Mr. Wick [Terminada]

Estrella Mía.

"Una vez le dije: No te preocupes, si Algo malo pasa, yo te buscaré. Siempre te buscaré"

— Quédate aquí Estrella ¡Por favor!— llevé a Helen a una cabaña cerca que tenía escondida Carlo.

No estaba muy lejos de la casa principal pero ahí estaría segura en lo que ayudaba a Penny y regresabamos con ella.

— No...no me dejes...tengo miedo — Helen comenzó a llorar.

— Max estará contigo — le dije y Max ladro al escuchar su nombre.

— Papá...se que mamá está en problemas y tú también...escuché al abuelo Carlo, no me DEJES. — Lloró aún más.

¿En qué momento había crecido tanto?, ¿Cómo podía negarle la situación?.

— Mamá está en problemas, es cierto pero yo la traeré de vuelta y podremos estar juntos de nuevo ¿Confías en mí? — pregunté.

— Si, Papi. — asintió y limpió sus lágrimas.

— Quédate aquí— bese su frente y me dispuse a ir en busca de Penny.

No sin antes voltear y ver a Helen sentada en el suelo acariciando el lomo de max.

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— Vale — contesté y Mary fue en dirección contraria a la mía.

Llegué con los dos hombres que vigilaban la puerta y empuñe la daga dorada, la luz se reflejó en el filo haciendo que uno de los hombres notará el resplandor y volteara.

Sacó su cuchillo y tomo posición de pelea. Tiró un golpe al aire y logró clavar su cuchillo debajo de mi clavícula.

El dolor emoción que tenía, era más fuerte que el dolor físico. Golpeé su muñeca haciéndolo soltar el cuchillo que se había quedado en mi piel. Lo saque de un jalón haciendo que abriera más la herida.

De un movimiento se lo clavé en  muslo y el hombre se encorvo de dolor. Agarré mi daga y se clavé en el cuello evitando que gritara y dándome tiempo de recuperarme antes de atacar al otro hombre.

Respiré varias veces para poder recuperarme. Mover el brazo derecho hacia que la herida bajo mi clavícula ardiera, haciéndome sentir un piquete intenso en la zona.

De puntitas me coloqué detrás del hombre que estaba más preocupado de quién podría aparecer delante de él que me fue fácil acercarme.

— ¿Dónde están las llaves?— pregunté colocando mi daga en su cuello al notar que la puerta tenía seguro.