5-

106 16 19
                                    

Andy Biersack, veinte años

-M-más. -Gemía la chica bajo mi cuerpo.-

Con fuerza aumente mis embestidas logrando que la chica comenzará a lloriquear de placer, un par de embestidas más y ambos llegamos al bendito orgasmo.

Sin cuidado alguno salí del cuerpo de la castaña mujer, retire el condón y lo coloque sobre el piso. La bella mujer con la que me acosté hoy recostó su cabeza sobre mi pecho, mientras me abrazaba con fuerza, como sino quisiera  soltarme nunca. 

Aquello siempre era una maldita molestia, detestaba que me abrazaran como si fuésemos algo más.

-Fue asombroso.

-Lo se querida, el sexo conmigo siempre es mejor que con cualquier otra persona.

Sentí como la chica se removía un poco, quedando encima de mi, sus piernas a cada lado de mis caderas, dejándome ver su cuerpo desnudo. Esas bellas curvas, sus pechos y puff el paraíso que había más abajo de su ombligo.

Coloque mis manos sobre sus muslos subiendo lentamente hasta su cintura, acercándola lo suficiente a mí cuerpo, escuche como gemía débilmente.

-¿Quieres más? -Susurre sobre sus labios.-

-Dicen que haces gemir a cualquiera. -Bajo sus labios hacia mi cuello. -Demuéstramelo.


💙


Eran las siete de la mañana cuando mi alarma comenzó a sonar, con fastidio levante mi mano para poder apagarla y seguir durmiendo como un bebé, pero eso no iba a ser posible. Hoy era el ultimo día de vacaciones, lo cual indicaba que al día siguiente comenzaban las clases en la universidad y se supone tengo que estar despierto desde temprano para poder llegar a tiempo a la primera clase, aunque bueno, hoy no hay gran cosas pero de todas formas debo estar ya despierto. 

Con todo el pesar del mundo me levanté de mi preciada cama, busque algo de ropa limpia y camine hacia el baño que había en mi habitación.

Este ya era mi segundo año en la universidad y ese tiempo lo había aprovechado al máximo.

Más que nada teniendo sexo con cualquier alumna que quisiera algo de diversión. Desde hace tiempo, el tener sexo se había convertido en mi hobby favorito y el de ellas también. Estuve bajo la regadera unos quince o veinte minutos, cuando termine de bañarme tome una toalla y la enrede sobre mi cadera, estaba a punto de comenzar a vestirme cuando alguien toco la puerta, seguido de un grito. 

-¡Biersack!

Todavía no comenzaban las malditas clases y el director ya venia a joderme la vida. Aun con la toalla enredada a mi cadera, fui y abrí la puerta. El hombre iba vestido con un traje negro, y corbata del mismo color, su semblante era serio. Más si se trataba de tener que verme a mi.

-Director, que alegría verlo.

-No se haga el amable. -Acomodo mejor su traje. -Andrew, como sabrá hoy llegan varios alumnos nuevos. -Asentí. -Y quiero que sea usted quien los reciba y le muestre la escuela. -Me miro serio. -Pero sobre todo, quiero que le preste total atención a uno de ellos.

-¿Y yo porque? -Fruncí el ceño. -Hay más estudiantes, no se, por ejemplo Lynn Gun, o algún otro tarado.

-Respete. -Me regaño. -Y es verdad, tengo más alumnos para que hagan lo que le estoy pidiendo, pero quiero que lo haga usted.

-Ese tipo de cosas siempre las hacen los mataditos de las clases, no alguien como yo. -Argumente.-

-Andrew, no le estoy pidiendo que haga algo más, además, mis alumnos estrellas están más ocupados, y como usted lo dijo, alguien como usted tiene mucho tiempo libre.

H O M O F O B I A -Kandy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora