Capítulo 2 - El presente.

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7:00 AM

Camila

Despierto al sentir los primeros rayos del sol en mi rostro, ocasionando que mis ojos se abran de forma lenta, perezosa. No quiero levantarme de la cama, otra noche de insomnio estaba haciendo mella en mi cuerpo, logrando que el letargo se apodere de mí; estiro mi brazo para alcanzar mi celular que está en la mesa de noche para ver la hora, terminando por darme cuenta de que tengo el tiempo justo para llegar al almuerzo con mi padre. Me levanto observando la grata vista que me brinda Bogotá a estas horas, el día es cálido, algo poco usual, pero agradable. Sonrió, todo parece indicar que este día será perfecto, que equivocada estaba.

8.00 AM

Inspecciono mi outfit en el espejo, sonriendo al ver el resultado final, y no es que sea engreída o tenga aires de superioridad, pero lo que se ve no se niega, y la belleza es algo de familia, y yo tengo de sobra; además es claro que hoy es mi día. Estoy por salir, pero me encuentro a mi nana está haciendo unas cuantas cosas en el pasillo, sonríe al verme, aquello deja ver sus hermosos hoyuelos, algunas arrugas alrededor de sus ojos, esos ojos chocolate que brillan como el sol cada vez que sonríe.

— Mi niña esta hermosa.

— Gracias nana. — Me acerco a ella para besar su frente, ella se asombra; aún no se acostumbra a mis señales de afecto. — Almorzare con mi padre.

En la entrada me esperan tres autos como de costumbre, todos blindados, Alfredo me saluda mientras abre la puerta para que suba, lo saludó con un suave movimiento de manos mientras él cierra la puerta. Los autos comienza la marcha, uno adelante con tres escoltas armados, y el otro atrás con cuatro escoltas más; y en el centro voy yo, acompañada del más leal de todos, Alfredo mi escolta personal y Nicolás el chofer, ambos son de mi confianza y agrado, hasta podría decir que les tengo aprecio, digamos que toda una siendo protegida por ellos tiene efectos negativos en un maltratado corazón.

8: 30 AM

Reviso mi celular, casi de manera inconsciente entro a su perfil, una sonrisa estúpida aparece en mi rostro, como cada vez que veo en su lindo rostro y como demuestra la más pura felicidad; ver su sonrisa aunque solo sea en fotos se convirtió en un ritual, una adicción, un placebo para los días en los que quería mandar todo al demonio, ella me hacía recordar que aún habían cosas buenas en el mundo, ella era una de esas cosas buenas. Estoy perdida en los recuerdos, cuando Nicolás frena de golpe.

— ¡Mierda!, Nicolás ¿qué te pasa? — Llevo una mano a mi cabeza, sobándome la frente por el abrupto golpe, siento un leve dolor entre el inicio de las cejas y el inicio de mi pelo.

— Retrocede. — Veo el terror en los ojos de Alfredo, toma su arma y la carga, eso solo puede ser señal de un desastre.

— ¿QUE MIERDA ESTA PASANDO? — Ninguna respuesta, nada más que el sonido de unos disparos.

— ¡SACANOS DE AQUI! ¡MIERDA NOS EMBOSCARON! — Grita Alfredo.

— ¡NOS TIENEN RODEADOS! — Nicolás me mira fijo. — ¡NO PODEMOS DEJAR QUE LA TOQUEN!

Los disparos cada vez estaban más cerca, mi corazón está acelerado, los gritos son desgarradores, quitándome la esperanza de que esto salga bien de alguna manera; Alfredo está aterrado, puedo verlo en su cara, en su mandíbula apretada, sus ojos entrecerrados; está buscando una salida, una solución para que yo salga de esta; Nicolás mantiene sus manos en el volante, está ideando un plan de escape, o eso pensé; ¡Ingenua! Una exposición corta mis esperanzas, sacando una lágrima que rueda sin permiso por mi mejilla, Nicolás quita el seguro del auto y baja, Alfredo le grita, rompiendo completamente la única esperanza que tenía de volver a casa.

Ahora que te encontré - (Ventino) [Naca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora