x5x

1.4K 174 252
                                    

Gerard.

—¿No crees que sea un poco raro?—Le pregunté a mi amigo Bert. En mis clases de ilustración la profesora pedía como proyecto buscar nuestro propio modelo y dibujarlo. No debía ser estrictamente alguien que siguiera con los cánones de belleza, sino una persona que nosotros consideraramos bellos e inspiradores.

—Un poco, pero qué más dá, de todas formas ya sos raro—Mordió su hamburguesa y luego continuó hablando con la boca llena.—Y se te nota.

El dilema estaba en si hablar con Frank para utilizarlo como modelo, o llevar a Lindsey como siempre lo hice. Bandit era muy pequeña, y no la llevaría al salón, considerando que algunas personas iban con modelos vivos que se desnudaban.

Ese chico siempre me había despertado las ganas de dibujar, tal vez porque su rostro me resultaba tan simétrico y sencillo de ilustrar. Siempre intentaba ponerle a mis personajes alguna de sus facciones, sólo por el placer de dibujarlo.

En la secundaria hice varios dibujos de él, aunque ni siquiera lo conocía. Al ver sus ojos verdosos y el piercing plateado en su labio inferior casi gozaba. Era algún tipo de admiración como la que sentía por David Bowie o Amy Winehouse, con sus diferentes y únicas características.

Nunca le dí demasiada importancia, a veces me atacaba esa inspiración repentina. Aunque con Frank había durado todo el tiempo que tuve para observarlo. Es decir, hasta que terminé la secundaria.

Eso había sido totalmente paralelo al amor incondicional que sentía por Lindsey, la hermosa chica que enseñaba bajo, que también me atrapaba con cada una de sus caracteristicas. En especial su sonrisa aniñada.

No necesitaba conocer a Frank, sólo era un modelo para mí. Como una musa.

Una musa torpe y distraída.

—¡Mira por donde caminas enano!—Gritó un chico que doblaba el tamaño del castaño. Estaba atravesando el pasillo donde Robert y yo descansabamos en un banco, cuando su nariz se encontró con el pecho de ese gigante. Haciendo que tumbara un poco de café.

Bert y yo vimos como había sido insultado y empujado, sólo por chocar accidentalmente. No pude contra mi sentimiento de pena y nos acercamos a él.

Tal vez también tendría la oportunidad de crear una amistad, así no sería tan extraño si decidiera pedirle ser mi modelo.

—Hey, ¿estás bien?—Robert se agachó cerca de su cara, él estaba levantando las hojas que se le habían desparramado en el piso luego de dejar caer su carpeta por el golpe. Aún tenía la hamburguesa en una de sus manos y al hablar dejó caer una migaja en la cara de Frank. Inmediatamente pasó sus dedos por la piel, sacando la miga que había caído ahí. Me dió demasiada verguenza que hiciera eso, en especial porque el chico se había desorientado pero no había dicho nada. Bert siempre tan confianzudo.—Oops, lo siento.

—Sí, estoy bien. No se preocupen—Bajó nuevamente su cabeza para terminar de ordenar sus papeles, luego se levantó y nos miró a la cara. No lo recordaba tan pequeño, o tal vez yo había crecido...y él no.—Tengo que irme.

Se giró alejándose, pero no podía dejar pasar la oportunidad de oro. Tenía que invitarlo a almorzar otro día, o al menos saber si me reconocía.

—Espera Frank—El castaño volvió a mirarnos, un rubor apareció en sus mejillas en menos de un segundo. Formó una sonrisa extraña, como si no quisiera hacerla.—Sé que nunca hablamos, pero íbamos a la misma secundaria, ¿Te acordas?.

—Claro que sí, Gerard—Después de decir eso sonrió alegremente, en sus mejillas se expandía un color carmesí. Robert nos miraba confundido por lo raro que se había vuelto el ambiente.

Frank parecía estar avergonzado, pero de todas maneras seguía allí, observandome como si yo tuviera algo en el rostro.

Al fin nos despedimos, cuando él mencionó que estaba apurado y debía irse. Sino, podriamos haber estado mirándonos y sonriendonos por horas. Qué extraño.

Al menos ya había hablado con él, así sería más fácil proponerle participar en mi trabajo de ilustración. Sería agradable variar un poco y estar acompañado por un amigo en los proyectos.

Al llegar a mi hogar y pensar en todas las cosas que Bert mencionó, como que Frank estaba enamorado de mí o algo así, y también recordar las incontables veces que diferentes compañeros me dijeron lo mismo en la secundaria, no me pareció una idea tan descabellada.

—Papi, ¿me ayudas a pintar esta flor?—Preguntó Bandit, tendiendome sus colores y el dibujo hecho por Lyn-Z.

—Sí, mi amor—La levanté abrazándola.

Pero nunca podría pensar en Frank de otra manera. Sin importar lo mucho que me llamaba la atención.

* * *

Va a haber capitulos narrados por otros personajes, pero si a eso no lo aclaro al principio, va a ser narrado por Frank.

I don't care. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora