Capítulo 12

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Estoy sentado frente a su cama de hospital, su mano está fría, la acerco a mi boca para darle un poco de calor soplando aire caliente en ella. Masajeo sus dedos, ahora está tibia.

Su cabello oscuro está esparcido por la cama, tiene una venda en la cabeza porque Peeta le estrelló el craneo contra el cristal del anaquel. Su cuello tiene un collarín negro.

Lo siento —murmuro en voz baja.

Mis ojos me arden, he estado sin dormir, el estrés me ha mantenido sin cerrar el ojo. Después del ataque a Katniss la internaron en el hospital, la primera noche estuvo rodeada de personas que la monitoreaban cada hora, lo sé porque estuve rondando varias veces por aquí hasta que me escoltaron a mi habitación.

Aunque buscaba una explicación para saber porque quería estar cerca, no la encontraba, tal vez era la culpa de la cadena que ha provocado el no haber cumplido con mi parte. Proteger a Peeta. Si lo hubiera hecho nada de esto estaría pasando. Le habría ahorrado tanto dolor. También en el fondo estaba la otra opción, la que no quiero admitir, esa que debo ocultar. Que Katniss me importa más de lo que pensaba.

Sacudo mi cabeza tratando de disipar esos pensamientos. Katniss tiembla y subo mas la sabana para que no tenga frío. Veo la foto de su padre junto a su cama, Prim lo trajo desde la primera noche que estuvo aquí. Él es todo para Katniss, dijo. Ella me atrapó rondando por la habitación, la verdad es que tampoco podía despegarse de su hermana, aún recuerdo su impresión al verme, pero al final estuvo más tranquila de que alguien se quedara con ella. Prim la cuida de día, yo por la noche.

Cuando no estoy en el hospital me dedico a vagar por los pasillos, he intentado ver a Johana y Annie pero están encerradas al igual que Peeta en una de esas salas blancas, según entiendo es para su protección, pero creo que es más probable que sea para ver si el Capitolio no las modificó también.

Después de internar a Katniss reunieron a todos los que supieran algo sobre el cerebro, pero como estaban conscientes de mi confesión sobre los secretos que sabía me preguntaron si tenía algo sobre el Hijacking. Alguna vez escuché sobre eso, no compartieron los detalles, pero si supe de algunos traidores que fueron torturados con eso, no, modificados más bien. Un método de tortura a base de miedo para cambiarte completamente.

Al final resultó que Beete sabía más sobre el tema, ¿cómo lo supo? No tengo idea, pero al menos ya es un avance. El veneno de rastrevíspula es la clave. Peeta ya no sabe que es real o no.

Katniss se remueve en su cama, tal vez incomoda por el collarín o porque el efecto del analgésico está pasando. Ya casi es tiempo de que lleguen a darle su siguiente dosis así que intento calmarla acariciando su cabeza. Su expresión es de sufrimiento, aún dormida pareciera que quiere llorar.

—Shh —susurro.

Me agacho y le doy un suave beso entre sus cejas. Me alejo para verla de nuevo, está más tranquila.

—¿Qué diablos? —escucho a mis espaldas.

Haymitch está en el marco de la puerta viéndome confundido, yo miro el reloj, la próxima guardia se aproxima y antes de que lo piense me levanto.
Camino directo a la salida a medio pasillo me doy cuenta de que él me sigue.

—¿Qué ha sido eso? —pregunta.

—Nada —me encojo de hombros.

—¿Nada? ¡Pero si la has besado! —dice reclamándome. Pongo los ojos en blanco.

—Le estás dando mucha importancia a un simple beso inocente.

—A fin de cuentas un beso...

—En su frente —digo exasperado.

Fortuito • Finnick Odair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora