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–Esto va a salir mal, malditamente mal.– dijo Harold cuando estuvimos ambos de nuevo en el ascensor.– ¿Un hombre lobo por el ducto de ventilación, en serio?

Asentí al recordar como solté a Jungkook y veía como los grilletes tenían unos clavos insertados en su piel, esa era la razón de su sangrado.

"–Mantente alejada de Nina a un radio considerable, no te olerá como Yoongi, pero con su modificación genética puede hacerlo mejor que un humano cualquiera. Si te huele afuera estamos fritos."–me dijo después de conversar unos segundos más y antes de saltar al ducto como si nada, sin ni siquiera hacer una mueca de dolor.

Me encogí de hombros.

–¿Qué otra opción tenemos?

–Hablas como si estuviera de acuerdo con esto y no lo estoy, Leire.– respondió cerrando los ojos unos segundos.– si algo sale mal, tendré que encerrarte de nuevo ¿Lo entiendes, verdad?

Asentí de nuevo y el ascensor llego al piso donde se supone que Nina tendría a Yoongi. A pesar de que mi instinto de querer correr hacia ellos era fuerte, me contuve y vi como Harold bajo solo del ascensor dándome una última mirada sin decir nada ya que había unas pocas personas en el pasillo y otras subieron al ascensor.

Baje a planta baja con el corazón en un puño. Estaba aterrada, pero no podía demostrarlo, lo bueno de mi profesión es que aprendía a mantener mi rostro y actitud serena a pesar de mis sentimientos internos.

El lugar era como esas típicas clínicas amplias llenas de luces, adornos que gritaban ecológico por todos lados, muebles que nadie usaba porque todos los doctores iban directo a la salida hablando sobre lo cansado que estaban y que querían ir a dormir. Había un mostrador ovalado en el centro donde note los horarios de todos.

Demasiada perfección.

Salí fuera del edificio escondiendo las manos en el uniforme para que no se viera como me temblaban y me quede estática por unos segundos. El exterior era realmente hermoso. Estaba lleno de palmeras, vieras por donde vieras, además de arena alrededor de unas calles de asfalto y a lo lejos se escuchaba las olas del mar. Realmente era una isla.

Sacudí la cabeza y busque el estacionamiento que me había dicho Harold, donde busque su auto y lo conduje hacía la entrada trasera que no era tan difícil de llegar a como había pensado cuando Harold me explico el camino. En esa parte solían botar la basura y se veían los ductos de ventilación.

Suspire y espere de manera impaciente golpeando el volante con los dedos hasta que escuche una alarma en todo el edificio que hizo que me irguiera en el asiento.

Jungkook había soltado al resto de los seres que estaban enjaulados en la sala de espera, esa había sido su tarea y la había cumplido. Agarre el volante con fuerza, ahora me tocaba a mí y debía olvidar el dolor de mi brazo para poder hacerlo bien.

Abrí el seguro del auto cuando vi a Jungkook salir por un ducto fuera del edificio en forma de lobo y al caer al suelo ya era un humano que trotaba hasta la parte trasera del auto.

–Vámonos. No pude a sacar a nadie más conmigo, todo fue un caos cuando los solté.– dijo de forma seria y sin tener ni siquiera la voz alterada.

No era momento de explicaciones, así que solo apreté el acelerador mientras él se ocultaba detrás de mi asiento.

Mis manos seguían temblando cuando pare frente a Harold que estaba saliendo por la entrada principal trotando con algo debajo del brazo.

Sonreí cuando se subió de lado de copiloto y Yoongi en forma de gato me observo, pero se me borro la sonrisa al momento en que le vi el collar puesto de nuevo y la cabeza manchada de rojo. Estaba lastimado.

En la mira (Saga Paranormal #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora