Capítulo 2

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La aldea de los vencedores luce de la misma manera que en mi hogar, pero las casas de aquí tienen ese tono gris y pienso si será parte del incendio que ocurrió hace poco o es una característica de este lugar. Katniss camina hasta la puerta de lo que era su hogar y abre pero no pone resistencia. Ella frunce el ceño pero no menciona nada.

Su casa es bonita, pero ahora todo está cubierto de polvo, ¿cuánto tiempo ha pasado? No soy consiente. Ella avanza sola y yo me quede sin moverme. Me siento un extraño aquí. Pasan unos minutos y ella vuelve con un bolso viejo lleno de cosas.

—Llevo cosas para mi madre —dice pero la bolsa se mueve y ella lo empuja con el codo, haciendo que la bolsa suelte un maullido.

La miro con sospecha y ella menciona —Es importante para Prim.

Sus ojos siguen viéndose triste, pero ha vuelto a tener ese tono de voz que no muestra ningún sentimiento. Cuando ella abre la puerta el aire hace que me llegue un aroma conocido, se que lo he olido antes, pero es tan breve el momento que no logro identificarlo. Llegamos al aerodeslizador donde nos recibe Gale, el cual no me mira con mucha alegría. Se pone a la par de Katniss y suben dejándome atrás, aún así puedo escuchar su conversación.

—Debiste pedirme a mí que te acompañara —su tono de voz es de molestia, mira de reojo hacia mí.

—Nos hemos encontrado en el camino.

Y ella se adelanta en subir sin decir nada más. El viaje de regreso es en silencio, creo que todos estamos afectados. Mis pensamientos ahora se concentran en Katniss que estará pensando, la busco y veo que esta a dos lugares de distancia, pero puedo verle el rostro. Esta abrazada al bolso que tiene pero comienza a moverse, llama la atención de uno de los guardias y va en camino hacia ella, pero yo me levanto antes.

—Necesito ayuda con mi asiento —digo distrayéndolo. Su ceño se frunce.

—Ese no es mi trabajo...

—Es un consentido del Capitolio, está acostumbrado —menciona su compañero, lo cual hace que suelten una risa.

—Por favor siéntese señor Odair, me disculpo —dice sonriendo, pero se que no lo dice sinceramente.

Por supuesto que deben pensar que yo quisiera un trato preferencial, cuantas veces no hubo programas especiales sobre mis días en el cuatro, lo que hacía y me apasionaba, una vida glamorosa, con lujos y múltiples amantes, y sobre todo los especiales televisados cuando iba al Capitolio.
La fama, una desgracia para mi.

Cuando llegamos veo a Plutchard esperándonos con una sonrisa. Espera que Katniss vaya directo a hablar con él, pero se escabulle rápido y lo deja. El se voltea asombrado.

—Pensé que todo había salido bien... —dice con decepción.

—Obviamente está afectada —digo mientras caminamos al ascensor.

—¿Crees que cambie de actitud?

—No lo sé, dale tiempo...

El bufa con exasperación —Tiempo es lo que menos tenemos —dice exasperado— Por cierto, mañana dejas el hospital.

Me sorprendo de inmediato y comenzó a cuestionar porqué, pero él me da la razón de que ya estoy mostrando mejoría, pero creo que realmente es lo que dijo al último, "aquí si no estás casi muerto no amerita hospital, racionan hasta las camillas". Antes de dejarme ir me llenan de medicamentos como cada día, ajustan mejor mi pulsera que me identifica "Finnick Odair, Desequilibrio Mental". Me acompañan hasta mi nuevo compartimento que es el 310, dicen que tendré vecinos amables.
A diferencia de Katniss yo no tengo ninguna pertenencia, así que Plutchard se ofrece a darme lo que necesite, pero solo le pido una cuerda, al principio me mira asustado y comienza a decir que me ingresara de nuevo, pero es cuestión de que le explique para que la necesito para poder tranquilizarlo.

Fortuito • Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora