Capitulo III

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—¿Queeeee? —el grito de Candy resonó por toda la biblioteca.

—Nada —le respondió Annie encogiéndose de hombros —te pregunté que estarías dispuesta ha hacer para ayudar Terry, y tu me respondiste que cualquier cosa.

—¿Pero te has vuelto loca?... yo no pudo presentarme en New York y decirle a Terry "oye Terry soy Candy y estoy aquí para ayudarte a recuperar tus recuerdo" —te recuerdo que me echó el día que lo visité en el hospital, así que tan pronto me vea me reconocerá sin siquiera mencionar mi nombre y me echará inmediatamente.

Annie puso los ojos en blanco. —claro que lo recuerdo, pero Terry echó a una rubia de larga cabellera rizada y la que se presentará frente a él sera una castaña de cabello corto.

—Pero Annie, yo amo mi cabello y no quiero cortármelo, mucho menos teñírmelo de color castaño.

—Oh vamos Candy, solo será de manera temporal, te aseguro que en unos cuantos meses tu cabello volverá a ser el mismo, por ahora, es necesario que lo hagas para que vayas a New York y recuperes de una vez al hombre que amas —la miró —¿no merece eso acoso este pequeño sacrificio?

—Pero Terry me reconocerá de igual manera, o ¿tienes una poción mágica para hacer desaparecer estas pequeñas pecas alrededor de mi nariz?

La pelinegra sonrió —no es necesario una poción mágica para cubrir esa pequeñas y casi invisibles manchitas, solo necesitarás esto —le mostró un kit de maquillaje —ven, acompáñame al cuarto de baño y te mostraré.

—No habrás los ojos hasta que te lo indique.

—Esta bien, está bien, sera como tú digas..

Annie maquilló a Candy y colocó una peluca castaña en su cabeza, ocultando su rizada y rubia cabellera.

—Muy bien, puedes abrir los ojos —le ordenó

—¡Oh por Dios! —Exclamo la joven doctora abriendo los ojos como platos..—¿En realidad esa soy yo?.

—Por supuesto que eres tú, tontita —le respondió Annie con una sonrisa de satisfacción

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—Por supuesto que eres tú, tontita —le respondió Annie con una sonrisa de satisfacción.

—¡Santo cielo! Realmente parezco otra persona.

—Te lo dije.

—Annie, ¿no hay manera que use mejor una peluca a que me corte el cabello? —pregunto la rubia esperanzada.

Annie negó frenéticamente. —Por supuesto que no!, esta cosa, —dijo la morena mientras tocaba la peluca —puede caerse en cualquier momento si no está bien ajustada y conociéndote eso sería lo mas probable —sonrió.

—Vaya veo que lo tienes todo muy bien planeado.

La morena se encogió de hombros —Ven —le dijo mientras la tomaba de la mano —vamos a la biblioteca para que el señor Ardley y Archie te vean.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora