The boy of the rain [Lee Know/ Lee Minho; SKZ]

VIII

—Entonces, ¿La pijamada será en tu casa?— me preguntó Yon en mitad del descansó. Odioso Minho, ¿Ahora que voy a hacer? Era verdad que sonaba tentador demostrarle a Yon que Minho existía y venía con la lluvia, solo había un pequeñísimo inconveniente con ese plan ¡El pronostico para mañana era un excelente día soleado! ¡Genial!

—Por supuesto, mañana en mi casa— le respondí con una sonrisa de lado, observando sin muchos ánimos mi comida. 

—Genial, ya necesitaba una forma de soltar todo este estrés— la escuche decir, ¿Pero qué estrés? Hace casi dos semanas se había metido una borrachera hasta el tope. —Por cierto, ese día deberías presentarme a tu supuesto novio de la lluvia— continuó, haciéndome fruncir el ceño. 

—¡Gua!! ¿podrías recordarme cuándo te dije que era mi novio?— le respondí un poco más seria. Yon soltó un suspiró aburrido y poniendo una expresión más seria, habló. 

—"Un chico aparece en mi casa" "Minho esto" "Minho aquello" desde hace meses que te oigo decir el nombre de Minho por lo menos dos veces cada dos días, y sin contar cuando estás ebria y me marcas para hablarme sobre tu fanatismo con ese hombre— me explicó haciendo que las mejillas me ardieran. 

—¿Cu-

—Mejor ni me lo niegues que te enseño el audio que grabe ese día, cariño— me advirtió mientras terminaba su desayuno. ¿Por qué no estaba enterada de esa llamada? ¡Ni siquiera la recuerdo!

Ahora de quien tenía que cuidarme era de Yon, si llegaba a mencionar aquello frente a Minho nunca más lo dejaría entrar a mi casa, ni a él ni a ella. Eran igual de fastidiosos. 

—Cómo sea, espero que hayas traído paraguas porque hoy si que va a llover— me advirtió poniéndose de pie y dejándome sola con mi desayuno. ¿En serio le había marcado ebria? ¿Cuándo?

—Llegue— murmure de mal genio, mientras el agua me escurría por la ropa y el cabello. Minho no tardó mucho en asomar la cabeza por el sofá, viéndome sorprendido. 

—¿No te trajo tu amigo el pelirrojo?— preguntó desde su lugar. 

—No fue a clases hoy— respondí sin muchos ánimos. Solté un suspiró frustrado dejando caer mi mochila al suelo mientras iba a mi habitación, tome algo de ropa seca y me apresure a cerrar la puerta cuando Minho intentó entrar. —Me voy a cambiar— le avise, dejando de sentir su presencia a lado de la puerta después de decir aquello. 

—Oh, lo siento— lo escuche murmurar mientras sus pasos se alejaban en dirección a la sala. Maldita lluvia, ¿Por qué siempre tenía que agarrar a las personas desprevenidas? Bueno, tal parece que a Yon no, ella siempre traía un paraguas consigo. 

Salí rumbo a la sala con un chandal mientras me dejaba caer en el sofá chico. —¿Por qué últimamente traes tato pelo de gato?— me queje al verle la ropa. 

—A la lluvia le ha dado por llamarme cuando estoy pasando tiempo con mis hijos— "hijos" vaya forma de llamar a un animal. —¿Qué?— me preguntó después de un rato de estarlo viendo de mala gana. 

—Cuando vengas, sacúdete. No quiero que se queden en el sofá o en la cama— me queje mientras me ponía de pie e iba a la cocina, Minho no tardó en seguirme, probablemente molesto. 

—¿Algún problema con mis gatos?— me preguntó mientras yo me preparaba una merienda mientras me echaba el cabello a un lado, bendito cabello mojado. 

—No con tus gatos, Minho. Sino con el pelo— me explique sin muchos esfuerzos mientras lo volteaba a ver de reojo. Soltó un suspiro lleno de exasperación colocando las manos en sus caderas mientras me volteaba a ver. 

—Creo que tenemos un problema aquí— habló más serio. 

—No, no lo tenemos— le asegure volviendo a la sala, al sofá pequeño. Pero Minho no se movió de enfrente. Está vez quien soltó el suspiro fui yo. —Yah, dime que pasa entonces— le respondí con el entrecejo fruncido. 

—Los gatos— habló. 

—Los gatos— repetí rodando los ojos algo frustrada. —¿Qué tienen los gatos, Minho?— insistí. 

—¿No te gustan?— preguntó ansioso por la respuesta que le diría. 

Le mire unos segundos con la mirada en blanco. —No.— respondí al final. —No me gusta ningún tipo de animal— añadí observando como el chico salía del interior de la casa en dirección a la hamaca. ¿Realmente se había enojado por eso? No a toda la gente le gustan los animales o los gatos y de toda esa gente, ¿se viene a enojar conmigo? debe ser una broma. 

—Minho, entra. Está haciendo frío— le pedí después de un rato, cuando comenzó a llover más fuerte. 

—No, gracias— respondió sin voltearme a ver. 

—Ay, por todos los cielos— me queje yendo hacía él. —Minho, cada quién tiene sus gustos y preferencias, vamos, déjate de tonterías y entra a la casa— le dije de frente, observando como poco después dejaba de mecer la hamaca con su pie, observándome como si hubiera cometido un crimen. Se puso de pie poco después, estando frente a frente, ¿Me mataría y enterraría el cadáver en el patio trasero por lo del gato? Seguro que si. 

Lo observe acercarse un poco más, sujetándome de un abrazo mientras me llevaba hacía el exterior del tejado, haciendo que la lluvia nos mojara al instante. 

—¡Minho!— me queje soltándome de su agarre, pero al instante termine resbalando y cayendo al césped.

—¿Estás bien?— me preguntó curioso, le he mirado con el ceño fruncido mientras tiraba de él haciendo que también terminara en el césped. 

—Eres un...— masculle mientras lo observaba con esa sonrisa traviesa. —Riete ahora, a ver qué ropa te pones después de esto— le dije. 

—¡No,no,no!-- le dije sosteniendo su brazo, cuando lo vi ponerse de pie con la intención de ir adentro, lo creía capaz de sacar toda mi ropa a la lluvia por haberme burlado de él. 

—Tendrás que prestarme una de esas batas rosas con florecitas que tanto te gustaba tener guardadas— habló, mientras me ayudaba a ponerme de pie.