De repente me siento liviana y de un momento a otro, estoy en el suelo, mareada y con el corazón en la boca. Abro los ojos y una luz cegadora me hace cerrarlos de nuevo, y me hizo recordar la vez que vi a Justin en mi sueño, ese sueño que cambio mi vida por completo. Vuelvo a abrir los ojos y veo unas piernas con unas sandalias de tira en el dedo, unos vaqueros azul oscuro; levanto mi mirada y Ryan está mirándome, extendiéndome una mano para ayudarme a levantar. La tomo con miedo y me lleva casi arrastras debajo de un árbol, un inmenso pino piñonero y me hizo sentar bruscamente en el verde y fresco prado.
— ¿Qué quieres? —murmuré. El miedo me está carcomiendo los huesos.
—Tengo que llevarme a Justin—dijo…serio; su tono era tan seco e hiriente. Sentí un nudo en la garganta y mi corazón se aceleró a mil por hora, los oídos se me taparon y palpitaron del horror.
— ¡No puedes hacerlo! —grite agachando mi cabeza, las lágrimas caían cuando llegaban a mis pómulos, resbalaban en mi muslo y se difundían. No quiero que me separen de él ¡NO!
Ryan se acercó a mí y se hinco a mi altura, poniendo dos dedos en mi barbilla y levantado mi cabeza. Justin por favor ven…por favor. Te necesito.
—Hey—sus bellos y profundos ojos azules me miraron— no llores _________.
—Entonces no me separes de él—más lágrimas salieron de mis ojos. El pensar en que hecho de que Justin se ira y de que no podré recordarlo, que me tendré que olvidar de él, me espanta y me hiere en lo más profundo de mi ser.
—Para que eso no suceda…tienes que sentir lo mismo que el siente.
— ¿Cómo voy a saberlo sí me tienes acá y no con él? —Estaba tan enfocada en esto que no le puse atención en el lugar en el que estábamos. Es una pradera llena de pinos piñoneros, un prado por algunas margaritas y montañas de fondo. Era un paisaje precioso.
—Tienes que decirme lo que sientes por él antes de que te deje ir.
—Hagamos un trato—esbocé bajo mientras me levantaba. Ryan frunció el ceño— veo que no te gustan los tratos.
—No son algo que me llame la atención, pero habla y lo pensaré.
—Dame una sola noche.
— ¿Qué? —levanto una ceja y entrecerró los ojos.
—Dame una sola noche…—comencé. Tengo listo un plan y espero que funcione—, para poder aclarar mis sentimientos y poder ver exactamente que siento. Solo una noche— levante mi dedo índice frente a su cara, el sonrío y lo aparto rápidamente.
—Sino…
—Si no puedes…tú sabes.
¡Por Dios!, ¿Por qué es tan difícil esto? ¿Por qué?
Se quedó callado, procesando mi propuesta. Me mira fijo a los ojos y sabe que lo que digo es verdad.
—Solo una noche.
— ¡Gracias! —Lo abrazo. ¿Qué tan maravillosos y perfectos pueden ser los ángeles? Enrede mis brazos alrededor de sus costillas y él me abraza casi por el cuello. Cierro los ojos y me siento liviana de nuevo. Percibo la superficie de madera en baldosa de mi apartamento, siento un cuerpo distinto reemplazando al de Ryan en nuestro abrazo; siento su aroma y me aferro más a él. ¡Jesús!, se siente tan bien poder tenerlo a mi lado. Amo esto.
Justin se separa de mí y me agarra por los hombros, yo pongo mis manos en sus antebrazos.
— ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?
—Estoy bien. ¿Qué hora es?
—Las diez con quince.
—No tenemos mucho tiempo—lo abracé de nuevo.
— ¿Tiempo para qué?
Me separe de él, cosa que odio, pero estoy decidida.
—Justin…— ¿Estoy lista para esto? Claro que lo estás. Me reprendió mi subconsciente, palmoteando un pie en el suelo y sus brazos cruzados. —, tengo solo una noche para aclarar este enredo de sentimientos y emociones…sino te…— ¿Por qué me duele tanto decir esto? ¡Por qué lo amas estúpida!, me grito mi subconsciente de nuevo. ¿Lo amo? —, tendrás que ir.
— ¿Y qué quieres que haga? Recuerda que tus deseos son órdenes.
—Justin…—suspire. Aquí voy—, quiero que hagamos el amor.