The boy of the rain [Lee Know/ Lee Minho; SKZ]

III

—Minho— lo llame. —Minho...— repetí, está vez picando su brazo en dos ocasiones. 

—Uhm...— murmuró sin muchas ganas mientras se acomodaba en la cama. 

—¿A qué hora has llegado?— le pregunte por lo bajo.

—Tyanne, duerme ya, mañana tengo cosas que hacer...— bisbiseó seguido de un bostezo.

—Pero- me interrumpió. 

—¿Puedes abrazarme? tengo frío— musitó. Tenía frío, pero estábamos en pleno verano y con las ventanas cerradas por culpa de la lluvia. Me preocupaba eso.

—Está bien— le respondí, acercándome hasta llegar a su lado, rodeando su cintura y apegando mi cabeza a su pecho, escuchando su tranquilo respirar. El pelinegro no tardó en acariciar mi cabello, hasta que poco después a terminado durmiéndose nuevamente.

A la mañana siguiente, la lluvia había continuado, por lo que no fue ninguna sorpresa cuando me encontré con la pierna de Minho sobre mí cuando el despertador sonó. Miércoles por la mañana, un poco más y las vacaciones de verano comenzarían y los estresantes exámenes se acabarían.

—Muévete, tonto...— masculle apartando la pierna del chico mientras me sentaba en la cama, odiaba no poder levantarme por el costado de la cama por culpa de Minho, ¿Por qué siempre tomaba ese lado de la cama? —Tonto, despierta— le llame moviendo el hombro del pelinegro.

—¿Qué quieres?— gruñó este mientras soltaba un desganado manotazo en un intento por apartar mi mano de su hombro. 

—Tengo que arreglarme para la universidad— le informe. 

—¿Quieres que te ayude a vestirte, es eso?— preguntó con la voz ronca por haber despertado recién. 

—¡No es eso!— me queje con fuerza, mientras le golpeaba el hombro. 

—Me duele la cabeza, Tyanne.— murmuró con un poco más de seriedad mientras escondía el rostro entre las almohadas y soltaba un pequeño gruñido. 

—Vamos...— murmure, dándole un pequeño masaje en la espalda. —No habrás venido ebrio ayer por la noche, ¿Cierto?— bromee mientras le aplacaba unos cuantos mechones de cabello. La verdad es que si lo llegue a creer al verlo vestido sin su habitual ropa para dormir. 

—No, solo que la lluvia me ha tomado por los pies los planes para salir a ultima hora— se explicó mientras giraba el rostro hacia un costado para poder verme. —Me gustan mucho tus manos— murmuró con una sonrisa traviesa. 

—Te gusta que te de masajes, eso es— le conteste yo, despeinándolo por completo y soltando una risilla. —Preparare el desayuno, después me arreglare e iré a clases. ¿Quieres algo en especifico?— le pregunte, mientras pasaba por encima de él hasta bajarme de la cama. 

—Sí, ¿Podrías volver a la cama y dormir conmigo todo el día?— preguntó Minho, alzando la cabeza unos centímetros para voltearme a ver. 

—Nop, tengo clases— le respondí, sacándole la lengua y, poco después, saliendo de la habitación. 

Estuve un rato en la cocina hasta que escuche el estruendo de algo cayendo al suelo haciendo que volteara en dirección al pasillo que daba a mi habitación. 

—Por tu bien espero que no hayas roto nada— dije alto y fuerte, al darme cuenta de que el ruido había provenido de mi habitación y sin pensarlo dos veces he dejado lo que estaba haciendo en la cocina para ir a mi habitación. —Minho realmente espero que no hayas r...— me interrumpí a mi misma al entrar a la habitación y encontrarme al chico en el suelo, mirándome con una sonrisilla avergonzada. —Minho...— murmure en un tono alarmante, acercándome a él.

—Me caí— musitó como si aquello no fuera obvio. 

—Ven, levántate— le dije, sujetando su brazo y tirando de este para ayudarlo a ponerse de pie, pero al final simplemente se quedo ahí sentado, lo que comenzó a preocuparme. —¿Minho?-- lo llame, acuclillandome frente a él. 

—Creo que tengo fiebre— murmuró. Lleve mi mano hacía su frente comprobando que aquello era cierto, el chico tenía fiebre. 

Solté un suspiro mientras le negaba con la cabeza. —Vamos, hay que subirte a la cama— murmure intentando hacer que se pusiera de pie nuevamente. Al final, con algo de esfuerzos inhumanos, el chico llegó a la cama que estaba a tan solo centímetros de él. 

—Quédate ahí. Y no te acerques a la orilla, ahora vuelvo— le dije al pelinegro, saliendo de la habitación rumbo a la cocina para apagar la estufa y tomar mi teléfono. 

—¿Bueno? ¿Mamá? Soy Tyanne. 

—¡Cariño! Que sorpresa, ¿cómo van tus clases?

—Bien, bien... oye... ¿C-Cuál es el método más rápido para bajar la fiebre?— le pregunte con la esperanza de que no hiciera tantas preguntas respecto a eso. 

—¿Estás enferma?— se apresuró a preguntar en un tono preocupado.

—Nonono— respondí igual de rápido para después escuchar un pequeño silencio del otro lado de la línea. —Verás... ¡Una amiga! se quedo a dormir en mi casa, pero amaneció con fiebre, ¿Hay alguna manera de...?— balbuceé 

—Tal vez un baño le ayude— era lo que había respondido.

He caminado hasta el marco de la puerta de mi habitación. No podía dejar que se metiera a dar un baño, ni siquiera podía mantenerse en pie de manera segura, ¿Qué tal que se cayera antes de entrar a la bañera? ¿O si se quedaba dormido en pleno baño y se ahogaba? Así que.. tendría que.

—Vamos, Minho.— lo llame, pasando uno de sus brazos al rededor de mis hombros —Hay que bajarte esa fiebre.

—¿Qué haces?— preguntó mientras caminábamos hacía el baño de mi habitación y escuchando un relámpago a lo lejos. —Llegarás tarde a la escuela, Tyanne.— me reclamó. ¿Quién lo entiende? hace tan solo un rato se encontraba pidiéndome que me quedara en la cama para dormir todo el día. 

—Hoy no tengo ningún examen, así que supongo que está bien faltar hoy— le respondí tirando de la perilla e introduciéndonos a la ampla habitación. Sin duda alguna y sin intención de presumir, tenía el mejor baño de todos. 

—¿Me vas a desnudar?— preguntó, fingiendo estar temeroso.

—Cállate o te ahogare yo misma— le advertí, sentándolo en la tapa del baño y dándome media vuelta hasta llegar a la inmensa bañera color blanco para abrir la llave del agua.