Mi nombre es Julián, yo me encontraba muy alejado de Dios y de mis seres queridos, sólo tenía mi trabajo y mis amigos. Mi trabajo no era muy bueno y mis amigos no eran ejemplo de virtud, sin embargo, sobrellevaba la vida un día a la vez. Ahora, les contaré mi experiencia: Era un sábado por la mañana y me encontraba desesperado. No contaba con dinero ni para comprar la despensa de mi hogar. Me habían despedido del trabajo hacía poco más de 15 días y todo lo que tenía guardado; se me había terminado.
Por la tarde, llegaron a mi casa unos amigos que conocían mi situación y me invitaron a salir. Apenado, les dije que no traía dinero ni para una cerveza. Ellos sonriendo, me dijeron que no me preocupara, que ellos me invitaban todo lo que consumiera. Nos fuimos al bar y ya estando ahí, se unió a nuestra mesa, un joven de nuestra misma edad, que platicaba animosamente con todos nosotros. Cuando el encargado del bar se dispuso a cerrar el local, este joven, llamado Emanuel, pagó la cuenta de todos y nos invitó a continuar la juerga en su casa, y mis amigos se mostraron dispuestos a ir, así que nos fuimos y al llegar a su hogar, nos sorprendió lo grande y lujoso de la casa; y no sólo eso, sino que también tenía los mejores licores y cerveza de mucha variedad.
En algún momento de la noche, tocamos el tema de mi situación laboral y Emanuel se ofreció a ayudarme, puesto que contaba con algunos negocios en los que necesitaba empleados.
La juerga se prolongó hasta la mañana y cada quien se retiró a sus hogares, Emanuel se ofreció a llevarme a mi casa y yo acepté gustoso. Una vez en mi casa, Emanuel y yo nos despedimos y quedamos de seguir en contacto para el asunto del empleo.
Ese mismo día, pero más tarde, me despertó el timbre de la puerta, así que me levanté a ver quién era. Para mi sorpresa, el hombre se identificó como empleado de Emanuel y llevaba algunas cajas y bolsas con despensa; además me entregó un sobre con dinero, que representaba un adelanto del salario que tendría en mi nuevo empleo; así como un nuevo teléfono móvil que le permitiría mantenerse en contacto conmigo.
Inmediatamente después de que se retiró su empleado, Emanuel me llamó al nuevo teléfono y me citó en un edificio de lujo, a la mañana siguiente y ahí me daría indicaciones para realizar mi nuevo trabajo.
Este trabajo consistía en acompañar a Emanuel en sus actividades laborales, cerrando negocios con clientes en diversos bares y restaurantes; además de recoger a algunas damas que acompañaran a los inversionistas de sus negocios y posteriormente los trasladaba a la casa de Emanuel para que tuvieran mayor privacidad. Lo extraño era, que las chicas que contrataban nunca eran las mismas, sino que cada sesión eran chicas diferentes. Así pasaron casi ocho meses, cuando en una ocasión, Emanuel me pidió que llevara algunos socios a su casa; mismos que iban en compañía de las chicas contratadas. Lo extraño fue que en esta ocasión me pidió que los acompañara durante la velada. De manera que me quedé en la casa y durante toda la noche, los socios se divertían con las muchachas; mientras Emanuel y yo charlábamos amenamente y entonces le pregunté algo que quería saber desde hace mucho tiempo: ¿de que se trata tu negocio? Porque te veo con tus socios y los conozco a todos, pero nunca he sabido a qué te dedicas.
Entonces Emanuel puso cara de seriedad y me dijo: “Sabes; he estado esperando a que me hicieras esa pregunta, porque quiero que continúes con mi labor. Mi negocio consiste en realizar una serie de sacrificios que se deben ofrecer a Belcebú”, me dijo mientras me veía con mucha seriedad.
Yo no sabía cómo reaccionar, de modo que sólo sonreí de forma nerviosa y únicamente atiné a decirle que mi pregunta era en serio. Entonces, Emanuel me pidió que lo acompañara a un gran salón de la casa, en el que pude observar las aberraciones que practicaban los socios con las mujeres y la manera en la que las ofrecían en sacrificio a una bestia que se alimentaba de su sangre. Luego me dijo que sus socios, en realidad eran demonios que usaban ese aspecto humano para pasar desapercibidos en la sociedad y que todas las riquezas que poseía, eran derivadas de su trato con Luzbel; pero que su alma ya estaba cansada de vagar en este mundo.
¿Vagar en este mundo? Pregunté y me dijo: “en realidad yo morí el mismo día que hice el trato con el Diablo, pero Él me dió la oportunidad de percibir los lujos y el dinero, aunque no puedo disfrutar de los placeres del mundo, sólo puedo ayudar a mi familia y a personas que como tú, lo necesitan, de modo que te ofrezco mi lugar; quédate a cargo de mi negocio con Luzbel y jamás volverás a sufrir por la falta de dinero, puedes dárselo a quien tú quieras, pero acepta mi propuesta. Sólo me quedé en silencio, puesto que no supe qué responder a su petición y Emanuel, al ver mi expresión me dijo que podía esperar unos días para que le diera mi respuesta.
Asustado, me retiré de la casa en silencio. Llegué a mi humilde departamento y me puse a pensar en todo lo que podría obtener si aceptaba el trato de Emanuel, pero también pensaba en todo lo que perdería.
Afortunadamente, Emanuel comprendió mi negativa y me dijo que no era el primero que desistía del ofrecimiento, pero me pidió que me alejara de él; porque cualquier día, terminaría obligándome a hacer lo que me había propuesto. De manera que perdí mi trabajo, pero gané una nueva oportunidad para buscar a Dios y encomendarme a El todos los días de mi vida.
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Relatos Paranormales
Storie breviRelatos e historias para todo tipo de lectores.. ( la mayoría de los relatos son sólo ficcion)