Capitulo XIV

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Dos semanas atrás....

En cuanto cruzó el umbral de la puerta, Nicole se sintió inquieta, la amiga de su padre le pidió... —no, le rogó que aceptara hacerse cargo del cuidado de una sobrina suya que había sufrido un lamentable accidente.

Después de pensarlo algunas horas, finalmente terminó por aceptar, ya que su antigua paciente le anunció que la primera semana irían a la pequeña casa de campo que la familia tenia en las afueras de Chicago; le idea de pasar unos días en el campo le atrajo en gran manera.

—¡Ja! Pequeña casa de campo —se dijo en cuanto vio la enorme casa; conocía por sus padres a los Ardley pero solo de oídas, a excepción de la señora Elroy a quien conocía desde años atrás, ya que solía reunirse con su madre algunas veces para tomar el te juntas.

Nicole pensó que una vez en aquel lugar se sentiría bien, sin embargo, no fue así, sabia que era pronto, que apenas acababa de llegar, pero la sensación de sentirse fuera de lugar en aquel lugar era demasiado fuerte; esperaba y deseaba que solo fuera cuestión de tiempo, y que al final lograría adaptarse a su nueva rutina de trabajo.

Dorothy le sonrió al recibirla, y ella intentaba por todos los medios disimular ante ella el desasosiego que recorría su cuerpo. Se convenció de que solo sería cuestión de tiempo adaptarse, ya que era la primera vez desde que regresó a Chicago que realizaría su trabajo fuera del hospital, por esa razón guardó silencio y esperó pacientemente; mientras lo hacía observó todo a su alrededor. La casa era realmente impresionante, y estaba decorada con muy buen gusto. Las vistas eran increíbles; contaba con un inmenso jardín y estaba rodeada de árboles. Había una diversidad de colores en la parte externa de la "pequeña casa de campo" como la llamó la señora Elroy. —La vista era alucinante.

—Buenas tardes —Saludó una voz varonil.

Nicole, reconoció inmediatamente al dueño de aquella voz, se giró sobre sus talones para quedar frente a... —¿Albert? —¿ Que haces aquí? —le preguntó con sorpresa.

—Nicole, que agradable sorpresa —sonrió —y respondiendo tu pregunta, yo vivo aquí.

Los ojos de la joven enfermera se abrieron ante la sorpresa de aquella declaración.

—¿Que has dicho?

—He dicho que esta es mi casa, lo que no entiendo es: —¿que haces tú aquí?

—La señora Elroy me pidió que aceptara cuidar a su sobrina que recién sufrió un lamentable accidente.

—Entonces, ¿Eres tu la enfermera que han asignado al cuidado de mi hermana? —Le preguntó el rubio con un brillo en los ojos, agradeciendo a Dios su suerte.

—¿Tu hermana?

—¡Si! —Respondió el rubio. —Candice es mi hermana menor.

—¿Te refieres a Candice White, la novia de Terry?

Albert asintió —De hecho su nombre completo es Candice White Ardley.

—Menuda sorpresa —dijo la joven enfermera con una sonrisa.

Elroy quien orquestó todo aquello, los observaba y escuchaba desde la segunda planta de la "Pequeña casa de Campo". Todo estaba saliendo mejor de lo que había pensado, era evidente para ella que entre aquellos dos había atracción. Sonrió al ver a su escurridizo sobrino y a la rebelde jovencita reencontrase con el pasado del que habían huido años atrás y que ahora sin darse cuenta siquiera, unían sus caminos al que habían sido destinados desde el principio. Después de unos minutos observándolos, decidió bajar y saludarlos.

—Buenas tardes, Nicole.

—Señora Elroy, se ve usted reluciente.

—Gracias, hija.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora