Fiebre

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Su rostro se mira bastante molesto. No debí hacerle esa jugarreta.

—Disculpem…
—¡LARGO! ¡QUIERO QUE TE VAYAS!
—Esta bien.

Me levanto y camino hacia él. Le miro nuevamente, esta vez, evita mirarme a los ojos. Su rostro se ha tornado rojo.

—Hall·Tr a su servicio— digo al momento que avanzo para salir de la puerta.

Doy un par de pasos y un estruendo se hace presente detrás mio. A volver la mirada, el chico se encuentra en el suelo. Rápidamente regreso para mirarlo.

—¡Oiga, despierte!— volteo su cuerpo para darme cuenta que está ardiendo en fiebre— ¡Demonios!

Cojo el teléfono para llamar a la línea de emergencia pero no contesta nadie.

—¡Maldita sea!— frustado de la situación subo al chico sobre mi espalda y aprisa corro por las calles.

El hospital más cercano está a 15 minutos. No hay taxis en la zona por lo que es la única opción. El aliento se corta y empiezan a dolerme las piernas pero no puedo dejar que nada le pase. Cualquier fiebre puede ser mortal para alguien como él. Le miro de reojo por en encima del hombro. Jadea constantemente y le cuesta respirar.

—¡Resista, por favor, ya estamos cerca!— digo con voz potente para que pueda escucharme— Todo estará bien, no dejaré que nada le pase, lo prometo— aprieta con sus manos mi camisa y continuó corriendo.

—¡Resista, por favor, ya estamos cerca!— digo con voz potente para que pueda escucharme— Todo estará bien, no dejaré que nada le pase, lo prometo— aprieta con sus manos mi camisa y continuó corriendo

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—Rápido llevenlo a la sala de emergencia y administren una solución inyectable. ¿Tienes los datos del paciente?
—Si— le entrego a la doctora la historia clínica— Eiji Okumura. 19 años. Japones.
—¿Haz notificado a algún familiar?
—Si, ya viene en camino.
—Bien, te mantendre informado.

Me siento y miro el registro.

—Okumura Eiji… parece que no la haz tenido fácil.
—¡Ash! ¿Donde  está Ei-chan? ¿Qué paso?
—Tranquilo, sientese. El acaba de ser ingresado. Tiene fiebre, así que lo traje de inmediato. La doctora avisara en cuanto tengan su diagnóstico.
—Ei-chan…
—Ese chico… no me abrió la puerta en dos días. No se desde cuanto tenía la fiebre.
—Lo siento. Él no se encuentra bien. Yo hablaré con él.
—No es necesario. Creo que de igual manera pensará en correrme de aquí.
—¿Porque dices eso?
—Es que… le hice una broma para que me dejara entrar, y se disgustó bastante. Incluso, se desmayó del susto.
—¿Qué?
—Lo sé, fue estúpido, así que en cuento se recupere, me disculpare y pediré que me cambien.
—Supongo que no hay remedio… parece no querer ayuda de nadie.

Pasamos algunos minutos en espera de noticias hasta que lo doctora sale de la habitación.

—¿Ustedes vienen por Eiji Okumura?
—Si— responde apresurado Ibe— ¿como se encuentra?
—Tenia fiebre bastante alta, pero ya se encuentra estable. Me preocupa que ha bajado mucho de peso, necesita alimentarse bien, cada día se vuelve más débil y es importante que consuma abundantes líquidos y verduras verdes.
—¿Puedo pasar a verlo?
—Ho, el menciono que quiere hablar con Ash, ¿esta aquí?
—Soy yo— exclama confundido.
—Sigueme por favor. En cuento salga, usted puede entrar.

Miro a Ibe y me da señas para que me vaya. Caminamos por el pasillo hasta la entrada de la habitación. La doctora toca y abre la puerta.

—Eiji, Ash está aquí.

Entro en la habitación y él me mira recostado sobre esa cama.

—Los dejo para que hablen— cierra la puerta y me quedo parado evitando mirarle.
—Siéntate— señala hacía la silla a su lado.

Camino y me dejo caer lentamente.

—Oye yo… bueno. Lo siento— digo suavemente mirandolo— no se lo que se siente vivir con una enfermedad. Nopuedp imaginarlo. Solo he actuado de manera insistente ya que era la unica manera de acercarme. Supongo que después de esto querras que se haga un cambio. Esta bien, supongo que es lo mejor, lo incómodo mucho.
—No. No me incómodas— aprieta las sábanas frustado y me mira— estoy muriendo.
—Yo lo sé. Pero hay gente que se preocupa por su usted. No esta solo. Hasta yo me preocupe bastante jaja…— suelto una risita y me cayo— lo digo es que, debería dejarse ayudar. Estar solo, en mucho peor que la muerte— digo mirando al suelo.

Volteo la mirada hacia él y me sonríe.

—Gracias— pronuncia alegremente.
—¿Como dice?
—Te agradezco por ayudarme, a pesar de que te trate mal. Es solo que no quiero ser un inútil. Quiero sentirme con la libertad de hacer cualquier cosa, pero…
—¿Se ha dado cuenta que no puede hacerlo solo verdad?
—Si, así que Ash, quédate conmigo.
—No se preocupe, para eso estoy aquí. Realmente me asusto. Así que permítame ayudarlo, no quisiera verlo seguido aquí en el hospital.
—Deja hablarme de usted, me hace sentir mayor. Dime Eiji.
—Esta bien, Eiji— me levanto dispuesto a irme— por cierto, Ibe quiere verte. Así que yo esperaré afuera.
—No es necesario que te quedes, ya haz hecho bastante.
—No puedo dejarte aquí. Ésta bien.
—Gracias por todo.
—Descansa.

Salgo de la habitación y me recargo en la puerta.

—Jaja el golpe debio afectarle la cabeza jaja… ja…— me vuelvo serio y aprieto mis manos— el no quiere morir, ahora lo sé.

Coloco mis manos en la cabeza y camino para avisar al viejo.

Volteo la mirada a la habitación y sonrió.

—Supongo que así seran las cosas ahora Eiji… bien, esfuerzate.

Vuelvo la mirada y continuó mi caminar.

Hall·Tr [Wattys 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora