Capitulo XII

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Después que una enfermera saliera para informarles que el estado de la joven rubia era estable, pero que debían aguardar en la sala de espera un momento más antes de poder entrar a verla, Archie se alejó un poco de Albert y Terry; llamó por teléfono a Annie y luego a Stair y Patty, para informarles lo ocurrido, permitiendo de este modo que Albert y Terry pudieran hablar con mayor libertad.

—Gracias por salvar a Candy, Terry... —Archie me dijo que de no haber sido por tu pronta reacción, Elisa la hubiese envestido y la historia sería otra.

—No hay nada que agradecer Albert, yo amo a Candy y daría mi vida por ella.

Albert palmeó el hombro del castaño —Me da mucho gusto saber que por fin has has vencido tus miedos.

—A mi también —respondió el castaño con una leve sonrisa.

Albert le devolvió la sonrisa —Creo que deberías permitir que te atiendan, mira tus brazos, están aun sangrando.

—No pasa nada Albert, son simples rasguños que sanarán pronto, ya lo verás.

—Si tu lo dices... —aunque insisto, deberías permitir que los revisen, además, no te vendría nada mal que te arregles un poco amigo —el rubio rió —No creo que quieras dar una mala impresión a Candy o ¿si?... —mírate estas hecho un desastre.

Terry, rió de medio lado —Como siempre, tienes razón Albert, iré ahora mismo a que me atiendan para estar aquí cuando nos permitan entrar a ver a Candy.

Albert asintió y Terry se alejó un poco.

—Disculpe señorita —dijo el castaño a una enfermera detrás dentro de un pequeño consultorio.

—¿Si?, ¿qué puedo hacer por usted... señor? —preguntó un poco nervioso tras levantar su rostro y reconocerlo.

—Me preguntaba, si podría ayudarme con esto —dijo señalando sus brazos.

—¡Claro! —Respondió ella poniéndose de pie y alejándose un poco para ir en busca de lo necesario.

—Judy, que bueno que te encuentro, el doctor John te necesita en su consultorio.

—Oh! —respondió la joven —estaba por atender a alguien....

—No te preocupes, yo lo haré por Ti.

—Gracias, eres muy amable.

Ambas enfermeras se despidieron y cada una tomó diferente camino.

—Buenas tardes señor, mi compañera tuvo una emergencia y se ha retirado, pero será un placer para mi poder ayudarle; soy la enferma... —la joven detuvo la frase al reconocer al castaño frente a ella. —¿Terrence Graham?

Terry observó detenidamente a la joven enfermera frente a él.

—¿Nicole?..¿Eres tu?...— ¿Que haces en Chicago?.

La joven sonrió con un dejo de burla, durante la estadía del castaño en el hospital San Jose, ella cuidó de él en el turno nocturno y ambos se hicieron amigos.

—Bueno es evidente que ahora trabajo aquí —le respondió mostrándole el uniforme y el Kit de primeros auxilios; se acercó a él para limpiar sus heridas.

Dolorosas Verdades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora