XL

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Abrí la puerta sigilosamente, Chemi estaba sentado en el sillón, a su lado estaba Elisa recargada sobre él.

— Heey —saludó Chemi, se giró con cuidado.
— Heey —me acerqué— ¿Cómo estuvo la tarde?
— Bien... Elisa se durmió hace como... 20 minutos —la miré, estaba plácidamente dormida sobre el hombro de Chemi.
— Déjame llevarla a la habitación —dejé mi mochila en el suelo y la tomé en brazos, Elisa se acomodó mejor y abrió los ojos un poco.
— Ginés? —preguntó débilmente.
— Sí cariño, soy yo —abrí la puerta con la pierna, la recosté en la cama con cuidado— voy a salir a hablar con Chemi, vengo en seguida —le besé la frente y la dejé dormir.

Caminé de nuevo a la sala y me senté junto a Chemi.

— ¿Cómo fue todo en el estudio? —me miró
— Pesadisimo —suspiré— pero terminé mi parte así que... Todo bien —me puse de pie— Bueno Chemi, puedes dormir en la habitación de Elisa, yo iré a dormir. —asintió. Me levanté con pesadez y fui hasta mi habitación, Elisa seguía en la misma posición en la que la había dejado. Me quité la camiseta y el pantalón, luego me recosté a su lado. No esperaba despertarla, pero al parecer lo había hecho.
El brazo de Elisa me abrazó la cintura, luego su cabeza se recargó en mi pecho
— Te quiero —murmuró, besé su cabeza y la abracé también. Esto era el mejor premio después de un buen día de trabajo.



— ¿Necesitas ayuda? —me acerqué, Elisa negó.
— Ya camino casi normal, además debo acostumbrarme, mañana vuelvo a la oficina. No puedo seguir trabajando en casa —suspiró— Mírame, casi normal.
— Bueno, pero mañana iré por ti al trabajo, vale? —alzó las cejas y asintió.
— Bueno, no puedo obligarte a quedarte en casa.  —sonrió, ahh esa sonrisa.

Finalmente llegó a mi lado y me tomó del brazo, caminamos hasta el coche que venía por nosotros y avanzamos hasta el supermercado.

Íbamos a hacer las compras, yo le había dicho a Elisa que venía solo. Pero insistió en que estaba bien y bueno, aquí estamos.

Elisa iba fija en su teléfono, me acerqué a besarle la mejilla, era mi manera de pedirle atención. Ella bloqueó el teléfono, me miró con una sonrisa y se acercó a besar mis labios muy velozmente. Luego recargó la cabeza en mi hombro y se abrazó a mi cintura.

— Has visto lo de walls kingg —soltó, negué— la cuenta hizo un post súper largo tirándome hate. Creo que a pesar de todo hay gente que aún no me acepta. Digo, no deben hacerlo, pero tampoco deberían opinar al respecto. Digo, soy tu novia. No soy la novia de ellos, tú eres el que debería quejarse, no crees? —sonreí
— pero yo no tengo que quejarme, yo te amo. Sobre ti no tengo quejas —la miré, Elisa suspiró y me sonrió de nuevo
— ¿Cómo es que siempre logras quitarme el enojo? —alcé los hombros
— Tengo un don —la besé de nuevo y esta vez, yo me recargué en ella— me gusta mucho esta chaqueta —la ví sonreír. Llevaba una chaqueta negra con gris que no había visto nunca antes.
— Chemi me la dió el dia que vino a cuidarme —no sabía porque, pero siempre había tenido cierto celo en Chemi. Quizás porque él la conoció antes que yo, o porque Elisa le tiene mucha confianza y cada que tiene un problema corre a él. En fin, no le digo nada porque ellos no se ven mucho, y no tiene sentido que haga un problema por algo que está en mi cabeza solamente— ¿Te pasa algo? Ya no dijiste nada —sacudí la cabeza
— Sí, perdona, me quedé pensando. —Elisa suspiró
— Tenia muchas ganas de salir a la calle, caminar —el coche se detuvo
— Hemos llegado, que tengan un buen día —nos sonrió, Elisa abrió su puerta y
bajó sin dejar de apoyarse en el coche. Corrí hasta ella, la tomé de la cintura y cerré la puerta. El auto avanzó.
— Gracias —me abrazó también.
— ¿Por qué? —le sonreí— me encanta tomarte de la cintura —Elisa recargó su frente en mi pecho, la abracé más fuerte.
— Te amo —suspiró
— Yo igual —respondí, me fue inevitable oler su cabello, diooos. Quería mucho a esa chica, había llegado a hacer revolución en mi cabeza— Bueno, vamos a hacer las compras que entre más pronto acabemos más pronto volvemos a casa —le dije, ella asintió y caminó junto a mí de la mano.



— Elisa, no te apresures —le dije. Llevaba dos bolsas en las manos y caminaba a prisa dentro de casa.
— Como no Ginés, está lloviendo. No voy a dejarte cargar todo a ti —dejó las cosas en el piso y volvió a salir.
— Igual ya estoy empapado, que más dan unas gotas de más —reí
— Bueno, no puedes detenerme —se burló Elisa y tomó otras dos bolsas.

Dejé las mías en el piso y salí por las restantes 4, di las gracias al señor del Uber por traernos y esperar, volví adentro con Elisa.

Estaba empapada y me miraba desde la cocina. Sonrió, una sonrisa diferente.

Me acerqué a ella

— Estás mojado —murmuró
— tú igual —no sabía lo que pasaba pero me gustaba.
— déjame ayudarte con esto —sus manos acariciaron mi abdomen por encima de la camisa que escurría, luego la levantó y me la quitó. Sus ojos seguían clavados en mi abdomen.

No resistí mas y la besé, con mis manos en sus mejillas desesperado.
La ayudé a quitar su chaqueta y la arrojé al suelo. Elisa sonrió en medio del beso, la levanté hasta la barra, desde ahí siguió besándome.

— Me gustas tanto —gruñí contra su piel tersa. Elisa suspiró, se quitó la camisa y dejó sus pechos frente a mi rostro. Era perfecta, era pequeña, proporcionada... Perfecta.

— Ginés... —jadeo, mi nombre en su boca siempre me hacía sonreír— Hazlo ahora.

Sonreí de lado, la tomé entre mis brazos y la cargué sobre mis caderas, sus piernas estaban enroscadas. Caminé hasta la habitación, entré y cerré la puerta con mi pierna.

Iba a ser una noche divertida.

Sᴇᴄʀᴇᴛs ~ Wᴀʟʟs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora