R O U X

60 3 0
                                    


Habían llegado al Castillo Negro en doce días y había estado nevando tanto que Roux Stark comenzaba a creer que no se trataba de simples nieves del verano. En Bastión Kar habían descansado un par de horas, comido, cambiado sus ropas húmedas, repuesto los caballos, y puestos en marcha otra vez rumbo al norte, ahora junto con el hijo mayor de lord Karstark, el joven Ilis, un buen amigo de la infancia de Roux, con quien había viajado Más Allá de las Ruinas por primera vez cuando fueron niños y con quien se embarcaba de nuevo en una expedición similar.

El Castillo Negro se alzaba justo en mitad del estrecho que dividía la Bahía de Hielo con la Bahía de las Focas, sobre las bases de un antiguo castillo que ya no existía, pero que había sido llamado en su momento Corona de la Reina, que marcaba el lugar que habían pisado los primeros Targaryen en el extremo norte por primera vez, cuando todavía sobrevolaban dragones.

El castillo era una inmensa fortificación hecha de piedra negra, que se alzaba con gruesas torres dispares que acaban en punta, que se asemejaban a garras de lobo saliendo desde la nieve.

El castillo había tomado su nombre del antiguo asentamiento principal de la Guardia de la Noche que había custodiado el Muro por última vez, durante el reinado de la primera Daenerys y que había sucumbido durante la Segunda Larga Noche.

Y ahí se encontraban de nuevo, de camino a las Tierras de la Eterna Primavera para enfrentar los rumores de muertos que caminaban, que tan angustiado y silencioso traía a lord Albaric Snowstark, quien era señor de aquel castillo.

Lord Snowstark descendía del hijo menor de un antiguo Rey del Norte, que había iniciado la construcción del Castillo Negro cuando la paz volvió al reino. De modo que lord Albaric y su descendencia eran parientes lejanos de los Stark de Invernalia y compartían con Roux la sangre del lobo.

Lord Albaric era un buen amigo de su padre. Roux había crecido con su presencia rondando en Invernalia, de modo que en su corazón podía llegar sentirlo como tío muy cercano.

En Castillo Negro el deber no se hizo esperar y una vez que a los invitados se le hubo asignado habitaciones y descansado del viaje, se los convocó a una reunión en el salón principal antes que el mediodía se les escapase, de modo que Roux se apresuró en asearse para poder alcanzar a su sobrino Robb para instruirlo en ciertos deberes esenciales.

Robb, al igual que lord Albaric, había permanecido en silencio y taimado, siempre a la cola del grupo, durante la mayor parte del viaje, lamentándose y sufriendo por el futuro, por la vida y por el secreto que le había revelado en las criptas de Invernalia. Un secreto oscuro, pero controlable, que Roux estaba decidido a solucionar antes que su lord hermano se enterase, lo castigase y lo entregase en matrimonio con la primera noble o campesina dispuesta a abrirle las piernas y que pudiera darle un heredero que encontrase.

Su hermano Anton era un lobo con piel de oveja en todos los sentidos, podía mostrarse dulce y encantador, pero tarde o temprano se mostraba arisco, arrogante y con una impulsividad guerrera que su padre decía que lo llevaría a morir joven. Por ello, lord Stark lo había enviado al Sur a tratar con los Targaryen y no más al norte, puesto que tarde o temprano tendrían que tratar con los thennitas, y a pesar de que Anton estaba casado con una, los consideraba demasiado salvajes y fuera del reino, y por eso los odiaba.

-Sobrino - dijo, al entrar por la puerta, sin molestarse en avisar, encontrándose a Robb de pie frente a la ventana, contemplando la nieve caer -. Pero si todavía no te has cambiado de ropa. Continuas todo empapado.

-Lo siento, creí que me quedaría más tiempo antes de la reunión. ¿Ya es la hora?

-No. Todavía alcanzas a vestir apropiadamente. Sólo quería ponerte al tanto de lo que trataremos en la reunión, para que no parezcas un crío que no tiene idea de nada.

PONIENTE I : Hielo y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora