CAPITULO 17

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Una vez despejada la estancia Samuel cogió la mano de María y tiró de ella... ambos corrieron hacia la habitación.

Al llegar, el joven empujó la puerta lentamente intentado no hacer ruido... los dos entraron  completamente en silencio para evitar poder ser descubiertos.

María cerró la puerta tras de si y tan solo escuchar el pestillo Samuel le dio a la luz.

Ambos se quedaron completamente inmóviles y sin poder articular palabra alguna al comprobar lo que tenían antes sus ojos.

En el centro de aquella pequeña habitación se encontraba un hombre atado, con unas esposas, por ambas manos al cabecero de la cama.

Samuel se dió cuenta que todo lo que había pensado era un error... aquel delincuente del que habían estado hablando tanto, realmente existía.

Antonio giró la cabeza y con cara de asombro les preguntó...

- Quién cojones sois ustedes?.

Ambos se mantuvieron en silencio buscando una respuesta que resultara algo coherente...

- Antonio? - preguntó Samuel.

- Si.. el mismo!!! Se puede saber quiénes sois y que coño hacéis aquí?.

- Perdón por las molestias..mi nombre es Samuel y ella es María,  nos hospedamos en este hotel... tan solo queríamos comprobar si realmente era cierto que usted se encontraba en esta habitación.

- Pero que os creéis que soy? Un puto mono de feria? Fuera de aquí antes de que me ponga a gritar como un loco!!!

- Perdón... perdón...

- Y ya de paso... decirle a ese cabrón de García que necesito ir al baño!!!... que venga lo más rápido posible!!!porque no creo que quiera ponerse a cambiar sábanas ahora... - gritó.

- De acuerdo... nos vamos ya... perdona de nuevo... ahora mismo se lo digo..

Samuel giró hacia María y la empujó un poco para que está abriera la puerta.

De repente unas voces sonaron en el silencio de la habitación...los dos chicos de volvieron a girar y miraron hacia Antonio.

Aquella conversación cada vez era más clara..

- De dónde salen esas voces? - preguntó Antonio con tono de sorpresa.

Samuel se acercó lentamente a la pared de la izquierda y comprobó que aquel sonido salía a través de una rejilla que se encontraba cerca del suelo.

- Silencio!!! - susurró.

Se agachó lentamente pegando su oreja para poder escuchar mejor....

Entonces fué cuando se dió cuenta..

Aquella rejilla conectaba al baño que se encontraba justo al lado... supo rápidamente a quienes pertenecían aquellas voces..

Mientras Rosita, ajena totalmente, a que su conversación pudiera ser escuchada por nadie más que no fuera Caridad, le relataba a ésta, con todo lujo de detalles, aquel secreto que le estaba atormentado...

- Caridad, prométeme que no se lo contarás a nadie!!! - le pidió la marquesa a su amiga.

- Que si... chiquilla...no te preocupes... dime ya de una vez lo que te pasa!!!.

- Caridad, no siempre fuí digna de llevar mi apellido con orgullo... hace muchos años,. cuando tan solo era una adolescente hice cosas de las que me arrepiento y avergüenzo a día de hoy muchísimo. Por aquel entonces vivíamos en Jaén... el título de marqués de Riscal es de esa provincia exactamente. En varias ocasiones mentía, discutía, peleaba.. en fin...todo lo que más pudiera molestar a mis padres.... era lo que solía hacer frecuentemente... odié mí apellido durante años y por ello odié todo lo que exigía... aquel protocolo que tenía que seguir al detalle en todo momento... Nunca me gustó cumplir normas!!! Y cuanto más me pedían, más me revelaba..

- Normal, tuvo que ser una época dura... imagino que fué una vida complicada con una disciplina tan estricta.... - respondió Caridad.

- Más aún... recuerdo todo aquello con mucho dolor. En varias ocasiones me escapé de casa por motivos absurdos.... pero yo tan solo era una niña que se sentía totalmente incomprendida. Cuando cumplí los 18 años conocí a un chico llamado Gerardo del que me enamoré perdídamente... y dos años después me quedé en estado. Mis padres no dudaron en actuar de modo que el apellido familiar no se manchase y aquella terrible deshonra nunca saliese a la luz...me prohibieron salir a la calle, no podía pisarla bajo ningún concepto, durante todo el periodo de gestación. Tras parir un niño.. sin ni siquiera verle la carita al bebé...mis padres lo abandonaron a las puertas del hospicio de la ciudad. Al poco nos mudamos a Madrid, así se aseguraron que jamás volvería a ver a Gerardo ni tampoco al bebé, él ni siquiera se enteró de que fué padre.... aunque creo que sospechó algo... ambos conseguimos vernos un par de días antes de irme y me lo preguntó, se lo negué varías veces, pero no se quedó conforme del todo. Me dió una fotografía suya y se fué sin más.

UNO DE NOSOTROS (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora