar, llegó a su triángulo y pudo sentir su humedad. Dió unos besos y con una mano estimulaba el clítoris. Juliana sentía unas fuertes punzadas en su intimidad. Se incorporó un poco y quitó su vestido de una pieza, mostrando así sus pechos y su abdomen perfectamente torneado. Valentina se incorporó un poco y besó y succionó los pechos. Juliana se aproximó, colocando su triángulo contra el de Valentina, èsta levantó su pierna permitiendo a Juliana un mejor contacto, el resto fue magia, ambas agitaban sus caderas para estar en contacto directo, sus clítores se rozaban con cada movimiento. Se escuchaba sus respiraciones agitadas, el ruido de los choques de sus triángulos hasta el ruido de sus secreciones al mezclarse. Era una batalla campal en la que iban a haber dos ganadoras, los movimientos eran cada vez más rápidos, al igual que las respiraciones, los gemidos aumentaron y en un momento de manera simultánea arquearon sus columnas llegando al climax. Se vieron a los ojos y sincronizadamente dijeron: TE AMO!

Un Romance más allá de la muerte (Juliantina) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora