El, esperándome fuera de mi clase de filosofía. Con una sonrisa de un millón de euros. Con esa sonrisa que me ha tenido atontado desde que lo conocí. Ojalá esa sonrisa fuera mia, ojalá el fuera mio, pero no lo es.
Me suele pasar que cuando voy andando hacia una persona; me pongo nerviosa si esa persona me mira. No me puse nerviosa, porque el no me miraba a mi. Miraba a Elizabeth. Me paré en seco y fui a mi taquilla a esperar que la gente se fuera.
La gente ya se había ido.
- Yo si me acuerdo de ti, Melody White.- Dijo alguien en mi oído. Me giré al instante. Cameron me dio un abrazo que pareció sanarme por dentro.- Te eché de menos.
- Y yo a ti.- Dije separandome de el.- ¿Por que no me hablastes antes?- Pregunté confundida. Cameron fue mi segundo mejor amigo al que le contaba TODO, cosa que no podía hacer con Jack ya que no le podía decir:
¡Eh! que me gusta Jack. ¡AH NO, SI ERES TU!
Asi que Cameron fue mucho para mi, fue mi confidente.
- Porque me he dado cuenta hoy; cuando ibas directa a Jack y has visto que miraba Elizabeth, te he visto la cara. Tu pusistes esa cara cuando lo viste darse su primer beso en la fiesta de John Waters.- Dijo evitando la risa. Esa noche fue la peor de vida. Jack, todos los demas y yo fuimos a la fiesta de Jonh Waters y había una chica que tenía un año menos que nosotros y aún así iba algo borracha, vio a Jack y fue directa a besarlo. Ho- rri-ble.
- Ja ja ja, que graciosillo estas.- Dije riendome sin gracia.
- Estas muy cambiada.
- ¿Eso es malo?
- No, estas preciosa. Que pena que ahora el este con ella.
- Te has cargado el momento bonito.
- No vas a cambiar. Siempre detrás del mismo y el atontado no se da ni cuenta.
- Lo mismo te digo, siempre detrás de la misma y la atontada no se da mi cuenta. ¿Sabes lo más chistoso? Que ahora ellos dos están juntos.
- El mundo esta mal repartido cariño.- Dijo sentándose en el suelo.- ¿Por que no me hablastes cuando llegastes?
-Quería empezar de cero.
-«Riiiiiiiing»- Sonó el timbre.
-¡Rápido, rápido, rápido dame tu móvil antes de que venga una manada de elefantes y nos aplasten!- Dijo dándome su móvil. Lo apunté y se levanto antes de que lo viera nadie, pero antes le dije:
- No le digas a nadie que soy yo.