CAPITULO 1

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María no veía el momento de bajar de aquél coche, a pesar de que el trayecto tan solo duraría unos 55 minutos aproximadamente, según le habían dicho, para ella era como si llevara 10 horas de camino.

Acababa de cumplir 22 años apenas un par de días antes y se consideraba una chica muy madura, al menos, pensaba... que tenía las cosas muy claras en la vida, y esto le hacía ilusionarse tremendamente con su gran objetivo. Llevaba ahorrando durante tres años, los mismos que trabajaba para aquella familia, con un único fin, su gran sueño era montar una escuela infantil en su ciudad natal, Barcelona.

Durante todo el viaje no dejaba de repetirse que en tan solo unos cuatros años más o menos conseguiría lo que necesitaba ... el dinero para invertir en su proyecto... y por ello no estaba dispuesta a rendirse de ninguna de las maneras.

Su actual trabajo consistía en cuidar a dos niños de 12 años de edad, gemelos e hijos de un adinerado empresario hostelero llamado D. Manuel González Sanz.

Ambos niños, fruto de su primer matrimonio, eran la mismísima encarnación del diablo, María no podía decir cuál de los dos era el peor.

Marcos y Santiago, así eran como se llamaban, eran malcriados, prepontentes y como María solía decir... " Los niños con peor educación que había conocido en toda su vida ". Ella culpaba sin duda de todo aquello a la mala situación que ambos críos habían sufrido tras tan desagradable experiencia vivida debido al divorcio de sus padres y claro está, también a la crianza tan consentida que recibían por parte de sus dos progenitores para tapar el sentimiento de culpabilidad que tenían por habérselo hecho pasar tan mal, lo cual no ayudaba en nada ha conseguir que sus hijos pudieran llegar a ser buenas personas el día de mañana.

D. Manuel hacia unos 5 años aproximadamente se había casado por segunda vez con una mujer de 39 años llamada Bárbara con la se llevaba una diferencia de 18 años de edad. Él con 57 años ya bien cumplidos no estaba dispuesto ha sacrificar lo que le quedaba de vida por nadie ni por nada... Y sin duda Bárbara le hacía feliz.

Tras un corto noviazgo de apenas unos meses le pidió en matrimonio con la intención de no dejar escapar la oportunidad de vivir junto a ella el resto de su vida.

La había conocido en un bingo al que solía acudir alguna vez que otra y enseguida tuvo claro, desde el momento en que la conoció, que aquella mujer iba a ser su esposa. Barbara era extrovertida, graciosa y poseía el don de embelesar a cualquier hombre. Pero lo que más le gustaba de ella, sin duda, era la pequeña inocencia que,a pesar de su avanzada edad, todavía conservaba.

Para Barbara en cambio todo era diferente, no solo había conseguido por fin tener la vida que tanto le gustaba, sino que también había logrado casarse con un hombre del cual se había enamorado por numerosas cualidades que hacían que se sintiera la mujer más afortunada del mundo.

Manuel no solo era culto... también era inteligente y muy romántico. Barbara consideraba que al casarse con D. Manuel le había tocado la lotería.

La pareja habían decidido aprovechar el puente del 1 de mayo, que este año había caído en miércoles, para poder disfrutar de un pequeño viaje con los niños a Granada. A través de una agencia le habían recomendado un pequeño hotel bastante barato, situado en un entorno privilegiado en plena sierra muy cerca de un pequeño pueblo llamado Fuente de Luján. En el cual podrían descansar y desconectar, sobre todo, practicar unos de los deportes que más le gustaba a D. Manuel, esquiar.

De modo que sin dudarlo, junto a los gemelos y María, la cuidadora de estos, emprendieron el viaje esperando disfrutar de 5 días de relax.

Cuando el coche paró... María pudo ver con agrado que había concluido su viaje y ya habían llegado a su destino.

Tan solo unos minutos después apareció por la puerta con una gran sonrisa de bienvenida una señora de mediana edad.

- Bienvenidos!!!... La familia González, supongo, les estábamos esperando.. mi nombre es Mariam,  soy la propietaria del hotel.... espero que el viaje haya sido de su agrado - dijo.

- No estuvo mal - respondió
D. Manuel.

- Me alegra saberlo... ahora mismo llamo al chico para que le lleve las maletas a sus respectivas habitaciones y puedan descansar un poco. Entren... Os daré las llaves y os registrare en el hotel, espero que disfruten de vuestra estancia entre nosotros.

Y sin más....le siguieron.

UNO DE NOSOTROS (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora