CAPÍTULO SEIS

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Ese mismo sábado por la tarde ya había terminado mis deberes, había ordenado la habitación o al menos mi lado que siempre era un desastre, había traído golosinas de las máquinas expendedoras, me había dado una ducha refrescante ahora me encontraba sumergida en mi pijama de elefantito y lista para hundirme entre las sabanas de mi cómoda cama, eran las ocho de la noche de un sábado y yo me encontraba absorta viendo una película en mi laptop.

Digamos que soy una romántica empedernida pero me encantan las películas de suspenso, he dicho SUSPENSO específicamente, no Slasher, no Thriller, no Horror, ni otro tipo de subgénero del Terror, digamos que esa sensación de que el espectador conoce un poco más de algunos personajes de la trama, me genera tensión y estrés. Y es un vicio para mí.

En este momento me encuentro con las sabanas a tope de mi barbilla cubriéndome hasta el alma mientras observo sin perder detalle de la película que se reproduce en mí computadora. Unos golpes en la puerta de mi habitación me sacan de repente de mi burbuja y suelto un grito sin querer, la computadora se encuentra boca abajo de la cama, alzándola de inmediato la dejo descansar sobre mi escritorio. Me levanto insegura y un poco asustada por la película que aun que he visto un montón de veces sigo con la misma sensación de la primera vez. Abro lento pero no veo a nadie, hasta que me asomo y noto a un chico dándome la espalda, tiene la mano en la nuca y está a punto de echarse a andar en dirección a los pasillos del edificio.

— ¿Tayler? —susurro y este se tensa notablemente, gira para encararme.

—Hola— tiene una mueca en su rostro pero sin lugar a dudas puedo notar el nerviosismo en su voz. Qué demonios hace aquí no se suponía que tenía que ir a una fiesta. — yo me preguntaba si no necesitas compañía ya sabes... es sábado por la noche y...

—Pues no me apetece salir en absoluto ya te lo he dicho en la tarde, pero...—su vista se posa en mí esperando y diga lo que se ha atorado en mi garganta. Lo observo dubitativa pero me aparto para que interprete que lo que quiero decir es que pase. Cuando se detiene frente a mi cama observa mi laptop y se gira para verme.

—No creí que te gustara una película tan vieja como "sexto sentido"

—Bueno pues es una de mis favoritas—sonreí— ¿quieres quedarte a verla?

—Pensé que no me lo pedirías jamás —suelta en tono animado tomando mi computadora y lanzándose a la cama para estar más cómodo— no vienes fosforito. Me tumbe a su lado y le arrebate mi computadora para quitar la pausa y seguir viendo la película, este tomo una bolsa de gomitas y sin pedirlas comenzó a comerlas. —Por cierto me encanta tu pijama de Elefantito— mis ojos se abrieron ante la aclaración de Tayler. Había olvidado por completo mi atuendo así que con mis mejillas quemándome por dentro me hundí entre las sabanas y cubrí parte de mi cara mientras Tayler soltaba carcajadas.

A decir verdad en el momento que deje entrar a Tayler había dejado de poner atención y la pasamos conversando el resto de la película, cosas triviales y una que otra duda entre ambos pero cuando estaba por responder ¿Por qué supuestamente me odiaba? Se escucharon unos toques en la puerta. Cuando observe a Thomas de pie a mi habitación mi sonrisa se borró.

— ¿Qué haces aquí? — solté sin evitar sonar cortante su ceño se frunció un poco y aun que su sonrisa vacilo aun así no abandono su rostro. Llevaba una bolsa de comida chatarra y dos bebidas.

—Estoy salvando tu noche Sav—dijo apartándome para entrar— que no lo ve...—su voz se desvaneció en cuanto sus ojos se posaron en Tayler quien se encontraba recostado en la cama, se mantenía apoyado sobre su brazo un poco para observar a Thomas divertido.

—Genial, ya teníamos hambre—este se puso de pie y arrebato la comida a Thomas que ni siquiera se inmuto por la cercanía del pelinegro.

Thomas se giró para verme su ojos reflejaban decepción pero no comprendía porque, no es que estuviese haciendo nada malo con Tayler o es que tal vez esperaba que lo echara.

—Tengo que irme, provecho —salió de la habitación sin esperar siquiera que le contestara así que en cuanto reaccione Salí tras él.

— ¡Thomas! —exclame antes de que llegara al final del pasillo y se giró molesto caminando a paso lento me acerque. — ¿Por qué te vas?

— ¡No es obvio! Él no me agrada y hasta hace apenas unas semanas tú le odiabas o es que ya no lo recuerdas.

—eso solo fue un mal entendido ya lo arreglamos

—Ya lo arreglaron—soltó una risa sarcástica y yo comencé a enfadarme por su actitud cínica. —Eso de odiar a la gente no se olvida de la noche a la mañana.

—Yo interprete mal su actitud, él no es malo Thomas —dije tomando su brazo y este me aparto.

— ¡No puedo creerlo! —me observo sorprendido y dio un paso hacia mí aunque su cercanía era demasiada yo no pude alejarme tan solo lo observaba curiosa por saber aquello que había descubierto en mí. — Él te gusta —soltó una risa amarga y yo negué de inmediato.

—Pero que dices, no le conozco lo suficiente

—El solo está fingiendo contigo y sabes porque Savanna porque él quiere hacerme rabiar, él no está acercándose a ti porque le gustes, solo quiere vengarse de mí y como la tonta que eres estas cayendo en su juego. —soltó con veneno y sentí que algo dentro de mí se quebraba en lo que llevaba conociendo a Thomas jamás me había hablado de la manera que lo estaba haciendo, ni quiera la vez que nos enojamos y discutimos porque él salía con una chica que era una basura de persona con él.

— ¡de que hablas, estás loco! ¿Porque él querría hacerme daño por ti? —susurre sintiendo las lágrimas llegar a mis ojos

—Pregúntale a él —soltó con severidad y se giró tan rápido que no pude detenerle para que me diera explicaciones de su actitud.

Mis ojos estaban fijos en el suelo y mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas las cuales se encontraban hirviendo tan vez de rabia o tal vez de vergüenza, es que nadie nunca me había hablado con tanta rabia en su voz ni siquiera mi padre el cual tenía un temperamento fuerte. Debía de verme patética en medio del pasillo llorando como niña pequeña en un pijama gris de elefante.

—Oye—murmuró Tay, tomando mi mano para acercarme a darme un abrazo cálido. —lo que sea por lo que discutieron lo resolverán.

Me aleje y camine a mi habitación molesta. Él era la causa de nuestra discusión de alguna manera desde que él había empezado a "comportarse amable" conmigo Thomas y yo habíamos pasado de una amistad duradera a una al borde del precipicio.

—ya es tarde. —Asegure— vete.

—Está bien— tomo su chaqueta y me dedico una mirada de lastima pero al final se fue cerrando la puerta.

DESATADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora