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Di un paso atrás cuando lo vi quedarse quieto mirándome. Parecía estar sorprendido por mis palabras.

¿Acaso siendo solo humano no sentía lo mismo?

Automáticamente mi mente comenzó a trabajar en como haría que mi plan funcionara si no tenía ganas de...

Sus manos me colocaron el cabello detrás de las orejas y se acercó despacio con algo de miedo, como si no hubiera escuchado bien y quisiera cerciorarse antes de hacer un movimiento brusco.

–¿Quieres que yo...?

–Solo si tú quieres.– me apresure a decir.– no es una orden.

Él sonrió, pero no una de esas sonrisas que me había dedicado hasta ahora, era una sonrisa enorme donde dejaba a relucir todos sus dientes y sus ojos se volvían chiquitos creándole algunas arrugas alrededor. Se veía hermoso de esa forma, alegre y sin ninguna preocupación en la espalda.

–¿Sabes que te quiero hacer si solo soy humano?– negué con la cabeza y él bajo su rostro a mi cuello. Comenzó a dejarme pequeños besos y luego me susurro con la voz ronca:– me provoca consentirte y besar todo tu cuerpo, hacer que sepas lo mucho que puedes sentir placer conmigo. Quiero complacerte en todo.

Las piernas me temblaron y me sonroje un poco. Pensaba y estaba preparada para que me hablara como lo hizo esa mañana, que fuera mal hablado, pero esto...me tomo tan desprevenida que sin poder evitarlo apreté las piernas.

Él sonrió y se apartó para mirarme a los ojos.

–¿Qué quieres que te haga?– sus manos comenzaron a jugar con mi cabello y mi cerebro estaba ido, no estaba pensando ni analizando nada. De hecho podría plantearme en buscar una salida de emergencia porque creía que en cualquier momento mi cuerpo se iba a comenzar a incendiar.

Abrí la boca y la cerré varias veces, estaba balbuceando y al instante me di una bofetada mental.

¡¿Ahora no te puedes controlar tú?! ¡Reacciona!

Pero antes de poder hablar, él me tomo de las manos y me hizo caminar hasta mi habitación, me cargo en sus brazos y me acostó en la cama con delicadeza.

Ok, listo. ¡Haz de mi lo que quieras!

–Quiero tocarte.– dije en cambio y él, a diferencia de los días anteriores, se arrodillo frente a mí y me hizo una señal para que me acercara.

Estábamos frente a frente, ambos arrodillados en la cama con la mirada sobre el otro.

Subí lentamente mis manos por sus brazos algo formados, sus hombros y parte de su clavícula que la camisa dejaba ver. Baje por el medio de su pecho y enganche mis dedos en la parte final de la camisa para quitársela.

Yoongi soltó un pequeño suspiro cuando comencé a besarle el pecho hasta llegar al botón de su pantalón.

–¿Harás eso de nuevo?– dijo con la voz afectada cuando saque su miembro y comenzaba a masturbarlo.

Sonreí y le bese la punta.

–¿Quieres que lo haga?

Ambos nos miramos a los ojos y por un segundo lo vi luchar consigo mismo otra vez, pero fue tan corto que me relaje.

–Sí.

–Perfecto, voy a terminar lo que no me dejaste la otra vez.

Volví a ponerme de rodillas, pero esta vez lo tome de los hombros y lo empuje con suavidad hasta que quedo sobre mis almohadas. Esa imagen me gusto más de lo que debería.

En la mira (Saga Paranormal #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora