D E V E N D R A

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Por la tarde, la reina Vassillissa Targaryen había huido de Desembarco del Rey en sus carrozas reales, con sus hijos, con sus sirvientas, con sus ropas regias, con sus coronas y con toda la Guardia Real para tomar asiento en su hogar de verano de la Casa Targaryen: el Castillo de Refugio Estival.

Drocus Tormenta había cometido la estupidez de revelar al bastardo de Fuegoscuro la posibilidad futura que habían comentado de ascender al príncipe Alagan como heredero el Trono de Hierro en ausencia de Vyak Targaryen, cuando aquello había sido tan sólo una idea de muchas, que no habría de llevarse a cabo en el corto tiempo, lo que había causado que Vassillisa se llevara a también a su hermano pequeño con ella.

Esa misma tarde, corriendo, el joven Lannister había entrado a la Torre de la Mano para contarle que Darshan Fuegoscuro había arrasado con los carceleros en las celdas negras para liberar al sacerdote rojo, luego de haber él mismo ordenado a la guardia dorada de la ciudad hacer sonar las campanas y a impedir que se le abrieran las puertas al escape de la reina. Otra estupidez. Devendra no podía permitirse el error de iniciar una guerra civil en la capital al enfrentarse a la reina y a su Guardia en las calles a vista de todo el populacho, de modo que reprendió a Anton Lannister mientras se dirigían a las murallas de la Fortaleza Roja y ordenó a los guardias a detener el bochinche de las campanas y a permitir que Vassillissa Targaryen huyera con todo sobre sus hombros si quería, de la capital, llevándose todo, excepto con el Trono de Hierro.

Y Vassillisa Targaryen había huido con todo. Darshan y Vassillissa habían conseguido convencer a Karstark, quien estaba de guardia de la reina, de acompañarlos en su escape, lo que les aseguró la lealtad del tonto de Astor Dustin. Vadim Hightower dormía en la Torre Blanca mientras Fuegoscuro actuaba con la mayor rapidez y eficiencia posible hasta que las malditas campanas lo despertaron y lo pusieron en alerta. Vassillissa se habían criado junto con Vadim y la hermana de éste, Aella, en Antigua, el tiempo que la reina había sido pupila de lord Hightower en el Sur, siendo ellos dos juntos, más peligrosos para Devendra que cualquier otra amenaza en los Siete Reinos.

Devendra no sabía aún cómo ni quién había convencido al príncipe Liam de Dorne de acompañar a la reina a Refugio Estival, pero lo cierto era que se había unido, llevando consigo también al traidor de Ryan Redwayne, maestro de naves de la Corona, con él. Cuestión que dejaba al consejo todavía más vacío, teniendo en cuenta que Sakra, la maestra de los susurros, había huido también, por su cuenta, en medio de la noche, sin que nadie la viera, como un fantasma que atraviesa las paredes.

-Lo que pasó fue una completa estupidez - dijo frente al consejo, mirando fijamente a Drocus Tormenta para que la vergüenza le hiciera aprender la lección -. La reina Targaryen ha sido siempre una mujer paranoica, y con la desaparición de su esposo más inestable se ha vuelto. Y ahora le hemos dado la mejor oportunidad para abandonar Desembarco del Rey, para permitirle poner en aviso a sus amigos en el Sur.

-La noticia del secuestro del rey pronto se sabrá en todo Poniente, mi señora. Será mucho mejor que volvamos a abrir las puertas de la ciudad. Los comerciantes y otros visitantes se agolpan en las afueras de las murallas y pronto las noticias de qué algo ocurre comenzarán a volar. Es mejor que nosotros nos adelantemos a ese asunto - el maestre Algie estaba sentado junto a Sienna Stark, envuelto en su costosa seda gris, ambos dubitativos al otro lado de la mesa en un consejo dividido por los rumores de conspiración.

-Tiene razón, gran maestre. No podemos continuar con la ciudad paralizada. Abriremos las puertas y enviaremos cuervos a las grandes casas contando sobre la desaparición del rey. Pero eso, únicamente. Total, el rey no está en la ciudad, como todos nos hemos dado cuenta de hace días.

-¿Pero si él rey no está aquí, dónde está? - las preguntas de Lannister junto con su ineficiencia, dejaban a Devendra exhausta -. ¿Cómo pudimos haber perdido la pista al rey desde el mismísimo salón del trono? No vamos a creer en supersticiones, ¿o sí?

PONIENTE I : Hielo y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora