Buenos días Sra. Hamilton- la miro y le sonrío, era mi profesora favorita, me ha ayudado mucho.
-¿Cómo le va señorita Collins? – me dice agradable, tomo mi lugar en el último asiento junto a la ventana. El sol brilla fuerte en mi cara. La señora Hamilton empieza a llamar lista.
-Johnson…
Morgan…
Stevens…
Tisdale…
Olsen…
Smith…
Bloom…
Williams…
Collins… -levanto mi mano, aunque sé que ya me había puesto asistencia, no era necesario el gasto de energía.
Schwart…
Jefferson…
Bieber…-levanta la vista. Me sorprendo, ¿había alguien en esta clase con ese apellido? ¿O es quien creo que es?- ¿Bieber?... ¿alguien lo conoce?, es nuevo en la clase. Varios miran a los lados, yo no sabía qué hacer. Sí quedarme callada o decir que no lo conocía. Pero él es un ángel, ellos no estudian.- Señorita Collins –la miro, asustada- Me dijeron que usted era amiga de la infancia de él, ¿es eso cierto?- ya no había de otra.
-Sí señora -¿Qué me invento? ¡Dios!- está enfermo, por eso no pudo venir hoy -¿qué clase de escusa es esa, boba?, me regaña mi subconsciente. –Mala chica- su voz se escucha en mi oído. ¡Por Dios! Era cierto, no se separaría de mí en ningún momento. Me exalto y salto levemente en mi asiento.
-¿Se encuentra bien señorita Collins? – me mira por entre sus anteojos.
-Sí señora, perdone.
-Peterson…
Reagan…
Abrams…
Davis…
McFarland…
Jefferson Miller…
Foster…
Y Lewis.
Muy bien, abran sus libros de texto en la página 89. Veremos la anatomía topográfica hoy.
Las clases avanzan rápidamente, cada una de hora y media y son tres clases por día.
Me gustaba esta rama y esta universidad, tal vez era lo único que me gustaba de mi insignificante vida. Camino hacía el departamento, no he sentido a Justin desde la primera hora, me estuvo molestando todo el tiempo; me gane varios regaños de la profesora Hamilton.
Apareció a mi lado, y no me asuste. Creo que si esto iba enserio podría acostumbrarme, su compañía de cierta manera me alegra.
-¿Quiero preguntarte algo? –Dijo- es solo para ver si estoy en lo correcto.
-¿Qué cosa?- lo mire, fijo, era hermoso, perfecto.
-¿Por qué te intentaste suicidar antes?
-Simplemente, últimamente he tenido ganas de morir.
-¿Te sientes suicida?
- Ósea, es como que, si algo me sucediera, no le daría mucha importancia. - no me siento orgullosa hablando de esto.
-Explícate, por favor.
-No creo que tenga el valor de ir…y suicidarme –paramos en el semáforo, esperando a que cambiara, una espera larga, para mí- pero si estoy cruzando una calle y un auto se aproxima a mí, creo que no trataría de correrme.
-Vamos a cambiar eso –me miro, y…quizá, me gusto la forma en la que lo hace.
-¿Cómo? –avanzamos una vez que él semáforo cambio.
-Vamos a darte una razón para que quieras estar viva.
-¿Cómo se hace eso?, he escuchado que solo se puede con un hijo, y yo hijos no quiero tener.
-Existen otros métodos.
-¿Cómo cuáles?
-Personas…-me dijo- un amor de relación. –cogió mi mano, y ¡hay esta! Esa chispa que solía tener cuando Matty me tocaba antes de irse el desgraciado. No sé, tal vez Justin llame mi atención, pero es un ángel una clase de espíritu, eso no puede pasar.