Capítulo 17.

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Porque amar es difícil, no siempre funciona.

Solo haz tu mejor esfuerzo para no hacerte daño.Solía estar enojada, pero ahora sé, a veces es mejor dejar ir a alguien..
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solo no me había golpeado todavía.

Sasha Sloan— Older.

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Los sentidos de Annabeth se encontraban tan aturdidos que lo único que sonaba claramente en su mente eran las letras de Sasha Sloan en sus audífonos, están quemaban, le recordaban desde lo más profundo de su mente las razones por las cuales sus padres habían decidido hacer aquel viaje en el que su madre murió.

La relación de los padres de Annabeth, nunca fue buena, incluso ella podía asegurar de que solo se habían casado porque su madre había salido embarazada. Su lazo con ella fue tan bueno, como tan hiriente. Su padre era un maldito alcohólico, tenía que trabajar tiempo completo porque su madre no podía trabajar, aun siendo una mujer muy inteligente, por razones que nunca le revelaron. Vio a su madre llorar incontables veces, y está golpeaba a su hija en medio de su rabia y dolor. Después de ello, la pequeña solo le quedaba ir a encerrarse en su cuarto.

Su madre siempre terminaba de rodillas pidiéndole perdón, mientras curaba las heridas que ella misma ocasionaba. Una vez incluso, osó quemar a su hija con cigarros, dejándole marcas permanentes en la espalda. Cuando su madre estaba cuerda, hacia lo imposible por tratarla bien. Annabeth no sabía que en aquel entonces, aquel polvo blanco que su madre siempre olía era droga. Hasta que un día ella quiso saber para qué eran aquellos polvos que su madre usaba.

Lo último que recuerda es a su padre golpeando a su madre, todo era borroso y ella no dejaba de reír, su padre la tomó en brazos y la llevó al hospital.

Los médicos la trataron, y luego de hablar con sus padres estos dijeron que irían a casa. Días después, nada había pasado, ni golpes, ni gritos. Sus padres se veían un poco más cercanos, he incluso un día dijeron que irían de vacaciones al Caribe. El ambiente había cambiado drásticamente en su hogar, y ella se encontraba feliz.

Hasta aquel día en el que la lancha se había volcado.

Annabeth era muy pequeña para entender todo, pero, conforme pasaron los años entendió perfectamente que ella había sido culpable de aquello, no tuvo culpa que la lancha se volcara, si, pero.., ella tuvo la culpa de que su madre muriera. Por su mente pasaban las mil y un cosas que hubieran pasado de no haber muerto ella, la muerte de su madre, solo había dañado a su familia.

Annabeth recuerda perfectamente lo mal que la paso con su padre trabajando de tiempo completo y ella era dejada a manos de Rouse, una mujer cincuentona que era muy amable, y posiblemente la única persona con la que podía contar. Pasaron los años, ella recién estaba entrando en la adolescencia, la señora Rouse ya no la cuidaba debido a que ya estaba lo suficientemente grande como para cuidarse sola. Ahora esta misma se encontraba en un asilo.

El solo recordar a la mujer hizo que el corazón de Annabeth diera un brinco. Rouse era la única con la que podía hablar sobre todo lo que había ocurrido recientemente. La última vez que la había visitado fue probablemente seis meses antes, había estado muy ocupada y distraída. Ya era momento de visitarla.

Un mensaje cayó en su celular, arrugó el entrecejo mientras salía de sus pensamientos, su corazón inmediatamente se estrujó.

Percy:
Realmente lamento lo de aquella noche.., no estaba en mis cinco sentidos.


Annabeth no quería hablar del tema, realmente no quería, porque era demasiado cobarde como para ello, bien desde aquella noche todo se había basado en ignorarlo, en los pasillos e incluso en las clases que compartían. Annabeth no estaba molesta, al menos no con Jackson, ¿Pero con ella misma? Annabeth estaba definitivamente cabreada consigo misma, ella no olvidaba el como ella misma había seguido la corriente con aquel chico, mucho menos pudo olvidar lo bien que se sintió estar con él en aquel momento tan íntimo, sin más interrupción que la que ella misma había hecho.

𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷 𝓭𝓮 𝓬𝓻𝓲𝓼𝓽𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora