De pronto...

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De pronto entienden cada una de las súplicas que gritan las pupilas, ambos miran sus bocas y aquella necesidad se vuelve algo a lo que se ven obligados a saciar. Un beso, el roce de los labios y el juego de las lenguas, aquel deseo, la forma en la que el aliento se entremezcla y los sabores de la saliva encuentran el punto justo para ser una pócima que embriaga, que transmite cada secreto que el otro esconde. De pronto basta ese beso para sentirse preso, para perder el norte.

Jürgen Rodríguez.

Versos de Pasión OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora