—Despierta ___________. — sacude ligeramente mi hombro, entierro mi cara más en la almohada, sintiéndome ligera de nuevo. — Despierta o tendré que torturarte.
¿Torturarme? ¿Cómo?
— ¿Cómo me torturaras? — Levante un poco mi cabeza, viéndolo con mi ojo derecho, parado a mi lado. Tan bello. Tan perfecto. Sonriéndome y mirándole divertido.
—No te lo diré. Será una sorpresa. —Me señaló, dominante y desafiador. — Levántate — se mueve fuera de mi vista.
—No quiero Justin.
No basto con decir nada más cuando salta rápidamente a mi cama, me enredo entre el cobertizo de la cama, dejándome boca abajo, sin poder moverme y sus manos atacan mi torso, por debajo de mis costillas, y por mi diafragma, por todo mi vientre y mi vientre bajo, por mi cadera y las curvas de mi torso. Era un dolor tan delicioso. No podía dejar de reí, el dolor se expandía por mi garganta, hacía mi estómago y mis costillas. El agarré del cobertizo me puso histérica, me sentía encerrada y atada al borde de la locura.
— ¡Para Justin! — trate de controlar mi risa, entre jadeos exagerados.
—Eso te ganas por no hacerme caso. —sigue haciéndome cosquillas. ¡DIOS HAS QUE DE DETENGA!
— ¡Hablo enserio, detente ahora! — le grito. Él se detiene de inmediato, alejándose de mí, con una línea fuerte y seria en sus labios— Záfame de esto —lucho ante el estúpido y duro cobertizo. ¡NO SOPORTO ESTÁR ATRAPADA!
Me quedo quieta cuando veo que se dirige hacia mí. Sus manos estiran el cobertizo, tan fuerte que quedo casi al borde de la cama, justo por caer, rápidamente me coge de la cintura y me arrastra de nuevo al centro la mi cama. ¡Jesús! Todo con él es tan…fuera de lo común.
—Perdóname—dice — Quiero hablar contigo— se da cuenta de que su mano sigue en mi cintura y la retira rápido—Cuando estés lista te espero en el Living.
Harry aparece en mi mente. Mi hermano, mi querido hermano ¿Dónde estás?
—Ah, y Harry…—continua— está en el hospital— ¿QUÉ? —Pero no te alarmes, está hablando con los doctores jefes y los directivos del hospital para lo de su trabajo.
— ¡No me vuelvas a asustar así! — me levanto rápido de la cama, noto que estoy con mi pijama. ¿Él me la puso?, lo miro y doy un paso rápido hacia a él, él ríe y sale corriendo a living. Quien viera a Justin diría que es alguien común y corriente, otro de los muchos, pero no, él no es así, es el un ángel y es solo mío.
— ¿De qué quieres hablar? — me siento en uno de los taburetes de la cocina, comiendo una carne asada con papas fritas que Justin preparó.
—Quería disculparme.
— ¿Por qué?
—Por dejarte con ese hijo de…—cierra sus ojos fuerte, se arrugan, dos segundos después les relaja y me mira. ¡Dios! Sus ojos cambiaron de color; sus pupilas están negras, muy negras. No me gusta para nada. — Con Mckibben.
—Aunque casi me…como sea, no quiero hablar de eso.
—Yo sentí que me llamabas y mi transparencia ya no sirve…y mis alas, no las ves, pero las tengo, no están. — rodea su cuerpo con sus brazos, tocando sus omoplatos.
— ¿Y sabes por qué?
—Ryan me dijo, que a medida que tome forma mortal mis poderes iban debilitándose.
— ¿Entonces ya no serás ángel sino humano?
—No, seguiré siendo ángel, tendré el poder de sentirte y protegerte, pero no poder ocultarme por mucho tiempo, yo diría que un mes por mucho.
Recuerdo a la señora Hamilton llamando lista en mi muy innecesaria clase de Anatomía. Ella llamo a Justin. ¿Tendrá que estar en cada parte en la que yo este?
—La señorita Hamilton te llamo en mi clase de anatomía. ¿Puedes explicarme eso? —Corto un gran pedazo de carne y lo pico con el tenedor, lo llevo a mi boca y mastico esperando su respuesta.
—Tendré que estar en cada parte en la que estés ya que no podre esconderme por tanto tiempo.
— ¿Ósea que estarás en todas mis clases?
Esto no es para nada bueno. Privacidad, te extrañaré.
El asiente metiendo tres papas fritas a su boca. Sus labios quedan un poco untados de salsa y cuanto me gustaría poder quitárselo…y no específicamente con una servilleta.
—Iré un momento al balcón. —me levanto de la silla y lo miro. Sé que quiere decirme algo, pero no inmuta ni una palabra— ¿Qué anda mal?