Capítulo 9 - Insaciable.

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Abrumada, así se sentía Natalia Afanador; el calor de el momento le había hecho llegar más allá de lo creía posible, porque una cosa era que dejarse envolver en esos juegos un poco subidos de tono, que a lo máximo llegaban a un par de besos y un agarrón cuando la pelirroja estaba completamente osada, incluso había tomado con un poco de humor el intento de secuestro que había sufrido un par de semanas atrás, pero ahora las cosas se habían salido de control, sobre todo porque los exigentes labios de la pelirroja le estaban nublando los pensamientos y ni siquiera le daban el respiro necesario para poder procesar.

—Preciosa. — Gruñó Camila sobre la fina piel de Natalia, y como si el hecho de pensar en su premio la vigorizara, la pelirroja tiró de la más alta con violencia para recostar ese tembloroso cuerpo sobre le sofá. — Relájate princesa, yo solo te haré disfrutar.

Los ojos maliciosos de la pelirroja bailaron con antelación ante las dudas de Natalia, y como si de verdad pudiese leer sus pensamientos de arrepentimiento, sus besos bajaron con rapidez y comenzaron a besar su estómago con devoción, preocupándose de cepillar esa inmaculada piel con sus dientes. Cuando sus ojos se volvieron a encontrar, la endemoniada niña rica sonrió con maldad, y antes de que la inocente castaña pudiera reaccionar, sus labios bajaron con apresuro para pasar la lengua ardiente como las llamas del infierno sobre la delgada tela de su ropa interior.

Las manos temblorosas de Natalia se aferraron con fuerza a los cabellos rojizos. — E...espera. — Jadeó con cierto temor plasmado en la voz. — N...no lo hagas.

Camila sonrió de lado, y sin fuerzas tomó las manos de Natalia. — Tu no quieres eso preciosa. — Con la guía de esta pelirroja, Natalia se vio desalojando las ropas que quedaban para quedar completamente desnuda. — Tu quieres la mía, quieres gritar mi nombre. — Sin descaro comenzó a guiar las manos de la castaña contra cuerpo, sintiendo que su piel ardía con el roce de la palma de esa mano tan tersa. — Tu quieres regalarme tu primer orgasmo. — Nuevamente esos labios chocaron con la piel inmaculada de Natalia, comenzando a descender con suma rapidez, mientras que los dedos de la castaña se clavaban con fuerza contra los blancos hombros de Camila. — Y no pienso detenerme hasta obtenerlo.

Natalia no tuvo tiempo de replicar, mucho menos de volver a poner sus pensamientos en orden, porque la pelirroja hizo a un lado su ropa interior y su lengua se hundió hasta lo más profundo de sus piernas, logrando que el cuerpo de la castaña temblara, y sus manos buscaran desesperadamente tener algo que apretar, pero cada succión del que su clítoris era víctima la removía de tal modo que su cabeza quedaba al borde del precipicio.

—Camila. — Jadeó en un vago intento de detener esa locura, pero solo salió ese lastimero sonido que se apagó en un gemido cuando una mordida precisa le hizo temblar. — Por favor, para. — Volvió a implorar cuando una extraña sensación comenzó a tejerse en su bajo vientre, una que no conocía hasta ahora.

Definitivamente Camila no pensaba parar, ella había venido por algo y lo iba a obtener, es por eso por lo que sonrió extasiada cuando las piernas de la castaña se cerraron sobre su cabeza empujándola aún más dentro mientras absorbía su orgasmo, sintiendo vagamente el sonido del gemido sordo que lanzo Natalia al verse azotada por el placer.

El cuerpo de Natalia quedó laxo sobre el sofá, pero para Camila no era suficiente, no, ella quería corromperla por completo, quería verla convertida en gelatina entre sus dedos.

—No sabes lo hermoso que es escuchar mi nombre de tus labios. — Gruñó echando su cuerpo sobre el cansado cuerpo de Natalia, y sus dientes se apropiaron con fuerza del labio inferior de la muchacha, tirando con fuerza en un vago intento por despertarla. — Pero ahora quiero que me lo gimas al oído.

No fue delicada, mucho menos intentó asemejar que la quería, ella solo mostró la cruda y fría verdad; quería sexo, quería corromper a una niña inocente por cobrar su premio y por restituir su orgullo herido.

Ahora que te encontré - (Ventino) [Naca]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora