Capítulo 1

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A ver si me había enterado.
Mi mejor amiga ahora estaba prometida, nada más y nada menos que con Jared, mi queridísimo hermano mayor. Que no era una sorpresa, obviamente, porque llevaban juntos casi cinco años, y Jared no dejaba de hablar sobre querer proponerle matrimonio a Heather. Sí, al principio, su relación fue difícil de asimilar, ver a mi hermano y a Heather juntos me era imposible aceptar. Más bien me parecía casi repugnante. Pero una se acostumbra. Además, ambos parecían felices con el otro, y eso era lo que más me importaba. A ver, que mi deseo nunca fue ver a mi hermano y mi mejor amiga juntos, pero verles sonreír tontamente o las cosas que hacían el uno por el otro tan genuinamente, era lo mejor de ambos. Podrías sentir el amor y cariño que se tienen, a pesar de todo. Y por supuesto, yo era la persona más feliz del mundo. No todos tienen la suerte de tener a su mejor amiga como cuñada. ¡Cuñada! O sea que además de ya considerarla de la familia, ahora lo iba a ser legalmente.

- ¡Muchísimas felicidades futura cuñada!- felicité a Heather con un gran abrazo. Con este compromiso, ahora era la única de cuatro amigas, que quedaban solteras. ¡Hurra por mí y mi soltería permanente!

Sí, permanente porque no se tener relaciones. A ver, la sociedad en la que hoy en día vivimos, consideran o responsabilizan a las mujeres a que ellas sean las pioneras en establecer una familia, y sinceramente, a mis 25 años, lo último en lo que pienso, es en una familia. Es lo obvio, ¿verdad? ¿VERDAD? Porque si es así, ¿cómo es que todas mis amigas estaban casadas o embarazadas? Incluso Gabi, estaba prometido. Gabriel, más conocido como Gabi la zorra, estaba prometido con Tim. ¿Cómo es posible que el gay más putón que haya pisado la tierra, haya conocido a su hombre ideal antes que yo?

Volviendo a mi soltería permanente... no aguanto a un hombre más de seis meses. ¿Por qué? Os preguntaréis. Bien, pues porque todo se vuelve monótono. Sí, los primeros tres meses son los mejores. Llenos de amor y esperanza y todo eso. Pero a partir del cuarto mes?, ¿qué? Ahí todos se relajan y dan por hecho que les aceptas tal y como son, y que, o te aguantas o te vas por donde has venido. ¡Pues no me da la gana! Quiero un hombre que me sorprenda y que no se estanque en lo que hay. Quiero un hombre que aspire a más y mejor. Que no quiera vivir en la monotonía. Que quiera viajar y conocer mundo antes de tener hijos y establecerse. Quiero que a los setenta, ambos estemos sentados en el sofá, recordando los viajes y experiencias que vivimos. No sólo los años que tuvimos con nuestros hijos. Que no lo veo mal, pero quiero una vida más allá de los hijos o la familia. Oh, y sobretodo que le gusten las sorpresa y hacerlas. ¡Oh Dios! ¿Dónde consigo a un hombre que le guste hacerme sorpresas? Porque las únicas que me he llevado no me han dejado un buen sabor de boca.
Es mucho pedir, lo sé. Pero soy una persona muy exigente y sé lo que quiero. ¿Por qué conformarme con lo mínimo?
Por eso disfruto de la vida. Salgo muy a menudo con Jeremy, Gabi y Tim, que son buenos echando el ojo a los hombres que entran en mi lista de "no aptos para futuros maridos". Una lista que cree hace tres años, cuando la epidemia de bodas e hijos había empezado. Una lista no muy larga, pero precisa.

Lista de "NO APTOS PARA FUTUROS MARIDOS" de G.H

• Tienen que estar jodidamente buenos. En plan, tengo que sentir que me desaparecen las bragas nada más verles. Que sean irresistibles. Esos nunca son de los fieles.

• Tienen que acercarse ellos e insinuarse. Eso siempre significa "estás buena, pero no lo suficiente como querer casarme contigo"

• Tienen que usar una frase típica de ligoteo. Quien empiece una frase así, nunca podrá ser mi marido.

• UNA NOCHE. Que solo quieran follar y hasta luego.

Too SoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora