Capitulo V

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—Hola Albert.

—Terry amigo, saludó el rubio con una amplia sonrisa —se te ve mucho mejor.

—Bueno si, en parte, pero los recuerdos se niegan a regresar y para ser sincero, prefiero que se queden donde están. No tengo la menor duda que volver a recordar, sería recuperar partes de mi vida muy dolorosas que sin saber la razón, prefiero mantener enterradas.

—No te preocupes amigo, ten la certeza que cuando tus recuerdos regresen a ti, lo harán
sin previo aviso y cuando menos te lo esperes..

—¡Ja! Y probablemente me dejarán hecho polvo —dijo con media sonrisa.

—No digas eso, te aseguro que no será así —Albert se aclaró la garganta —dejemos esa charla pendiente y mejor cuéntame, ¿que era eso tan importante que querías contarme?.

El castaño suspiró —me han pasado cosas muy extrañas, antes de ayer me encontraba en el jardín...

Terry le relató a Albert la caída de su enfermera personal sobre él en el jardín, el improvisado Picnic, el momento en que Elisa llegó y los interrumpió. La discusión con Elisa, la forma como la había echado de su casa para siempre. Y el momento en que su enfermera personal y él se dijeron que se gustaban y sellaron aquella declaración con un beso.

—¡Oh vaya! Amigo, si que te han pasado muchas cosas en pocos días —Albert sonrió —en relación a tu ex, has hecho lo correcto, por lo que me has contado, esa jovencita ha resultado ser todo un personaje. En cuanto a tu enfermera, me parece bien que te des la oportunidad con ella —lo observó —¿Cuando tendré el placer de conocerla? —le preguntó.

—Cualquier día de estos, amigo, pero primero me gustaría presentarte a una amiga, que se que te caerá bien, Karen es...

Terry guardo silencio al ver a Karen entrar al restaurant en compañía de Andy.

Hablando de las Reinas de Roma, y ellas que se asoman —dijo Terry con una sonrisa, señalando hacia la entrada.

—¡Terry! —saludó Karen contenta —que sorpresa encontrarte aquí.

—Hola Karen, hola Andy.

—Que grosero eres Grantchester —Karen lo miró con el ceño fruncido —¿No nos presentas a tu amigo?

Albert se puso de pie y se giró para quedar frente a las recién llegadas. A Karen se le aflojaron las piernas al ver aquel imponente rubio de pie frente a ella y se quedó literalmente muda, fue su acompañante la que hablo.

—¡Albert!

—¿Andy? —dijo el rubio imitando el tono de sorpresa de Candy.

—Albert, que alegría verte ¿Que haces en New York?

Terry miró a su enfermera y luego a su amigo

—¿Ustedes dos se conocen? —Les preguntó.

—Terry, amigo, recuerdas que te conté que hace unos años yo tuve amnesia y que una amiga mía enfermera me reconoció en el hospital donde me encontraba? —Terry asintió —bueno amigo, aquí la tienes, Andy fue la enfermera y amiga que cuidó de mí todo ese tiempo.

Ahora fue el tiempo de Candy de hacer el mejor papel de su vida..

—¡Terry!..—¿Es acaso Albert el amigo del que me has hablado? —Terry asintió —¡Oh por Dios! Que pequeño es el mundo.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora