LI

302 31 4
                                    

Por fin, hoy era nuestro penúltimo día en Chile. Mañana por la mañana, nuestro avión salía para llevarnos a España.

Los chicos como siempre estaban preparándose para esta última fecha. Según el conteo, si ellos pasaban de ronda una sola vez, ganaban la competencia. Por qué nadie podía alcanzarlos en puntos.

Me hacía feliz aquello. Además que las cosas con Valentín parecían no haber pasado nunca. Todo estaba normal, muy tranquilo. 

Besé a Ginés una vez más y lo vi salir. Sentí unas náuseas repentinas, sabía que no debía haber tomado vino esta mañana. Corrí al baño a vomitar, me lave la boca y salí como si nada. Los chicos me esperaban a los asientos así que nadie me había visto. Los alcancé y disfruté de las batallas junto a ellos.



Finalmente la final, Chile VS España pero esta vez, En Chile. Como siempre, el localismo era un poco evidente, pero bueno, Skone no dejaba que su equipo se desanimara.

La verdad, estaba siendo una muy buena batalla, y no importaba quien ganara porque los campeones igualmente serían los de España. Cosa que me hacía muy muy feliz.

Siguieron batallando, dieron tres réplicas y al final, se la dieron a Chile. No fue injusto, sinceramente era una batalla muy cerrada.

Corrí lo más cerca del escenario para ver cómo les daban el trofeo a mis chicos, Force y Nerea se acercaron también.

— ¿Puedes estar más orgullosa de ellos? Yo no —dijo Nerea, sonreí.

Nerea me agradaba mucho, era como una chica muy cool, relajada, concentrada, responsable y sobretodo muy divertida. Y amaba que siempre estaba pasándola bien con Sergio. Sinceramente, esperaba que mi relación con Walls fuese así con el tiempo. 

Caminé detrás de ellos hasta los vestidores, o eso creía. Seguimos caminando hasta las escaleras que nos llevaban directo al escenario. Nos quedamos tras cortinas hasta que el chico del staff nos dio pase. Caminé tranquila hasta Skone, porque Manel había corrido a Ginés y Nerea a Sergio.

Me abracé a su cuello, tratando de hacerlo sentir querido. Él me abrazó de vuelta.

— Más que merecido este triunfo, eres un máquina Chemi —susurré en su oído. El chico de la cámara se acercó, Skone y yo nos dejamos de abrazar, me recargué en su hombro y nos tomaron una foto.

Honestamente, sí viajará algunos años, unos 5 años al pasado y me dijera a mí misma que con el tiempo me convertiría en la mejor amiga de mi ídolo del momento, que sería novia de unos de los mejores Freestylers de España, que estaría en Chile celebrando la victoria con mis mejores amigos... Dios, eso sin duda me sacaría una carcajada incrédula.

Pero aquí estaba, abrazada nuevamente a una de las personas que en su momento me dieron más ilusión que nadie. Para mí era, sin duda... Un sueño hecho realidad.

Me separé de Chemi y caminé despacio hacia Ginés, que me miró con una sonrisa y abrió los brazos para recibirme entre ellos con fuerza. Me enganché a su torso. Tenía muchas ganas de no soltarlo nunca, de quedarnos así por siempre.

No decía nada, yo tampoco podía decir algo. Estaba lo suficiente emocionada como para expresar lo que sentía en ese momento.

Me separé un poco solo para besarlo en los labios, me aceptó gustoso, con sus manos en mi nuca nos guió hasta un punto más romántico que el de un simple beso.

Lo pegué más a mí, como queriendo unirnos en un solo cuerpo. Eso era lo que quería. Que fuésemos uno solamente.

Sabía que éramos jóvenes, demasiado jóvenes para pensar en toda una vida juntos. Pero el destino ya nos había puesto muchas trabas en el camino y seguíamos juntos a pesar de ellas.

Por eso sentía que esto era lo que sería, que estaríamos juntos por siempre. Y que si algún día, que esperaba que no, rompíamos... El tiempo nos volvería a juntar con el tiempo porque así era como las cosas funcionaban entre nosotros.

Me recargué en su hombro escondiendo mi cabeza en el hueco de su cuello, me sentía cómoda con él. Como si fuese hecho para mí. O quizás yo había sido hecha para él. O quizás solo estaba enamorada y por eso lo veía así. Quién sabe, pero era una de esas sensaciones que no quería olvidar nunca, de esas sensaciones que recuerdas con cariño y sueñas con revivir.

— ¿Sabes algo? —murmuró, no me moví ni un milímetro. No quería alejarme.
— ¿Sí? —respondí bajito, muy bajito. Ginés me abrazó más fuerte.
— No quiero estar con alguien más que no seas tú. No sé qué me has hecho, o cómo es posible que aún después de 3 años y medio te siga viendo como la mujer más perfecta en todo el mundo, aquella que me vuela la cabeza y que aún no logro comprender cómo he conseguido tenerla a mí lado. —sonreí— pero te juro Elisa, que no importa cuanto tiempo pase, no importa lo que hagas... Yo te seguiré amando tan fuerte como ahora, y siempre. —levanté la cabeza para verlo a los ojos, me sonrió— no importa cuántos años sigamos juntos, yo te seguiré viendo tan hermosa como la primera vez que te vi. En aquel hotel, en pijama y sin maquillaje. Cuando caminaste a mi lado y sin querer, te llevaste toda mi atención. —mis ojos se hicieron húmedos y sin más, me eché a llorar. Habíamos pasado demasiado— Eres la persona que más quiero, una de las personas que más de dolería perder. Pero sabes... No creo que eso pase nunca. Porque si te vas, buscaré incluso debajo de las piedras hasta encontrarte para volver a estar contigo... No importa que, no importa cuando —tomó mis rostro entre sus manos, se acercó— te amo más de lo que me amo a mi mismo. —finalmente, me besó de nuevo. Con más intensidad que antes, como si no quisiera acabar nunca. Aunque bueno, yo tampoco quería que acabase. Sí por mí fuera... Me quedaba aquí, toda la vida.

Sᴇᴄʀᴇᴛs ~ Wᴀʟʟs (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora