Natali
—¡Oye Natali! —era la voz de Karen.
—¿Si? —me detuve y ella me alcanzó.
—Andrew no vino hoy.
—Seguro que está enfermo —dije.
—No lo sé pero me preocupa.
—¿Por qué?
—No quiero creer que pueda haber pasado, pero las decepciones amorosas en muchos casos lleva a...
—Ves demasiadas novelas Karen —la interrumpí.
—Eso también pasa en la vida real —comenzamos a caminar.
—Le enviaré un mensaje para preguntarle como está —saqué el celular y le mandé un mensaje.
¿Por qué faltaste hoy a clase?
Esperé su respuesta, pero no llegaba nada.
Oye espero que no tenga que ver con lo que sucedió ayer. No quiero perder tu amistad.
—¿Y? —preguntó Karen.
—Aún no responde.
—Natali y si...
—Silencio Karen, no creo que Andrew sea tan estúpido como para hacer una cosa así.
Aunque haya sido positiva, tenía algo de miedo por Andrew. Tenía miedo de que le hubiera pasado algo. Si era así me sentiría culpable para siempre y jamás me lo perdonaría.
—¿Contestó?
—Todavía no —dije con un atisbo de preocupación en mi voz, y eso no se le pasa desapercibido a Karen.
Diez minutos después el celular vibró. Lo saqué tan rápido que casi se me cayó de las manos.
Estoy bien, no te preocupes.
Mi madre me llamó y tuve que viajar con urgencia.—¿Lo ves? —le mostré el celular a Karen para que vea el mensaje— No le pasó nada.
—Qué alivio —dijo Karen.
—Bueno ya tengo que irme —me despedí de Karen, me di media vuelta y me fui.
Llevaba un buen rato caminando cuando empezó a llover. Todos corrían para protegerse. Me encontraba cerca de casa, así que no hubo necesidad de que corriera.
Mientras caminaba tuve una sensación extraña, era como si alguien estuviera siguiéndome. Giré para ver si había una persona detrás de mí, pero no vi ninguna. Seguí caminando y al poco rato volví a girar, pero no había nadie. Trataba de convencerme de que eran alucinaciones mías y que lo había imaginado. Apresuré el paso, pues no quería arriesgarme.
Unos minutos después ya estaba en casa a salvo y fue cuando me di cuenta de que había estado conteniendo la respiración. Había sido una situación algo extraña.
***
Al día siguiente, decidí salir a comprar comida para el refrigerador. Al ir al supermercado volví a tener la misma sensación que el día anterior, y al igual que ayer no vi a nadie siguiéndome.
Karen me había llamado para pedirme que fuera a su casa. Yo accedí. Su casa no estaba tan lejos, así que decidí ir a pie y ese fue mi más grande error.
Caminaba con los audífonos puestos. La acera estaba vacía, la mayoría de las personas se encontraban con su familia, y yo me encontraba de camino a la casa de mi mejor amiga. En eso una mano me cubrió la boca, impidiendo que el grito que quise emitir saliera. La persona que estaba atacándome puso su otra mano en mi cintura y así comenzó a llevarme hacia un Génesis gv80.
Intenté soltarme del agarre de aquel tipo, pero fue en vano, él era mucho más fuerte que yo y mucho más grande también. El miedo me invadía, no sabía que era lo que iba a pasarme. Estaba perdida, lo único que me quedaba era mantener la calma para que no me hiciera daño. En ese momento puso un pañuelo blanco en mi rostro, sentí un olor repugnante que al instante hizo que comenzara a dolerme la cabeza. Mis ojos empezaron a cerrarse poco a poco.
—Quédate tranquila, no te haré daño. El jefe quiere verte —fue lo último que escuché antes de que todo se oscureciera.
ESTÁS LEYENDO
Atrapada
Teen Fiction¿Será cierto eso de que el amor lo puede todo? ¿Será el amor suficiente para huir de un destino que te impusieron? Y lo más importante... ¿Será el amor más fuerte que la sed de venganza?