Capítulo 10.

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Tenia una horrible jaqueca.

—¿Percy? -dijo mamá del otro lado de la puerta.- ¿Todo bien cariño?

—Si, mamá. Todo bien.

—¿Seguro? -lentamente fue abriendo la puerta y asomo parte de su cuerpo por esta.- ¿Pasó algo?

—La verdad es que...

☀️

Caminaba relajadamente por los pasillos, ¿seguía molesto? sí, pero no por eso perdería clases.

Lejos divisé al tipejo de ayer. En estos momentos no me interesaba que el tipo descubriera que era una mentira eso de mi "relación" con Annabeth. Pero, justamente en esos momentos el tipo parecía verme de pies a cabeza como si me estuviera evaluando. Leo había llegado a mi lado junto con todos los chicos.

Aun sentía la mirada del tipo presente, y antes de que este pudiera acercarse, vi como una melena rubia se aproximaba velozmente hacía él.

Fue como si todo a mi al rededor se paralizara, apenas si me dio tiempo de tirar mi mochila al suelo para poder sostener las piernas de Annabeth.

Annabeth.

La misma Annabeth que me sacaba de quicio, la que siempre queria tener la razon de todo, la que me habia ofendido a niveles inalcanzables ayer.

Se había lanzado contra mi y de alguna forma de un brinco enrollo las pierna en mi cadera. De no haberla sostenido hubiera caído de bruces contra el suelo.

No pude reaccionar a tiempo cuando senti como sus labios se habían estampado con los míos.

Mierda.

En cualquier otra ocasión la fuera apartado, pero justamente, ahora. No quería hacerlo.

Annabeth parecía toda una maldita experta en esto de besar, porque ¡Mierda, que forma de mover los labios! Apenas los labios de ella se apoderaron de los míos le devolví el beso con la misma intensidad.

Luego de unos segundos que parecieron más ¿Horas? ¿Días? ¿Siglos? ¿Que día era?

Ella se separó de mi y me observó a los ojos como diciendome luego te explico, sígueme la corriente porfavor. —¡Hola cariño, te extrañe! -dijo en voz alta sonriendo.

Reaccione, y fui consciente, del lugar y de que estábamos prácticamente rodeados de la mayoría del colegio entero.

Todos, más nuestros amigos, estaban con los ojos abiertos tratando de asimilar la escena de hace tan solo unos segundos.

Annabeth me observó directamente a los ojos mientras se bajaba de mi. Y vaya que está chica me debería una en grande.

—Hola hermosa, también te extrañe. -dije abrazándola.- ¿Vamos juntos al salón?

Ella asintió con la cabeza sonriente. —Claro, vamos.

Y tomándola de la mano, salimos del lugar. Podía sentir la mirada de todos detrás de mi, ella también debía de saberlo, porque se encontraba tensa y alerta. No fuimos al salón, ahí habría gente, así que la biblioteca era la mejor opción, nadie estaba ahí desde temprano y sería perfecto para hablar.

Al llegar nos sentamos en la mesa de siempre.

El uno enfrente del otro.

Sonreí con diversión. Seguía enojado si, ¿Pero que Annabeth actuará de esa forma delante de toda esa gente? ¡Ja! Eso sí que fue divertido y asombroso de ver.

—Nena, si querías un beso solo tenías que decirlo. -dije burlón- aunque claro, no me molestó que te lanzaras hacia mí de esa forma.

El rostro de Annabeth era todo un dilema, apenas se recompuso se puso firme.

𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷 𝓭𝓮 𝓬𝓻𝓲𝓼𝓽𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora