Capítulo 12. -Antes y Ahora.

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Antes:

Natalia había despertado a la mañana siguiente con los brazos de Camila apretando con fuerza su cintura, como si de alguna manera ella se fuese a escapar mientras se dejaba ir en un profundo sueño. La castaña supo de inmediato que esa manera de abrazarla era para marcar posesión, supo al instante que esa noche solo había sido producto de unos celos desmedidos de una niña caprichosa, de alguien que simplemente no soportaba perder.

"Maldita idiota, no debiste ceder". Se reprimió mentalmente, apretando con fuerza sus ojos para que todo volviera a su lugar, para que la vida volviera a estar en orden.

Lentamente se deshizo del abrazo de la muchacha, implorando porque ella siguiera durmiendo; tal parece que la chica se negaba a soltarla, porque cada vez que intentaba sacar la mano de su cintura, ella se soltaba para volver a abrazarla con fuerza, pegando su cuerpo caliente directamente en su espalda, enterrando sus manos en su suave vientre.

Logró irse liberando poco a poco, hasta que su cuerpo logro salir de la cama para poder evidenciar con completo horror todas las marcas que había dejado esa chica completamente presa de la lujuria y de los celos. Envolvió su cuerpo con una larga camisa que un amigo le había obsequiado como una promesa de que se volverían a juntar y sin mirar atrás, salió dispuesta a despejarse un poco.

Camila despertó un poco aturdida. El frío que había al otro lado de su cama logró incomodarla, arrancándola del sueño maravilloso que la envolvía, donde la dulce fragancia de la piel de Natalia estaba pegada a su nariz, donde la aterciopelada piel se erizaba ante su tacto.

Abrió los ojos aturdida. — ¿Natalia? — Le llamó con una voz ronca, profunda. — ¿Natalia dónde estás?

No obtuvo ninguna respuesta, más bien, solo sintió que el frío le calaba en los huesos por esa sorda respuesta del pitido que provoca el excesivo silencio.

—¡Natalia! — Se levantó dispuesta para ir a buscarla.

La chica simplemente se levantó, desnuda, completamente descarada, caminando directamente hacia el baño que tenía la habitación de la chica.

Natalia no estaba ahí.

Los pies desesperados de la chica comenzaron a vagar por toda la habitación, encontrándose con lugares vacíos. El desespero estaba haciendo de las suyas, desesperándola por no encontrarla, por no tenerla entre sus brazos; ese departamento ni siquiera era tan grande como para que se desapareciera, de hecho, ni siquiera le parecía digno de una princesa tan hermosa viviera en esas condiciones.

La rabia ya había hecho vacilar la ternura con la que pensaba tratarla al despertar. Pensaba castigarla, hacerle saber que con ella no se jugaba en absoluto, y, por sobre todo, le haría entender que cuando decía que algo le pertenecía, es porque esa persona DEBÍA mantenerse a su lado.

Los sonidos suaves de un tierno tarareo hizo que su bravura bajara, y que de inmediato su cuerpo se relajara completamente dispuesta a preparar cada músculo para escucharla. Esa era la voz más hermosa que había escuchado jamás. La muchacha se encontraba completamente absorta en la afanosa tarea de prepararse algo para desayunar, la cual parecía ser una tarea un poco difícil para ella.

—Cuando me duermo con alguien. — Dijo alto para llamar la atención de la chica, provocando un pequeño respingo por parte de la muchacha. — Me gusta despertar a su lado, no me gusta para nada esto de despertar sola.

Los ojos de Natalia bajaron de manera inevitable hacia el cuerpo desnudo de Camila.

—Tu...tu...tu. — Comenzó con esos intentos de hilar alguna oración coherente, o por lo menos apartar sus ojos de lugares impropios. — Tu...tu e...estás.

Ahora que te encontré - (Ventino) [Naca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora