-____________ -alguien susurra, pero no es Justin, él no está aquí desde hace diez minutos, lo sé, he contado el tiempo de su inasistencia, de repente que me sentí sola. Me asusta, más de lo normal- tú me conoces…no tienes que asustarte, tal vez no te haga daño.
¡Qué!
--¿Justin? –esto sí que me está espantando- estoy asustada. No es nada gracioso.
-Justin no está aquí- sentí en susurro en mi hombro, me levante de golpe de la cama y encendí la luz- no tienes que correr, te atraparé de todas maneras.
-¿Quién eres? –dije con un hilo de voz.
-Yo era parte de ti –lo sentí a mi lado. Voltee y su figura se hizo clara-… antes.
Era alto y extremadamente blanco, con sus mejillas un poco rosadas, un color salmón, de perfil era lindo, no tanto como Justin, pero lo era. Era rubio de ojos azules. Me miro y me sonrío, no con la típica sonrisa de “Hola, ¿quieres ser mi amiga?”, sino era más esa sonrisa de “Si no corres, tengo toda las posibilidades de comerte aquí mismo”. Me asuste. ¿Dónde demonios esta Justin?
-¡Ey! Preciosa –se puso frente mío- a ellos no los menciones acá- ¿Quiénes? ¿A los demonios?, ahora resulta que también puede saber lo que pienso. ¡GENIAL! – Le dije a Justin que nos dejará solos un momento. –me miro…malicioso- Por cierto…tienes un cuerpo espectacular, hace mucho no lo veía.
Hay lo supe todo… o eso creía.
-¿Ryan? – lo mire, asustada, por algún motivo, él no me hace sentir…bien.
-¿Justin te ha hablado de mí?
-Algo así –tenía un par de cosas por aclararle- ¿Por qué me dejaste?
-Por no ser obediente, cariño
-Pudiste enseñarme a hacerlo…cariño –lo imito y me burlo de él, creo que es lo mejor que puede hacer, no creo que pueda lastimar a un ángel, terminaría perdiendo yo. El rio. Qué hermosa sonrisa.
-Eso tú ya lo sabías, solo te dejaste guiar por el estúpido de al lado –entonces eso que se ve sí es verdad, eso que aparecen en las caricaturas. Esas pequeñas criaturas que aparecen en tu hombro y una te dice que hacer lo malo está bien y la otra te dice que debe hacer lo correcto. Siempre he pensado que esa es la cosa más estúpida de todas las cosas, pero me doy cuenta que ahora no lo son.-Fue tu culpa.
-Ese de “al lado”… ¿Tiene nombre?
-No vine a hablar de eso. –me dio la vuelta y fue a la cocina, yo lo seguí, casi como una sombra; sombra que él no tenía. ¿Justin tampoco tenía? No me he dado cuenta de eso- Vengo a hablar de las reglas que tienes que tener con Justin.
-¿Reglas? ¿Hay reglas?
-Él ahora está en forma humana, y eso tiene reglas, él ya tiene claras las suyas, me falta aclararte las tuyas.
-Y… ¿Cuáles son? –estoy intrigada de cierta manera. Me siento en una silla frente a él. Era muy lindo, obvio no tanto como Justin, pero lo era.
-Sí, lo sé. Justin siempre ha sido más guapo que yo –me ruborice, el color carmesí no me queda para nada bien- Comencemos.
-Muy bien.
-Él tiene la capacidad de sacarte de apuros, o de situaciones no muy favorables, situaciones de peligro o que atenten con tu vida…más no te puede salvar de todo.
-No te logro entender.
-A ver. Sí por ejemplo vas caminando y te encuentras con la personas que más odias en toda la vida, y sientes esas ganas de hacerle daño, ganas de matarla, no le puedes pedir a él que le haga daño, ya que él está aquí para única y exclusivamente protegerte. –tomo un trago de jugo de naranja- ¿Me entiendes ahora?
-Sí, eso creo.
-Y la otra…- me miro serio, ya me asuste de nuevo- no te puedes enamorar de él.
-¿Qué?
-Es algo tan simple como eso. Sí te enamoras de Justin, mueres tú o muere él.
Y solo por este momento, deseaba morir yo.