Capítulo 4

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Después de ese día en la biblioteca con Jackson, todo en mi vida seguía siendo normal, la única diferencia es las dos horas y media que tenía que compartir con Perseus. No hablamos más de lo necesario, solo estudiamos y hasta ahí, a pasado una semana exactamente después de eso. Nos topamos siempre en los pasillos y solo nos limitamos a observarnos e ignorarnos olímpicamente.

Nunca, antes alguien se había atrevido a hablarme como él lo hizo. En el momento en el que me había llamado estirada con mal carácter. Tuve que controlarme a mi misma de no mandarlo directo a la mierda.

Todo estaba transcurriendo como debía, claro que las muecas y poco interés por parte de él me sacaban de mis casillas. Realmente no entendía lo que decía el profesor Paul con respecto a qué ambos haríamos buen equipo, es decir.. ¡¿Cómo rayos haría buen equipo con el holgazán ése?!

Nunca tenía compasión con nadie, por el contrario, sería más que estricta con él si era necesario, intento humillarme y eso es algo que cruzaba los límites.

Ambos estábamos repasando lo que nos quedaba de media hora en ese lugar, y yo amaba la biblioteca pero en esos momentos quería largarme de ahí.

—Bien, como vimos hace rato, Medusa fue maldecida por Atenea por culpa de Poseidón. Quien trato la-

—Realmente pienso que estás equivocada. -dijo interrumpiéndome.

Yo fruncí mi entrecejo.—¿Disculpa?

—Es decir, se supone que Medusa era una doncella de Atenea, pero del mismo modo, ¿No pudo defenderse? Poseidón no tuvo toda la culpa, el la sedujo, ella se dejó, así de simple. No fue culpa de Poseidón, al menos no del todo.

—¡Profano el templo de Atenea violando a una de sus doncellas! ¿Cómo si quiera dices que no tiene la culpa? Eso fue muy machista de tu parte.

—Y es muy feminista de tu parte decir que Poseidón tuvo toda la culpa, dime, se supone que las doncellas de Atenea son completamente inteligentes, rectas, y sobre todo reservadas. Esta simplemente demostró que no lo era del todo, y se dejó seducir. Ella tiene la mayor culpa, por eso le pasó lo que le pasó. El lugar en el que estaban simplemente fue oportuno, y ya. —dijo él con su mirada fija sobre mis ojos, por un momento no pude responder, mi mente había quedado en blanco, y aunque pudiera responder, no sabría cómo defender ese punto de vista, y maldición. Tenía razón. Él tenía la razón.

Pero, nunca lo admitiría, y del mismo modo, empezaba a sentirme algo incómoda con su mirada tan seria y penetrante sobre mi.

El se carcajeó un poco entre dientes. —Vaya, no me has contradecirlo. Supongo que ganó está ¿No es así, Chase? - dijo el observándome con cierto deje de burla en sus palabras.

Rodé los ojos ante sus palabras. — Simplemente tenemos puntos de vista diferente Jackson. Y esto no es una competencia, te recuerdo que soy tu tutora, te guste o no.

—Sí, pero si lo fueras, ya hubieras quedado descalificada de tu propio juego, mi querida Annie. —dijo sonriéndole.

Y ahí estaba esa sonrisa tan falsa en su rostro.

No sabía si había estado observando los últimos días demás al azabache enfrente de mí, pero, este chico se la pasaba sonriendo del por demás. Sin mencionar claro que la mayoría de sus sonrisas hasta ahora eran de burla y diversión. Hasta el momento no había visto ningún deje de alegría genuina en el.

Este chico, parecía ser un desastre, y eso de cierta forma, muy en el fondo le hacía sentir curiosidad por él.

—Que osado me resultaste ser Perseus. —dije observándolo fijamente.

𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃ó𝓷 𝓭𝓮 𝓬𝓻𝓲𝓼𝓽𝓪𝓵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora