Capítulo 1.

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Al abrir mis ojos veo como algunos rayos solares atraviesan mi ventana, me estiro y veo como la alarma empieza a sonar ¿Qué caso tiene poner siempre la alarma si siempre me levanto dos segundos antes de que suene?

Me deslizo a través de la cama y me dirigí al baño. Al terminar de alistarme procedí acodar mi cama. Bajando las escaleras me encuentro con el olor de panqueques recién hechos, saludo cortante a mi madrastra y saludo normalmente a mi hermanos, básicamente solo son mi hermanos por parte de papá, mi madre murió hace diez años cuando yo tenía seis.

Ayudo a terminar el desayuno sin alguna conversación de por medio con la esposa de papá, así era mi relación con ella. No nos llevábamos ni bien ni mal, solo respetamos el espacio de la otra y todo estaría bien.

Mi papá baja por las escaleras mientras acomoda su corbata, luego de esto todos estamos desayunando en silencio, fuera de los ruidos que causaban mis hermanos y uno que otro alago de mi padre a mi madrastra.

Evitó todo contacto con aquella imagen familiar, en la cual más de una vez me sentí excluida.

Pocos eran los momentos en los que me encontraba realmente incluida en el marco.

Al terminar lavo lo mío y procedo a buscar mi mochila, me marcho en silencio como de costumbre, aún era muy temprano para un estudiante normal de preparatoria, pero en mi caso es algo diferente, desde pequeña me esforcé por tener las mejores notas y ganarme la confianza de los profesores, al final todo ese esfuerzo se vio recompensado, así que hoy en día soy la representante estudiantil de la preparatoria privada Goode, me esforcé física y mentalmente para esto hasta pasar noches en vela estudiando.

Mi personalidad para aquellos en aquel lugar era como el de una jodida bruja, y muchos otros apodos poco agradables hacia mi persona.

Al inicio los comentarios hirientes hacia mi persona me afectaban, luego decidí que no me interesaba lo que se decía de mi.

Y aunque mi grupo de amigos era reducido, me sentía cómoda con los que tenía.

Camino por los pasillos del lugar y apenas había personas llegando, hoy era el día de nuevo ingreso. Y el gimnasio estaría lleno de estudiantes de viejo y de nuevo ingreso.

Me dirigí a la oficina del director, luego de una conversación amena concordamos en que todo estaba listo para la bienvenida a los nuevos estudiantes como en cada año. Me despido de el Sr. D, nuestro director, y saludo al profesor Quirón quien se encontraba entrando a la dirección justo cuando yo estaba saliendo, me encamine por los pasillos hasta el gimnasio, el director no tardaría en llegar, así que al ver todo en orden entro en aquel lugar y observo como algunos posan su mirada en mi, muchas personas empiezan a hablar o incluso evaluarme de pies a cabeza con desaprobación. Alcé el rostro y me encaminó a tomar un lugar para sentarme.

Mi fama como la presidenta bruja no podía caer al suelo. Aunque dije que ya no le prestaba atención a lo que se decía de mi, no me importaba aprovecharme de eso. Por ello decidí comportarme como ellos decían. Como una auténtica bruja.

O al menos eso era lo que decía el estúpido de mi mejor amigo.

Conociéndolo debería ya de haber llegado, busque con la mirada aquel cabello color café con rizos que reconocía perfectamente, y aún no daba con él.

—¡Annieeeeeee! —gritaban desde lejos su nombre, no tuvo que voltear sabía a la perfección quién era.

Pensando en el diablo..

Me encamine hasta donde Leo se encontraba y me senté a su lado. Leo usualmente la mayoría del tiempo era muy energético, no podía estarse quieto, sin embargo hoy se mostraba muy emocionado e inquieto, más de lo usual.

—¿Qué es lo que ocurre? —dije mirándolo con el ceño fruncido.

—Unos amigos de toda mi sexy existencia se trasladaron aquí. —Dijo asomándose viendo quién entraba y salida del gimnasio.

—Oh eso. —dijo recordado que el latino había hablado de ello todo el verano.— ¿Y quiénes son? —pregunto.

Ahora que lo pensaba... Leo tenía muchos amigos y siempre le era fácil socializar, en cambio yo bueno, era todo lo contrario. Incluso solían evitarme en este lugar para no meterse en problemas.

Pero eso no importaba, tenía a Leo con ella, y Leo nunca le fallaría.

—Tranquila, ¡te los presentare! Sin duda lo haré. Te caerán de maravilla.—dijo emocionado— sus nombres son Jason, Frank, Percy, Piper y Hazel. ¡Oh! Casi lo olvido. También está el casca rabias de Nico, tranquila es buen sujeto, solo que algo callado. Eso sí.. si tuviera que decir quién entre tú y el, quién me daría más miedo.. no sabría que decir. -dijo el latino riendo nervioso.

Si, una de las cosas que era de impresionar (y que aleguas se notaba) es que Leo había heredado todos los genes de su madre, la señora Esperanza es de otro país, mientras que el señor Hefesto es estadunidense. Sin embargo los genes latinos heredados de su madre se notaban de una forma muy atractiva.

Incluso ella en algún momento de su vida había aceptado que tenía sentimientos, románticamente hablando. Por su mejor amigo. Pero eso último lo guardaría para ella.

—Espero caerles bien. —dijo sonriéndole.

Leo la miró con una sonrisa de oreja a oreja.—Annie, créeme, ¡Cualquiera que se tome el gusto de conocerte, quedará encantado! Eres maravillosa.

Mi corazón dio un brinco con sus palabras, y su sonrisa me hizo sonrojar, pero él no tenía porque saberlo. 

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𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷 𝓭𝓮 𝓬𝓻𝓲𝓼𝓽𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora