Dolorosas Verdades.

Capitulo XIII

A la mañana siguiente, Annie junto a Stair y Patty llegaron al hospital, la preocupación era evidente en el rostro de los tres, pero Albert junto a Archie los tranquilizaron inmediatamente.

Annie estaba sorprendida al saber que ahora los papeles se habían invertido entre Candy y Terry, pero la sorpresa fue mayor cuando Albert les informó el desenlace de aquella pesadilla.

—Oh por Dios! —¿como le diremos esto a Tia Elroy?

Albert suspiró con pesadez. —No lo sé.

—Es mejor no decirle nada por el momento —repuso Stair. —No sabemos como puede afectarle esta noticia.

—Archie y yo estuvimos con ella y se ve bastante recuperada, en verdad creo que la enfermedad de Tia Elroy era mas que todo culpa por la manera como se comportó con Candy en el pasado, puesto que ha tenido una enorme mejoría desde que habló con ella.

—No cabe duda que el amor y el perdón son la clave que rompen todos las cadenas por muy gruesas que estas sean —musitó Annie

—Estoy completamente de acuerdo —dijo una voz detrás de todos ellos.

—Tia Elroy —dijeron todos a una sola voz.

—¿Qué noticia es esa que quieren ocultar para no preocuparme? —Cuestionó la matriarca Ardley.

Todos guardaron silencio y se miraban unos a otros.

—A caso, ¿Nadie va decirme que ha sucedido?, porque si es así, tendré que averiguarlo por mi cuenta, desde ya les aviso que el doctor Westrick me ha dado de alta y estoy preparada para que regresemos todos a casa, ¿no es así doctor? —el galeno asintió; la señora Elroy, levantó su nariz en un gesto arrogante y mirando a su alrededor prosiguió —es deprimente este lugar, ¿no les parece? —No entiendo como Candice puede trabajar en un lugar tan... —detuvo sus palabras al darse cuenta que la rubia no estaba entre sus sobrinos —¿Dónde está Candice? —Les preguntó mirando hacia todos lados buscándola.

Albert observó al doctor Westrick que se encontraba junto a la matriarca, tras un asentimiento del galeno, el joven patriarca se aclaró la garganta y tras tomar una bocanada de aire, comenzó a hablar:

—Tia Elroy, ayer, después de que Candice habló con usted —el rubio guardó silencio unos segundos, la mujer con un gesto de mano, lo instó a proseguir —se encontró con Elisa en la sala de espera.

—¿Elisa? ¿Que hacía Elisa aquí?, le dejé bien claro a Sara que no quería volver a verla, ni mucho menos que se acercara a Candice o le pesaría.

—Según ella, venía a visitarla a usted Tia Elroy —respondió Albert —pero tras una acalorada discusión con Candy me vi obligado a que la sacaran de este lugar.

—Hiciste bien hijo, pero aún no me dices ¿donde esta Candice? ¿Por qué no está aquí con ustedes?

—Tia Elroy...—Elisa trató de arrollar a Candy con su auto y..

—Candice! —Dijo la mujer llevándose una mano al pecho —¿Donde y cómo esta Candice?

—Candy esta bien Tia Elroy, pero Elisa...

—No me interesa Elisa —chilló la mujer con rabia —le advertí a Sara que la mantuviera a raya. Llama a George ahora, William, y dile que proceda legalmente, esa muchachita deseara estar muerta antes de enfrentar lo que se le viene encima.

Todos se miraron unos a otros perplejos ante las duras palabras de la matriarca Ardley.

—No será necesario, Elisa perdió el control de su auto y murió en la escena —le informó Albert omitiendo los detalles de la muerte de la pelirroja.