Hall·Tr [Wattys 2019]

Girasoles y rosas

—Hoy quiero iniciar con mi lista— le entrego a Ash la hoja completa— estoy en buenas condiciones y quiero hacer esto.

El me mira un tanto sorprendido pero sonríe confiado.

—Bien, prometí ayudarte, así que lo haré.
—Gracias Ash. Ahora dime, ¿Cual es el primer pendiente?
—Ho, dice; limpiar las jardineras. El clima se presta para esto, ¿esta bien que trabajes tanto?
—Descuida, puedo hacerlo.
—Bien, yo quitaré la hierva y hablandare la tierra. Tu elige lo que quieras plantar.
—Bien.

Me quito la camisa del uniforme y solo me quedo con la camisa negra sin mangas. El calor es insoportable, y eso que es bastante temprano. Me he cogido un sombrero y un par de guantes. La tierra se encuentra basta dura pero he logrado ablandarla.

—¡Ash, tómate un descanso!— grita Eiji desde la casa.

Dejo la herramienta y me acerco hacia la escalera para sentarme.

—Toma, debes estar cansado.
—Si, un poco— doy un largo trago al agua— por cierto, ¿ya decidiste que sembrar?
—Si, mira— me enseña una bolsa de semillas de girasol.
—¿Porque?
—Esta flor significa el amor sincero. Busque en Internet ayer. Es un amor que te sigue, así como el sol, brillante y cálido. Una flor pura.
—Se parece a ti. Esa flor.
—¿Enserio? ¿Y que flor se parece a ti?
—Nunca lo había pensado.
—Yo creo que las rosas se parecen a ti.
—¿Y porque?
—Eres alguien cuya belleza puede ser admirada por todos, pero no puedes ser tocado. Tienes espinas a tu alrededor, pero aún así, cuando te acercas, no duele.
—Eiji…
—El punto es que, no me importan tus espinas… yo las cortare, yo te tomaré y cuidaré.
—¿Porque?
—¿He?
—¿Porque vez algo tan puro en alguien como yo?— digo agachando la mira debajo del sombrero— si la espina te hace sangrar… ¿porque volver a tomarla?
—Porque la rosa solo se está defendiendo— voltea la mirada hacia mi— igual que tú. Así que quitaré esas espinas para estar a tu lado.

Sonrió y me tiro sobre el piso.

—Entonces plantemos girasoles en la mitad. Y en la otra rosas — digo sonriendo mientras se recuesta a mi lado— así podre verte siempre Ash, aún cuando estes lejos.

Me quedo ahí, contemplandolo. Su mano a escasos centímetros de la mía.

Se levanta y acomoda el sombrero.

—Bien, entonces plantemos las semillas.
—Si.

El coje las rosas y yo los girasoles.

El sol a comenzado a ser más abrumador. He comienzado a sudar. Ash se quito el sombrero y lo colocó en mi cabeza.

—No es necesario, estoy bien.
—No reniegues, no quiero que sufras de insolación.

Continuamos plantado todo hasta terminar.
Una vez hecho nos sentamos en la escalera. Estoy realmente agotado.

Me recuesto nuevamente sobre el piso y extiendo mis brazos. Ash hace lo mismo. Su cara frente a la mia. Su boca entreabierta y su respirar… es tan lindo.

—Ash— le miro sonriendo— gracias por ayudarme.
—Si…— asiente con la cabeza mientras lo veo.
—Mañana me gustaría ir a comer al parque donde fuimos juntos por primera vez, ¿que dices? Puedo preparar algo de sushi y…— volteo a mirarlo. Se ha quedado dormido.

Lo contemplo fijamente. El aire hace que se muevan sus cabellos. Sus brazos fuertes se extienden por todo el piso y su pecho se eleva lentamente.

Una pluma cae sobre su rostro y temeroso extiendo mi mano para quitarla.

Su rostro se mira tan tranquilo.

—Eiji…— pronuncian sus labios y me ruborizo.

Se gira e inesperadamente sus brazos me rodean por completo. Mi corazón se agita tanto que comienzo a creer que moriré. Giro la cabeza y su rostro esta a escasos centímetros del mío.

¿Porque me resulta tan atractivo? ¿Porque hace vibrar mi corazón? ¿Es que acaso he comenzado a mirarte de otra manera? Realmente no lo sé. Pero no quiero que este momento termine.

Al abrir los ojos lo primero que veo es el rostro de Eiji. Me sorprendo al punto de casi querer gritar pero me contengo para no despertarlo.
Con cuidado me retiro de su lado. Me levanto y tomo un cojin para poner su cabeza sobre éste.
Duerme de la manera más pacífica. Miro la hora, el sol casi se ha puesto. Comienzo a guardar la herramienta y camino hacía él.

Me pongo de cuclillas y doy toquecitos a sus mejillas.

—Eiji, Eiji, despierta. Te enfermeras si te quedas aq…

Cuando me doy cuenta, sus brazos estan rodeandome. Aun se encuentra dormido y se a prensado a mi. Pongo mis manos contra el piso para no caer encima suyo.

—No… no te vayas.