Capitulo 9

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Natali

Alexxander y la mujer que estaba a su lado solo me siguieron la corriente. Karen se creyó todo el cuento de mi tía y de mi primo, y que viajaría a Italia por asuntos familiares.
- ¿Más o menos por cuanto tiempo se irán a Italia? - pregunta Karen.
- Aproximadamente 6 meses. - responde Alexxander.
- ¡Seis meses! - exclama Karen, claramente asombrada. Para ser sincera, yo tampoco me esperaba esa respuesta.
- Es que la familia quiere pasar más tiempo junta. Ya que hace mucho que no se da un momento así.
- Pero 6 meses son demasiados. - dice Karen.
- ¿No podrían ser solo 3 meses? - intervengo. Alexxander solo me ve. - Creo que con tan solo 3 meses, sería.....
- Lo siento Natali, pero son necesarios 6 meses. - dice Alexxander.
- ¿Y cuando se van? - pregunta Karen.
- Dentro de unas 2 semanas. - contesta "Annalisa". Karen al oír la respuesta baja la mirada. Entonces la mujer que está sentada a nuestro frente, extiende la mano y la pone sobre la de Karen. - Escucha cielo, sé que tú y Natali, son muy unidas y se quieren como si fueran hermanas. Pero ¿no crees que un tiempo separadas, les hará bien a ambas?
- Tiene razón. - conviene Karen.
- Bueno, nosotros ya debemos irnos, ¿cierto "mamá"? - dice Alexxander
- Por supuesto. Fue un gusto conocerte, Karen. - dice la mujer poniendose de pie. - Natali, querida, estaremos en contacto. - dicho ello se encamina a la salida.
- Como mi madre acaba de decir. Fue un verdadero gusto haberte conocido Karen. - cambia la mirada hacia mí. - Adiós Natali. - dice él.
Saca unos billetes y los deja sobre la mesa.
- Chicas, ya está pagado. - Alexxander se marcha.
- Así que te marchas por 6 meses. - dice Karen.
- Yo tampoco lo sabía hasta que Alexxander lo mencionó. Perdón Karen. - es lo único que se me ocurre decir.
- No lo sientas, no es culpa tuya.
- ¿Sabes Karen?¿Por qué mejor no vamos a disfrutar estas dos semanas que aún estaré aquí?
- Tienes razón.
Salimos de la cafetería y decidimos ir al centro comercial a comprar ropa. Ya que Andrew nos había llamado para decirnos que si podíamos ir a bailar. Nosotras aceptamos. Compramos vestidos, zapatos, entre otras cosas más.
Fuimos a mi casa para alistarnos. Karen se puso un vestido color rojo, le llegaba por sobre las rodillas. El diseño era bonito, y con los zapatos negros de taco 7, le quedaban perfectos.
En cambio yo, me puse un vestido negro, era ceñido y me llegaba por sobre las rodillas. Tenía encaje en las mangas de 3 cuartos. En simples palabras, el vestido era hermoso.
- Estás espectacular Natali. - dice Karen.
- No tienes que ser cortés.
- Nada de cortés. Tienes una buena figura y se te nota mejor con ese vestido.
- Será mejor que salgamos de una vez Karen. Andrew me dijo que vendrá a recogernos, y de seguro no tarda en llegar.
En ese instante suena el timbre de mi casa. Karen y yo, nos ponemos nuestros sacos y cogemos nuestros bolsos. Bajamos al primer piso y nos dirigimos a la puerta. Abro la puerta y veo a Andrew. Se nos queda mirando, pero se demora unos segundos más en mí.
- ¿Que tal Andrew? - dice Karen.
- Mmm..... todo bien. - responde. - Están espectaculares chicas.
- En especial Natali. - dice Karen.
- Karen. - digo por lo bajo.
- ¿Nos vamos? - dice Andrew ignorando claramente el comentario de Karen.
- Por supuesto. - digo simplemente.
Subimos al auto de Andrew y nos encaminamos a un bar-discoteca. En el camino pusimos música y Karen y yo fuimos cantando a todo pulmón. No eramos buenas cantando, así que ya se imaginarán la tortura que pasó Andrew.
Al llegar vimos que el lugar estaba completamente lleno. Pasamos como una hora en la pista de baile. Karen y yo estábamos  disfrutando al máximo. Despues Karen fue por algo de beber junto con Andrew. Yo me quedé sentada esperando en un sofá que se encontraba allí. Ya habían tardado mucho, y yo me debatía si en ir a buscarlos o esperar por unos 10 minutos más. Decidí quedarme sentada  un rato más.
No pasaron ni cinco minutos cuando un tipo, claramente ebrio se me acercó y se sentó a mi lado, muy cerca de mí. Comenzó a repasarme con la mirada. Admito que me gusta ser el centro de atención y que un chico me mire. Pero el que estaba a mi lado me miraba de una forma descarada y sin reparo alguno. Trato de ponerme en pie pero él me lo impide con su brazo.
- Hola.....  preciossssa. No nos han pressssentado.
- Mejor asi. - hago otro intento de salir de alli, pero él me detiene.
- No ssssseas así. - dice y acerca su nariz a mi cuello. - Huelesss bien cariño.
- Apartate, si no quieres que te golpee donde más te duele.
- Así me gusssstan, rudassss. - yo no puedo salir porque ese tipo tiene más fuerza que yo. Digamos que no estoy tan indefensa tampoco, pero lo menos que quiero es armar una escena. De modo que decido hacer esto por las buenas. - Pero yo sssssé lo que buscan las perras como tú. Siempre luciendo esos vestidos que llaman a un hombre. Yo sé lo que tú quieres nena. - comienza a acercar su rostro al mío. Me pongo de pie haciendo uso de todas mis fuerzas. El que está a mi lado tambien se levanta. - Sabía que eras igual que todas .
Es entonces cuando de un rápido movimiento giro hasta quedar de cara a él y levanto la rodilla golpeando así su punto débil. Se retuerce de dolor, pero extiende su brazo,  me coge de la muñeca y no me suelta. Cuando estoy a punto de darle una cachetada veo que alguien ya lo había alejado de mí.
- Alejate,  si no quieres problemas. - el chico que me defiende se pone delante de mi.
- Oye, yo llegué primero, así que sssserá mejor que tú..... - antes de que acabe de hablar, el que está delante mío lo golpea. Despues de eso el tipo se pone de pie y se aleja.
- ¿Estás bien? - me  pregunta mi" salvador "
- Si estoy bien, gracias por...... - veo su rostro y lo reconozco. Era el mismo que me salvo en el tiroteo.
- ¿Tú otra vez? - me sonríe.
- Asi parece. - respondo.
- Una vez mas estuve en el momento correcto para ayudarte.
- Pero ¿qué haces aquí? - pregunto.
- Supongo que lo mismo que tú, vine a divertirme.
- Por supuesto, pero que estúpida soy. - digo.
- ¿Quieres bailar? - dice él.
- Si,  vamos. - ambos nos ponemos a bailar animadamente. Hablamos un poco de todo. Este chico era alguien sin preocupaciones, o al menos eso parecía.
- Oye, ¿quieres tomar algo? - me dice al oído.
- Sí. - respondo simplemente. Nos dirigimos a la barra y él pide 2 vasitos de tequila.
- Oye, - me dice de pronto. - Aun no sé tu nombre.
- Me llamo Natali. - respondo. - ¿Y tú?
- Evan.
- Que lindo nombre. -le sonrió.
- El tuyo tambien.
Cuando estamos bebiendo ya el tercer chupito, veo que alguien se acerca hacia donde nos encontramos Evan y yo.
- Natali, ¿se puede saber que haces aquí?
- Solo me encontré con un amigo. - respondo. - Mira te presento a....
- Sabes a que me refiero.
- Por favor, no eres nadie para decirme que hacer.
- Natali, en este momento nos vamos.
- Pues no pienso irme. - Evan solo nos ve sin decir una sola palabra. Unos segundos despues dirige la mirada hacia unos metros más allá. Yo sigo su mirada y veo que es otro chico que le hace seña con la cabeza.
-Natali, yo me retiro. Fue un gusto volver a verte. - sin decir más se marcha.
- ¿Ves lo que haces Alexxander? Acabas de espantarlo.
- Natali, tienes que salir de este lugar ahora.
- Y si no salgo que ocurrirá. - Alexxander está a punto de decir algo, pero luego me coge del brazo y me lleva detrás de la barra y nos escondemos.
- Sueltame, ¿que crees que estás.....? - En ese instante escucho un disparo.
- Callate y escondete.
- ¿Que está ocurriendo Alexxander? - digo con el cuerpo casi temblandome.
- Estoy en una misión, Natali. Tengo que cumplir un encargo, y tú me lo estás poniendo más difícil.
- Exactamente que es lo que tienes que hacer.
- ¿Tú qué crees? - dice sacando un arma.
Ahora si que estaba metida en una muy grande, ¿porque no podía haberme quedado en mi casa a ver una película? Hubiera estado mejor ahi con...... ¿Y Karen? ¿Donde se encuentra Karen en este momento? ¿Y Andrew? No, esto no podía estar pasando. Si algo les pasaba, yo..... jamas me lo perdonaría.
- Natali, ¿estás bien? - pregunta Alexxander.
- Karen y Andrew aun deben estar allá. - Perdoname, pero no podemos hacer nada.
- Es que tú no entiendes, Alexxander.
- Que es lo que no entiendo.
- ¡ELLOS SON MIS AMIGOS! - exclamo. - Tengo que buscarlos. - estoy a punto de ponerme de pie, pero Alexxander me jala del brazo.
-¡¿Acaso estás loca?! Si sales de aqui te mataran. Además tú no tienes idea de como defenderte allá,  ya que ni arma tienes.
- Son mis amigos y yo......
- Aqui la única que te debe importar eres tú. - grita y yo me quedo pensando en sus palabras. - Recuerda que ahora eres parte de la mafia. Una de las reglas  primordiales para mantenerte con vida es esa. Aqui cada quien lucha por su vida, si te detienes por un amigo, eso podría acabar contigo. ¿Comprendes?
- Pero ellos no son parte de esto, ellos son inocentes.
- Jamas te creí tan débil Natali. Veo que no eres la indicada para ser una mafiosa. Hay algo que debes saber, en la vida, hay culpables e inocentes, y para acabar con los culpables, debe correr sangre, porque solo así se acaba con ellos de raíz. Y si inocentes deben morir para esta causa..... será un riesgo que se debe correr.
- ¿Como puedes hablar así? ESAS PERSONAS SON INOCENTES, NO DEBERIAN DE ACABAR SUS VIDAS DE ESTA FORMA. - Alexxander solo me mira. - Porque no pensar en esas personas y tan solo.......
- Natali, metete esto en la cabeza, SOMOS DE LA MAFIA, no un clan que busca repartir paz y justicia. Si debe correr sangre, tendrá que ser asi. Nosotros tomamos la justicia en nuestras manos y a nuestra conveniencia. ¿Ley? ¿Justicia? ¿Inocencia? La mafia no se detiene ante nada de eso. Asi que piensa mejor en la decision que has tomado, porque creo que tienes un concepto muy equivocado acerca de todo esto. - me quedo callada. - Ahora callate, y no te separes de mí, te sacare de este lugar.

Yo solo asiento y lo sigo. Sus palabras me llegan al corazón. Sé que el ser parte de algo así me emocionó demasiado. Creí que sería estupendo tener una vida llena de adrenalina y crueldad. Creí que acabar con la vida de unos miserables era diversión. Creí que no sería nada dificil acabar con unos cuantos. Pero al estar aquí, enfrentando cara a cara la realidad...... no estaba segura si seguir con esto. No era para nada como pensaba. Los sentimientos te juegan en contra, el remordimiento, y el peso de la conciencia iban a acabar conmigo.

Mientras camino cerca de Alexxander, veo que hay dos cuerpos en el suelo, ya sin vida. Otro que apenas respira, pero que ya no tendrá oportunidad de vivir. Alexxander acaba con el hombre de traje que intenta atacarnos.
Al salir de ahí Alexxander me indica que suba al auto. Yo hago lo que dice y no le doy la contra. Steve, maneja como si se lo llevara el diablo.

- ¿A donde Señor? - pregunta Steve después de habernos alejado ya un buen tramo.
- A la mansión, necesito una reunión urgente con mi padre y Natali. - responde Alexxander. Yo solo me mantengo mirando a través de la ventana. El día corre como si nada, mientras que mi vida quedó estancada en este momento. ¿Podré llegar a ser una mafiosa? ¿Podre ser como Alexxander? ¿Con entrenamiento seré capaz de hacer cualquier cosa? Bueno esas respuestas solo las tiene el tiempo,  y para ser sincera no quiero conocerlas aún.

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