Mr. Wick [Terminada]

Promesa de Sangre.

"Dicen que: "ojos que no ven corazón que no siente", el dicho se equivoca porque aunque te tengo lejos, mi corazón siente lo que no siente con nadie más."

- Winston, Necesito de tu ayuda.

-¿Para qué soy bueno Jonathan?- me preguntó mientras cerraba un gran libro.

- Necesito hablar con Dastan.

- ¿Dastan? ¿Regresó?- dijo con los ojos abiertos del asombro.

-Si y tiene a Penny, además tiene una ficha.

- Reglas son reglas Jonathan.

- Lo sé, por eso necesito hablar con el, saber que es lo que necesita, recuperar a mi mujer y salirme de este mundo de una vez por todas.

- Para eso... Tendrá que volver "El hombre de la bolsa"- dijo y bufé.

- Solo, contáctame con el.
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Creemos que sabemos quiénes somos pero no es así, no hasta que nos ocurre algo malo y es entonces cuando nos damos cuenta de que no somos ni tan fuertes, ni tan inteligentes, nos damos cuenta de que cometemos errores. Pero no dejaré que afecten a Helen, ella vivirá libre de todo esto, así se me acabé la vida en el intento.

- Hoy saldremos a reunirnos con alguien, - Dastan, entró de un golpe a mi habitación- así que ponte de lo más linda.

- No soy una decoración más- dije y resople.

- Hazlo - ordenó y me entregó una caja verde.

Dastan salió de la habitación y asenté la caja para poder ver qué había en su interior.

Dentro se encontraba un vestido azul marino, con un escote en V y una abertura en la falsa, del lado derecho que puesto dejaba expuesto hasta el muslo. Resople de nuevo al tener que obligarme a ponerme aquel vestido.

Dejé mi larga cabellera negra se ondulara. Y me dispuse a bajar dónde se encontraba Dastan.

- Eres una chica bonita con sonrisa bonita y cuerpo bonito.- dijo Dastan sin quitar la mirada de mi cuerpo.

- ¿Dónde iremos?- pregunté sin ganas de nada.

- Iremos a ver a una persona conocida que le agradará nuestra presencia. - lo miré confundida y el río.

- No conozco a nadie en este mundo más que a Carlo, a John y lamentablemente a tí.

- Exacto - contesto y me dejó aún más confundida que al principio.

Dastan llamo a su hombre de confianza y me colocó un antifaz en los ojos impidiendo que viera donde estábamos y a dónde nos dirigíamos. Cuando menos lo esperaba ya estaba dentro de una camioneta, solo sentí el automóvil moverse y nosotros dentro de ella.

- ¿Dónde estoy?- dije cuando me habían hecho sentarme en una silla y sentí el cuerpo de Dastan a mi lado y su mano reposando en mi muslo descubierto.

- Quítale eso- ordenó.

Tuve que parpadear varías veces para poder acoplar mi vista nuevamente a la luz blanca que iluminaba aquel lugar.