Capítulo 5 - Relájate, solo es un juego.

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“¿Qué estoy haciendo?” Se preguntaba Natalia al verse acorralada de esa manera por Camila, pero no podía ser fuerte con las expertas manos de la chica recorriendo su cuerpo, con esos expertos labios apropiándose de su cuello, con el prominente hueso de su cadera chocando con el de ella; era demasiado, mucho para que su mente le pusiera freno y le dejara procesar las palabras que quería soltar, pero solo salían avariciosos jadeos suplicando más de manera disimulada.

— Quiero que me lo digas preciosa. —Gruñó Camila sobre la suave piel del inicio del pecho de la castaña. — Dime que ese tesoro será solo mío. — De manera maliciosa, y siendo consciente de que la castaña no podría despejar su mente si seguía con ese juego, clavó sus dientes con saña en el punto de pulso de la chica.

—¡Oh Dios! — Suspiró la castaña cuando las frías manos de la pelirroja hicieron contacto con la piel desnuda de sus caderas.

Camila soltó una risa socarrona, una que solo demostraba la prepotencia que emanaba la chica por los poros y el ego que le estaba inflando Natalia a base de jadeos. — No soy Dios preciosa. — Exclamó tomando con firmeza el labio inferior de la chica. — Pero si me lo pides. — Mordió con fuerza ese carnoso labio. — Puedo llevarte a conocerlo.

Cuando los dedos traviesos traspasaron la pretina del pantalón de Natalia fue consciente de lo que estaba a punto de hacer, pero aun así no fue capaz de moverse en lo más mínimo, por no lo menos no hasta que el dedo medio de Camila tocó la húmeda tela de su ropa interior, fue entonces cuando sin pena la empujó para apartarla de su cuerpo.

—¡Lo siento Camila! — Natalia se apartó con la respiración agitada, dejando a una pérdida muchacha sentada en medio de la cama. — Creo que … creo que… creo que.

Camila nuevamente sonrió de esa manera arrogante. — Creo que es mejor que vengas a la cama y te dejes llevar por tus deseos. — La voz de la pelirroja bajó al punto de solo ser un simple susurro. — Sé que te mueres por ser mía.

—No… no creo que sea… bueno nada de esto. — Se excusó con dificultad, comenzando a buscar sus cosas con la vista, no se pensaba quedar más de lo necesario en ese lugar y tampoco pensaba escuchar a su torpe cabeza que después la llevaba a terminar con el corazón roto. — Creo que… mejor me pueda… creo que es mejor que… — La voz de Natalia comenzó a perder fuerza hasta estar perdida en la inmensidad de esa lujosa habitación. — Me vaya.

Camila solo se bajó de la cama y comenzó a caminar hacia la castaña con ese tentador balanceo de caderas, dejando completamente hipnotizada a la castaña. —¿No crees que olvidas algo Natalia? — Lanzó una risa al aire. — Creo que olvidas que … — La distancia había sido eliminada casi en su totalidad, ahora las manos de Camila la había tomado de las caderas y la habían empotrado contra la pared. — Tú no estás aquí por voluntad propia, estás aquí porque te acabo de secuestrar.

Natalia tragó con fuerza, sentir el cuerpo de Camila pegado al de ella no le estaba haciendo para nada bien. — Por favor, déjame ir.

—No quiero.

—Camila, por favor…

—No quiero dejarte ir hasta que aceptes que te gusto, hasta que seas completamente mía.

Los labios de Camila volvieron a posarse sobre los de Natalia, esta vez, siendo la pelirroja quien con el pulgar hizo presión para obtener el acceso a la boca de la castaña, adentrando su lengua con furia dentro de la boca de la chica. Natalia solo pudo lanzar un jadeo al sentir la caliente boca de la muchacha ingresar a su boca, dejándola completamente fuera de juego, dejándola perdida en el mar de sensaciones que le provocaba el hecho de sentir los tersos labios de la pelirroja sobre los suyos.

Ahora que te encontré - (Ventino) [Naca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora