﴾Primer ángulo: juego previo﴿

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     Me excité al ver a mi alrededor y advertir nuevamente las cámaras que nos apuntaban. Sentí un enorme morbo por mirar ese video una vez que estuviera listo.

     El Chico Margarita encendió las cámaras con el pequeño control remoto, había una bien colocada sobre el edredón, otra en una silla frente a nosotros, otra en la cabecera de la cama y una en el techo. Me iba a grabar desde cuatro ángulos, eso lo hacía mucho mejor.

— ¿Estás listo? —Preguntó dulcemente y me miró a los ojos—. Aún puedes ponerte la máscara si quieres. Todavía no empiezo a grabar.

—No —sonreí y le besé la frente—. No quiero censura, estoy listo.

— De acuerdo, admiro tu valentía. ¿Qué traes en esa bolsa? —Susurró y volteó a ver mi pequeña compra.

Casi lo olvidaba...

—Ropa especial —susurré contra sus labios y salí corriendo traviesamente al baño—. ¡No me tardo!

     Me puse esas bragas de encaje tan rápido que casi me caigo en el baño. Mi corazón casi se quería salir de lo emocionado que estaba. Me vi al espejo y lo que encontré fue fascinante. Era yo, con las mejillas coloridas, los pezones erectos, la ropa interior más atrevida y vulgar que había usado en mi vida. Era yo, vivo de nuevo aunque fuere por una razón demasiado enfermiza a la vista de todos los que me conocen.

     Era yo, como si estos años de vacío y pausa hubieran sido inmediatamente compensados con la simple idea de hacer pornografía.

     Me regalé una mirada picaresca, me di una pequeña nalgada y salí del baño con una sonrisa de victoria: no más monotonía, al menos por unas horas.

—Por los jodidos siete infiernos —escuché al Chico Margarita exclamar y ahogarse con su propia saliva—. Cariño, te ves...

— ¿Ardiente? —Completé su frase y caminé coqueto hacia él.

     "Cariño"... eso no sonó nada mal. De verdad me hizo erizar la piel cuando me llamó así. Mi corazón empezó a deshacerse de las telarañas. Aunque no fuera real, yo ya me sentía querido por él.

     Las cámaras nos apuntaban fijamente, el punto rojo estaba indicando que la grabación había iniciado.

— ¿Seguro que quieres que te llame Chico Margarita? ¿No es muy largo?

—Puedes llamarme "hyung", si Chico Margarita es muy largo para ti...

—Usaré los dos —me acerqué a él y vi mi propia figura en la pantallita de la cámara. Me calenté hasta el límite al verme en ropa interior, con la polla bien dura y frente a un extraño con antifaz. Esto debía ser la cúspide de todas mis fantasías.

—Te diré "cariño" —susurró. Me atrajo hacia él y pude sentir cómo me comía con la mirada.

     Respiré hondo justo antes de que empezara a besarme en los labios. Fue cuando me percaté de que se había quitado la pantalonera y solo vestía una camiseta de tirantes color negro y un bóxer blanco. Mi piel recién depilada percibió, centímetro tras centímetro, las manos del Chico Margarita.

     Eran cálidas y grandes, fuertes, venosas y varoniles. Y me estaban volviendo loco.

     Su boca succionó mi lengua, luego mis labios y daba pequeños mordiscos que me sacaban largos jadeos. Sus preciosas manos me estaban recorriendo tranquilamente, como si no hubiera un mañana. Y yo deseaba que no lo hubiera, deseaba que cada excitante toque fuera eterno, que el tiempo transcurriera lento y que esta burbuja jamás se rompiera.

My Daisy Boy: a pornograph story || YOONMIN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora