Epílogo

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Después de visitar juntos la casa Hogar y permanecer allí una semana, los Grantchester partieron, primero a New York para dos días después abordar un avión junto a Eleonor, Richard y el resto de la familia Grantchester hacía Inglaterra, en donde Candy y Terry acordaron radicar en la casa que Terry había heredado de su abuelo en Stratford Upon Avon.

Algunos meses más tarde, Candy dio a luz a una hermosa niña de cabellos dorados y hermosos ojos azules, a la que nombraron Stephanie Grantchester.

Dos años después, viajaron a America para celebrar junto a sus familiares y amigos, la boda de Karen, la cual se llevó a cabo para sorpresa de Candy, en Lakewood... —la razón, era sencilla, Karen quedó maravillada de aquel lugar desde el día en que Candy y Terry se casaron, y como parte de uno de los regalos de bodas, Albert ofreció la propiedad para que se llevara a cabo la celebración.

Con la cámara fotográfica en mano y dispuesta a poner en práctica lo que le Letty alguna vez le enseñó, Candy subió hasta la que hacía unos años, fue su habitación en la enorme Mansión de Lakewood y una vez allí, salió al balcón para tomar fotografías sin ser vista. Lo primero que inmortalizó fue el espectacular panorama que tenía ante ella.

Estaban en el mes de octubre y los colores, naranja, rojos intensos y ocre, predominaban en la naturaleza. ¡Era realmente espectacular! —Tomó varias fotografías del paisaje, y después, sin apartar el ojo del lente de la cámara, buscó a los causantes de que allí abajo hubiera tanta algarabía. Los localizó un poco apartados de los invitados, haciéndose cariñitos y sonriéndose con cara de enamorados.

Ver a Karen tan feliz junto a su recién estrenado esposo, John, hacía que Candy también lo fuera un poco más de lo que ya lo era. Finalmente aquellos dos se dieron cuenta que estaban hechos el uno para el otro, y después de 2 años de relación dieron el paso definitivo en su particular historia de amor. Hacia apenas unas horas que se habían dado el sí quiero en el jardín de Lakewood, en una ceremonia civil muy bonita, y emotiva, y ahora lo estaban celebrando por todo lo alto.

Sonrió cuando vio en la pantalla que había conseguido capturar el tierno gesto de John hacia Karen, les deseaba toda la felicidad del mundo, ambos eran sus amigos, y los quería muchísimo.

Volvió a poner el ojo en el lente óptico, y rebuscó entre los invitados hasta que dio con la persona que buscaba, estaba elegantemente vestida, y lucía fantástica. La señora Elroy había cambiado muchísimo. Candy estuvo observándola durante un rato, esperando que apareciera una de esas sonrisas que más de una vez habían llegado a enternecerla para tomar una fotografía... —La sonrisa, llegó y pudo tomar no una, sino dos fotografías.

Más allá, divisó a sus amigas junto a Nicole y sus dos hermanas menores quienes estaban preciosas en aquellos vestidos de dama de honor en color lavanda.

Se fijó en lo relajada que estaba Jane una de las hermanas de Nicole. Richard Jr, osea su cuñado, alias el inglés petulante y engreido, no hizo acto de presencia en la ceremonia, no lo volvió a ver desde el día que ambos fueron parejas en su boda.... —En cambio Cristal, sonreía plácidamente ante los galanteos de Bradley, el primo de Karen.

En ese preciso momento, Annie y Patty se daban un abrazo fraternal, de esos que hacen que los ojos se nublen por la lágrimas, y Candy lo inmortalizó.

Giró un poco y se encontró con Albert, Stair y Archie quienes sonreían por la travesura de uno de los niños...—capturó ese momento

Escuchó las maravillosas sonrisas de sus madres con total claridad entre todos los asistentes a la boda. Estaban sentadas en una banca de madera justo frente al balcón, ambas estaban al pendiente de los niños que corrían por el jardín, Candy capturó unas imágenes de ellas y del pequeño batallón de niños.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora