Capitulo 11

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Alexxander

- Papá... - digo entrando a su despacho. - quería hablarte acerca de Peter Jones.
- Que sucede con él, ¿Acaso ya está pudriendose en el infierno?
- Escapó. - mi padre frunce el ceño. - Juro vengarse.
- ¿El traidor dijo eso? - mi padre se sirve wisky. - Aqui los únicos que van a vengarse somos nosotros. - da un largo trago. - ¿Marco ya lo sabe?
- Probablemente. - respondo.
- Bien, Alexxander, necesito que llames a James.
- ¿Porque?
- Y a Marco tambien, necesito hablar con ustedes de algo importante.
- ¿Y que hay de Natali? ¿se rindió? ¿Se marchara de todo esto?
- Esa muchacha tiene mucha determinación. No se va a rendir Alexxander.
- Bueno, ¿acerca de que quieres hablar con nosotros?
-ya lo sabras.
- de acuerdo.
Salgo del despacho y marco a James.
- James apresurate mi padre quiere hablar con nosotros.
- Acerca de.....
- No tengo idea.
- Ok.
Despues de llamar a James, llamo a Marco.
- Alexxander, más vale que sea importante.
- Papá quiere que vengas, necesitamos hablar.
- Ahora no puedo, estoy ocupado.
- Es urgente.
- Dile que iré otro dia.
- Te necesita ahora. - digo y lo escucho maldecir por el teléfono.
- Está bien, ahora voy. - cuelga de inmediato.

Pasan unos 30 minutos y Marco ya está aparcando su descapotable en la mansion.
- Que gusto verte hermano. - digo al verlo.
- Donde está mi padre.
- Nos espera en su despacho.
- De prisa. - ingresa y va directo al despacho. En el camino vemos a James.
<<esto acabará mal>>
- Marco. - dice James a modo de saludo. Al instante el rostro de mi hermano se descompone por la furia. Se acerca a él y le propina un golpe en la cara.
- ¿Como se te pudo escapar el imbécil de Peter? - grita Marco fuera de sí.
- No tenemos idea de como es que supo que lo atacaríamos.
- ¿Me dices que hay un traidor entre nosotros?
- Es lo más probable. - responde James.
- Marco, creo que deberías de tomar esto con más calma. - digo.
- ¿Calma Alexxander? - dice Marco con un tono de burla. - ¿Pides que me tome con calma el querer vengar la muerte de mi esposa y de mi hija? Peter Jones, tomo algo que es mío, y que jamás volverá. No puedo olvidar Alexxander. Pienso vengarme y punto. Asi que no me pidas que tenga calma en algo que no lo amerita.
En ese instante se aparece Natali. Quien parece estar furiosa también.
<<¿Pero que le pasa hoy a todo el mundo? >>
- Natali, ¿a donde vas? - pregunto.
- Ocupate de tus asuntos Alexxander. - sin decir más se marcha.
- Vamos, papá nos espera. - comienzo a caminar hacia el despacho.
Al ingresar veo a mi padre con un vaso en sus manos lleno de wisky. Se lo bebe de un solo trago y luego avienta el vaso contra la pared.
- James, ¿que fue lo que sucedió? - pregunta de pronto.
- Señor, de la nada aparecieron muchos hombres y pronto la mayoría de los nuestros fueron cayendo. Aun no sabemos como es que pudieron saberlo, pero le aseguro que lo averiguare.
- Mas te vale que esto no se alargue por mas tiempo. Ya lleva durando demasiado esta guerra.
- Se lo prometo.
- Necesito pedirte un favor, James. - dice mi padre de repente.
- Que es?
- Necesito que entrenes a mi..... sobrina Natali.
- ¿Natali? - preguntamos mi hermano y yo al mismo tiempo.
- Si, a Natali.
- Padre.....¿ estás seguro? - pregunta Marco.
- Como nunca lo he estado hijo. - dice mi padre y veo cierto pesar en su mirada. - Planeaba esconderla de todo esto, pero ella tiene razón, Natali necesita vengarse, y formar parte de esta familia. Además ella podría ser de gran ayuda para nosotros.
- A que te refieres padre, explicate. - exige Marco.
- Resulta que mi hermano tenía tratos con los Kozlov, e involucró a su pequeña hija en ellos. - papá.... ¿Parece enojado? - puede que Natali sea lo que hemos esperado para acabar al fin con ellos.
- De que estás hablando.
- Pronto lo sabras Alexxander.
- Eso espero.
- ¿Y qué me dices James? ¿La entrenarás?
- Por supuesto, yo me encargo.
- Puedes retirarte.
En ese instante él sale.
- Marco necesito hablar contigo. - dice serio mi padre.
- Es acerca de......
- Si es sobre ella... - contesta mi padre y se gira dándonos la espalda.
- ¿Ella? ¿De quien exactamente están hablando? - pregunto confundido.
- Retirate Alexxander. - Mateo parece serio.
- Pero......
- ¡Solo hazlo Alexxander! - grita.
- De acuerdo, pero no voy a quedarme con la duda por mucho tiempo... Mateo. - digo y me retiro dando un portazo.
Voy a la entrada de la mansion y cuando estoy a punto de abrir la puerta para irme, escucho una voz detrás de esta. Natali. Se escucha bastante enojada.
<<- ¡No quiero que me digas más Karen!. ¿Crees que me importa las explicaciones que tengas? Lo podría haber esperado de cualquiera, incluso del idiota de mi primo, pero menos de ti.>>
Vaya, resulta que ahora yo soy un idiota. ¿Pero a que se refería cuando dijo eso? Un momento.... ¿No era Karen la amiga por la que Natali me hizo tanto problema en el club?
<<Ahora que sé que no te importo en lo más mínimo, voy a dejarte en paz. Pienso irme mañana mismo Karen, solo asi podrás ser feliz.>> << Bueno, te deseo lo mejor Karen. Ah y solo quiero decirte, que es posible que no vuelvas a verme nunca más. He tomado una decisión importante que cambiara el rumbo de toda mi vida. Quizás hasta pierda la vida en el proceso. >><< No finjas que te importo, es más, pienso que desde hace mucho quieres sacarme de tu camino. No te creo nada Karen. Espero y seas feliz. >>
En ese instante la puerta se abre y Natali queda lela al verme, seguro va a gritarme por haber estado escuchando su conversación.
- Natali yo..... - intento explicarme pero lo que ella hace me sorprende.
Natali me abraza. Ahora soy yo quien queda en shock por un momento. Luego la abrazo. - ¿Quieres que hablemos de lo que ha sucedido Natali?
- No. - responde simplemente.
- ¿Estas segura? - pregunto.
- Solo..... quiero olvidar lo que paso hoy.
- De acuerdo.
- Gracias Alexxander, lo necesitaba.
- El que.
- El abrazo. - dice. - Creo que el abrazo de un idiota es mejor que el de una traidora.
- Pues quieras o no, solo tienes a este idiota para consolarte.
- Gracias otra vez idiota.
En ese momento alguien se aclara la garganta haciendo que Natali se aparte.
- ¿Interrumpo algo? - dice Marco.
- De hecho no, hermano.
- Me pareció que sí. - Marco mira a Natali, y frunce el ceño. - ¿Te sucede algo? ¿El idiota de Alexxander te hizo algo? - lo fulmino con la mirada mientras que Natali solo sonríe.
- De modo que soy un idiota para todo el mundo. - digo.
- No, esta vez no tiene nada que ver.
- Soy Marco. El hermano de este idiota.
- Mucho gusto Marco, yo soy Natali, soy.....
- Es nuestra adorada primita. - digo.
- Ya lo se. - responde Marco. - mi padre me comento que iras a Italia para tu entrenamiento, ¿en 2 semanas?
- Las cosas cambiaron Marco. Estoy pensando en irme antes de 2 semanas.
- ¿Así? yo tambien ire a Italia. ¿ Y en cuanto tiempo mas o menos piensas irte?
- Lo más antes posible.
- Yo voy en 2 dias. Si tú quieres podría llevarte allá, así te presento al resto de la familia.
- ¿Enserio?
- Claro Natali, eres mi prima, los Palmieri nos apoyamos entre nosotros.
- Gracias Marco. Creo que ire a hablar con Mateo.
- Ok, bueno, tengo que marcharme. Adios Natali, me avisas si Alexxander te molesta.
- Adios Marco. - se despide Natali. A mi parecer Marco fue muy...... amable con Natali, algo raro, la trato como si ya la conociera. El tono de voz de Marco era....
- Te estoy hablando Alexxander.
- No te escuche. ¿Acaso necesitas otro abrazo primita?
- Agradece que no te haya golpeado por escuchar conversaciones ajenas.
- ¿Que era lo que estabas diciendo?
- ¿Crees que Mateo acepte que me vaya a Italia dentro de 2 dias?
- ¿Quieres una respuesta acertada? - ella asiente con la cabeza. - Ve y preguntaselo a él.
- Tienes razon Alexxander. Ahora vuelvo. - dice y va al despacho.
Saco mi celular y marco.
- Steve, necesito que cuides de Natali.
- Por supuesto.
- De todos, incluyendo sus amigos.
- ¿Puedo preguntar el porque Señor?
- Escucha, es una sospecha que tengo. Cuando encontré a Natali en aquel club, ella mencionó a sus amigos, y el barman escuchó todo. Es posible que sea uno del bando opuesto, puede que intenten algo.
- ¿Usted cree eso señor?
- Es una sospecha.
- De acuerdo.
La vida de Natali podría correr peligro. Iba a protegerla, no entendía exactamente porque, pero tenía esa necesidad de hacerlo. Era como un instinto.

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