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Subí al ascensor y en el camino me quite la peluca dejando mi cabello castaño claro caer a mi espalda con un suspiro. Estaba un poco decepcionada por no encontrar a Jungkook, a pesar que no sabía por qué al verlo sería mi prueba más fuerte, según Yoongi. Por otro lado, tener el video de las personas encerradas, era mucho para poder ir a la policía, eso era bueno.

Cuando llegue a mi piso camine hasta la segunda puerta del pasillo a la izquierda y me quede quieta mirando el pomo y la llave en mi mano.

¿Qué le iba a decir a Yoongi?

Después de ver lo que les hacían a los tigres lo único que me provocaba –además de dejar sin cabello a la pelirroja– era abrazarlo y darle cariño. Demostrarle que existen personas que aman a los animales y jamás le harían daño.

Pegue un pequeño brinco cuando la puerta se abrió de golpe y Yoongi estaba del otro lado mirándome serio.

–¿Por qué no entras? te huelo desde hace un buen rato ahí.– mi cara de asombro se transformó en tristeza y baje la mirada.– ¿Te paso algo? No respondiste la llamada.

Eso último lo dijo en una voz más suave que me hizo sentir un revoltijo en el estómago. Lo mire de nuevo y antes de que dijera otra cosa y lo pensara mejor, me abalance hacía él y lo abrace.

No me importo que estuviera desnudo o que se hubiera tensado completamente. Presione mis manos sobre su espalda y lo atraje hacia mi mientras chocaba mi frente en su pecho.

–Perdóname, lo siento muchísimo.– dije comenzando a llorar.

Él no se movió, no hizo nada a pesar de que mis lágrimas lo estaban mojando.

–¿Qué debo perdonarte exactamente?

Lo apreté un poco más fuerte y sentí como su corazón se aceleraba cada vez más. Me separe un poco y me limpie las mejillas para verlo a los ojos.

–Que debí esforzarme más años atrás cuando estaba muy concentrada en mi carrera o en algún noviazgo. Pude haberte sacado de allí y quizás no hubieras sufrido tanto. Lo siento, no puedo evitar sentirme culpable.

Él me miro atónito, pero luego volvió a poner su semblante serio.

–¿Viste el show, verdad?– Asentí y él se alejó unos pasos de mí.– ¿Qué, ahora me tienes lastima?

Abrió los ojos y negué frenéticamente con la cabeza.

–No, claro que no. Solo...lo único que me lastima es que no pude hacer nada cuando estuve allí, ni con los animales ni con las personas. Contigo...contigo me gustaría enseñarte que los humanos no somos tan despreciables, ahora que se la razón por la que nos odias tanto.

Soltó un suspiro sonoro.

–No los odio a todos, al menos a ti no.–El corazón se me acelero y me sonroje.– no me miras por encima del hombro o te enojas porque no sepa algo. Incluso negociaste conmigo, no me obligas a nada. Por eso no quiero que me tengas lastima o que te sientas culpable. Me tocó vivir eso y ya, ya paso, ahora lo importante es que no quiero volver allá, quiero disfrutar la libertad, o al menos la poca que tengo.

Era cierto, él no había salido de aquí desde que llego, eso me hizo sentir peor, aunque él me había dicho la primera vez, cuando fui a comprar helado, que no quería ir.

Mi ánimo cambio, no podía quedarme lamentándome por lo que ya había pasado, él tenía razón. Iba a cambiar la vida de Yoongi.

–Espérame aquí.– él ladeo la cabeza y salí corriendo a la habitación de invitados, donde mis padres se quedaban a veces, por ende tenía ropa de mi padre allí. Tome un jean oscuro y una camisa sencilla blanca y se la lleve a Yoongi que miro la ropa como si fuera algo horrible.– ¿Podrías ponerte esto? Quiero que vayamos a un sitio... al menos que quieras ir como un gato, no tengo problema con eso.

En la mira (Saga Paranormal #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora