XIV

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Ocho meses pasan volando cuando no sabes en que sistema solar estas. Pero bueno, así es el espacio.

La relación entre Verdona y Kundo era tan tensa que podrías cortarla con un cuchillo fácilmente, pero su relación con los demás habitantes había mejorado mucho, tanto que hoy por fin la liberarían del idiota que tenía por chaperón y así ella tendría la opción de ir y venir por la aldea con tal de que no volviera a hacer esas "bromas".

Se había encariñado bastante del lugar, las personas podían ser muy amables cuando no apuntaban con flechas envenenadas.

Miedo.

Eso sintió al ver aquella nave atravesar la atmosfera.

Les gritó a todos para que se escondieran, y ella misma se escondió dentro de una de las chozas. Pero ellos sabían como encontrarla. Los escuchó amenazar a los habitantes si no la entregaban.

No podía moverse.

Estaba demasiado asustada.

Ella era solo una niña.

Los cazadores salieron amenazando con sus armas primitivas y los contrabandistas se burlaban de ellos desde su nave. Y como si fueran simples roedores, comenzaron a disparar contra los ravonnianos. Fueron esas explosiones lo que la hicieron reaccionar, salió de su escondite y casi de inmediato los contrabandistas empezaron a dispararle a ella. La adrenalina y el miedo eran lo que la movían en ese momento.

Mientras los bandidos estaban ocupados jugando al tiro al blanco con ella, los cazadores dispararon flechas envenenadas contra los tripulantes que salían de la nave. No debieron subestimarlos.

Pero al verse en aquella situación los contrabandistas se volvieron más agresivos e impulsivos atacando las casas de forma directa. Verdona reunió toda su fuerza sujetando la nave con su cabello de energía para luego arrojarla contra el suelo, los tripulantes saltaron de la nave siendo capturados por los nativos, pero al estrellase, la nave comenzó a arder. No había pensado muy bien en ello.

El fuego comenzó a extenderse hacia la aldea, consumiendo vorazmente sus hogares. Los gritos y los llantos de las personas eran lo peor. Los hombres en vano intentaban apagar las llamas con cubetas con agua pero las lenguas de fuego estaban tan calientes que no podían acercarse demasiado si no querían salir heridos.

- ¡todo esto es tu culpa! – le gritó Kundo a Verdona.

- p-puedo arreglarlo – cuando intentó avanzar el ravonniano abanicó su lanza con claras intenciones de decapitarla.

- ¡lárgate de aquí! ¡Ya suficiente daño haz hecho! – Le gritó con rabia – vete y jamás vuelvas a este planeta...ustedes los extranjeros solo traen miseria... - susurró con rencor antes de correr a ayudar a los suyos.

Su corazón se estrujó, Kundo tenía razón, era su culpa, por atraer a los cazadores, por ser una idiota impulsiva y por eso, debía arreglarlo. Reunió tanta energía como pudo desde los árboles que estaban detrás de ella, y con ella creó una fuente de gran tamaño. Le costaba mucho mantenerlo, no debía desconcentrarse. Intentando recordar caminó hasta el rio y recogió tanta agua como pudo.

- vamos... tu puedes – se decía a sí misma, aquello pesaba mucho. Pero al final logró guiarlo sobre las llamas - ¡a-aléjense de allí! – gritó tan alto como pudo, su concentración se rompió y cientos de litros de agua cayeron sobre las llamas extinguiéndolas por completo.

Jadeaba, estaba tan cansada. ¿Qué pasaba cuando una anodita se quedaba sin energía?

¿Se extinguían?

¿Entraban en letargo?

¿Se transformaban en algo más?

Escuchó apenas los gritos y ovaciones de los aldeanos, su vista se puso borrosa y una vez más cayó en brazos de la oscuridad.

No volvió a abrir los ojos en mucho tiempo, para los ravonianos pasaron cuatro ciclos lunares. Luego de que ella callera inconsciente la habían recogido, su cuerpo carecía de sentidos vitales y su brillante cabello rosa había desaparecido. Todos (menos 1) temieron lo peor, se negaron a creerlo, pero al cabo de una semana ya era claro que Verdona no volvería a despertar.

Pero una noche, ella abrió los ojos. No había nadie que la detuviera y ella se internó en el bosque dispuesta a escapar.

- bien dicen que mala hierba nunca muere – escuchó el característico sarcasmo de Kundo – más vale que no vuelvas a pisar este planeta Verdona.

La joven volteó encontrándose con los amenazadores ojos dorados del ravonniano, pero no se dejaría intimidar y en lugar de aceptar, contestó con burla.

- ni en un millón de años, tu planeta es muy aburrido para mi gusto – fue lo último que le dijo mientras alzaba el vuelo

Verdona acabó de relatar su historia y ambos jóvenes se miraron.

- ¿así que...todo lo que está aquí es robado? – preguntó Ben mirándola con reproche.

- los ravonnianos nunca se molestaron en venir a recuperar sus cosas – contesto la anciana con una risa leve.

- ahora que ya todo esta aclarado es hora de irnos Benni – dijo levantándose y quitándose la tierra de su túnica.

- espera ¿irnos?

- Pues claro Ben, tus padres están muy preocupados y tu abuelo al borde del colapso, pensar que para los humanos dos años son tanto tiempo – contestó con su tono jovial.

Así que por eso había preguntado todo eso antes. Rook tomo la mano de Ben apretándola.

- no temas Ben, te dije que te seguiría a donde sea que vayas – le sonrió intentando calmarlo.

- pero...no pensé que tendríamos que irnos tan pronto ¿Qué hay de tu familia Rook? – lo miro a los ojos pero el mayor no cambio su sonrisa.

- hablare con ellos, además, puedo venir a visitarlos alguna que otra vez – con gentileza besó la mano del castaño.

- bien ¿Qué esperan? – pregunto Verdona esperando en la entrada ya en su forma Anodita.

- ya vamos Abuela.

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Al inicio pensé en hacer que Verdona no fuera una anodita pura, sino de otra especie, pero pensé que sería buscarle la quinta pata al gato. Y como ven, Kundo la odio desde el inicio y la odia aun ahora.

¿Qué pasara con Goot al saber que Ben ya escogió?

¿que diran los Rook respecto a la decisión de su hijo?

¿Pequeño se colara en el viaje?

Todo esto y más en el siguiente capitulo.



Ah y perdón por la larga espera, no pensé que la secundaria me absorbería tanto tiempo. Pero pronto entro de vacaciones y tendré más tiempo (espero) Tenganme paciencia por favor lectoras y lectores.

Que Asmuth los acompañe!

Libres (Rookben)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora