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Gerard.

Llegué a casa con un aura densa alrededor de mí. Lindsey me esperó con una comida que realmente me gustaba, pero no tenía ganas de comer. Toda mi alegría se esfumó al separarme de Frank y darme cuenta de lo que acababa de hacer.

Ni siquiera había podido hablar sobre Bandit con él. Sentía que de alguna forma le estaba mintiendo a mi pequeña, y había dejado de considerarme un buen padre, lo único que me interesaba realmente.

Estaba ocultando demasiadas cosas, muy importantes. Apenas podía sostenerle la mirada a Lyn-Z mientras me hablaba, ella observaba a través de mis ojos y sabía que podía notar algo extraño en mí, pero no preguntó absolutamente nada.

Estabamos descansando en el sillón, un momento antes de ir a dormir. Una hora atrás llegaba de entregar mis dibujos en la tienda de cómics para la que trabajaba. Lindsey apoyaba su cabeza sobre mi hombro y sostenía a Bandit en sus brazos, peinando su cabello con los dedos. La televisión transmitía algún programa de preguntas, ella a veces opinaba sobre las respuestas, siempre estaba en lo correcto.

—¿Vamos a la cama?—Preguntó, era más una afirmación, porque definitivamente no aceptaría un "no" como respuesta.—Bandit ya se durmió.

Tomé a Bandit del regazo de la pelinegra y la llevé como una princesa hasta su habitación, allí la arropé y acomodé su peluche favorito cerca de sus manos. Le dí las buenas noches con un beso en la frente. Ella era tan pequeña y frágil, nunca imaginaria que su padre le podría hacer daño a su madre. Que la estaba traicionando de la forma más sucia.

Intenté retener mis ganas de llorar, pestañeé muchas veces para evitarlo, agradecía que nadie me estuviera viendo porque seguramente me veía estúpido.

Dejé la puerta de su habitación entreabierta, para que la luz del pasillo pudiera alumbrarla si se despertaba por la noche. Caminé hasta mi propia habitación, donde me encontré con Lindsey escuchando música en su celular.

Estaba parada frente al espejo con unos shorts enormes y alguna de mis camisetas, pasaba un peine por su cabello, quejándose de vez en cuando.

—¿Crees que está muy largo?—Cuestionó, pasó sus dedos entre los mechones y se giró para que pudiera ver el largo del cabello.

—Así está bien—Al parecer no era la respuesta que esperaba, blanqueó sus ojos y volvió a ver su reflejo.

—A mí no me agrada, las coletas no quedan bonitas y me cuesta peinarlo.

—Entonces cortalo.

—Wow, me encantan tus extensas opiniones Gerard—Sabía que diría exactamente eso, siempre reclamaba las cosas con esa manera de hablar.—¿Te pasa algo?.

Lindsey puso su mejor cara de "te estoy escuchando", aunque yo sabía perfectamente que apenas volara una mosca dejaría de escucharme. Era muy distraída.

—Estoy un poco cansado, me duele la cabeza—Sí estaba cansado, pero agregué lo del dolor para sonar más creíble.—Solamente quiero dormir.

—Está bien, ¿me dejas poner música bajito?—Claramente la respuesta hubiera sido "no", para eso estaban los auriculares, pero me sentía demasiado culpable como para negarme a algo.

—Claro Lyn-Z.

Me puse mi pijama y me metí bajo las sábanas, Lindsey escuchaba canciones totalmente diferentes, en algunas tarareaba el estribillo. En el momento justo antes de dormirme, cuando ya no es tan claro si lo que estas viendo es un sueño o la realidad, una de sus canciones favoritas se reprodujo.

La voz de Mon Laferte inundó mis oídos, ambos estábamos en silencio. Esta vez no tarareó, simplemente se quedó quieta en su lugar, nos dábamos la espalda.

Cómo fue que me dejaste amar—musitó a la par de la canción, sin ánimos. Esa frase era tan significativa en ese momento, realmente me lo había preguntado tantas veces. No amaba a Lindsey, ni siquiera era capaz de amarme a mí mismo, y estaba dañando a todos a mi alrededor.

¿Cuándo dejé de amar?. Porque tampoco amaba a Frank, él estaba viviendo una mentira, una que yo creé y seguí tejiendo hasta ese día, en donde nos besamos. En donde quise creer que solamente sería algo carnal y terrenal, acorralando su cuerpo y cariño hasta una situación meramente sexual entre esos dos viejos edificios. Pero él desapareció todas esas mentiras, demostrandome que podía ver más allá de eso, más de lo que prentendía darle.

Si tan sólo él hubiera dejado que todo se desvaneciera en una simple escena de sexo podría sentirme mejor, tal vez podría haberme engañado a mi mismo y olvidarme de ese momento, fingir que sólo era una simple infidelidad, que no sería ni el primero, ni tampoco el último en cometerlas. Pero Frank veía através de eso, creía en mí, incluso cuando ni siquiera yo podía hacerlo.

Ojalá Lindsey fuera una mala persona, ojalá me despreciara y quisiera terminar conmigo, así sería más sencillo ser sincero con lo que estaba haciendo, así podría justificarme, pero no era así.

Sentí que Lindsey giró su cuerpo en la cama, el movimiento hizo que mis lágrimas dejaran de balancearse en mis ojos y cayeran, aterrizando sobre la manta que mi madre nos regaló cuando comenzamos a vivir juntos. Estaba rodeado de cosas que me hacían sentir una presión en el pecho cada vez más profunda.

La música cesó, y pronto sólo se escucharon mis leves sollozos. Tenía las manos sobre mi rostro, intentando que el sonido no fuera demasiado.

La voz de Bandit se escuchó y me incorporé de inmediato, limpiando mi rostro con la manga de mi camiseta. Antes de ponerme de pie volteé mi rostro para ver el de Lindsey, casi pude escuchar mi corazón rompiendose al ver las pequeñas gotas que aún mojaban sus pestañas. Su nariz rojiza sobre sus labios entreabiertos era extremadamente tierna, y me pregunté por qué tuvo que elegir a una persona como yo para formar su vida. No la merecía, ella había peleado tanto para que nuestro hogar fuera hermoso y cálido para nuestra hija, y luego yo lo derrumbaba por mi egoísmo.

Entré en la habitación de mi hija para llevarme la sorpresa de que ya se encontraba dormida nuevamente, tal vez me había llamado aún estando un poco dormida.

Caminé por el piso frío hasta la cocina y me senté sobre la mesada, mis pies colgaban, al igual que mi raciocinio, al cual finalmente perdí al abrir una de las botellas de Whisky.

I don't care. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora