﴾Una decisión﴿

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—Qué chico tan puntual —en cuanto abrió la puerta, su sonrisa me maravilló.

     Y su atuendo. Comparado a su outfit para la lluvia que usaba la noche del bar, ahora lucía mucho más ardiente. Solamente llevaba pantalones deportivos y una camiseta de tirantes. Sus brazos estaban torneados aunque no eran muy musculosos. Se notaba que podría sostenerme pegado a la pared sin ninguna dificultad...

     Y su habitación...

     Había tal vez unas seis cámaras, tripiés que las sostenían, botellas de lubricante, condones, juguetes sexuales... Todo disperso en la cama, como si hubiese vaciado su mochila sin cuidado alguno.

     La luz era tenue y olía a aromatizante de canela.

     Jamás creí que me sentiría excitado al ver una cámara. Así fue. En cuanto supe que sería grabado desde distintos ángulos, mi cuerpo se calentó. ¿De dónde venía esta extraña excitación? No sabía que podía sentir esto, eso lo hacía mucho más atrayente.

—Bienvenido —cerró la puerta detrás de mí y me tomó por la cintura ligeramente.

     Su jodido toque... un solo roce y sentí el estremecimiento recorrerme.

     No sabía que mi cuerpo estaba tan necesitado del roce con otra piel, hasta que lo sentí. De pronto, empecé a necesitarlo.

—Como ves, sólo hay cámaras y juguetitos —me mostró su habitación con un ademán—. No hay mordazas para secuestrarte ni una bañera con hielos para meterte mientras te saco el riñón.

     Me reí casi descontroladamente, luego él rió conmigo. Parecíamos auténticos conocidos al reírnos de esas cosas tan serias. Supe entonces que el Chico Margarita tenía un carácter que congeniaba con el mío.

— ¿Y qué tal los cajones? —Coqueteé, dando pequeños brinquitos hacia el tocador—. ¿Hay sedantes fuertes aquí? ¿Látigos, cadenas, velas?

—No soy un loco del BDSM, si es lo que estás pensando —rió y abrió el cajón para mí.

     Vacío, como permanecen todos los cajones de hoteles cuando las personas no tienen intención de desempacar por el corto tiempo que estarán.

—Entonces me siento seguro contigo, Chico Margarita —me apoyé contra el tocador y coloqué mis manos en la cintura.

     Estaba bastante nervioso, sonreír me ayudaba a aligerar la tensión sexual que venía cargando desde que subí el elevador.

—Primero, una revisión de rutina —señaló la cama y me senté en ella.

     Casi estaba seguro de que sacaría un detector de metales o algo parecido, pero lo que hizo fue simple.

—Dame tus exámenes médicos —me pidió y se los di en un sobre.

—Limpio, me gusta —sonrió mientras observaba los valores dentro de sus parámetros saludables—. Quítate la ropa.

— ¿Y si primero me das unos besitos? —Bromeé, pero a él no pareció agradarle.

     El tipo era serio, al parecer. ¿Dónde estaba la coquetería que me mostró en el bar? Me desilusioné por un segundo, pero le hice caso y me desvestí.

     Meticulosamente fui revisado, como si de un examen médico se tratara. Palpó mis testículos, me revisó el ano, checó mis pies, axilas, boca, cabello...

     En fin... si no justificara las razones por las que hacía esto, pensaría que tenía algún Trastorno Obsesivo Compulsivo.

—Limpio —suspiró y finalmente me sonrió—. Perdón que tenga que hacer esto, pero créeme que me ha pasado de todo con los bottoms que me he follado.

My Daisy Boy: a pornograph story || YOONMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora